Félix Madero, EL CORREO, 30/6/11
Si lo dice el presidente será verdad. ¿O no?, que diría su oponente Rajoy. Según él no hay un cambio de rumbo, hay circunstancias diferentes. No descubre la pólvora, desde luego. Hasta el menos enterado sabe que hay dos momentos, el de antes y el de después de la crisis. Como casi siempre el presidente se queda en la mitad, retuerce las palabras para que su tesis salga adelante. Siempre corta el recorrido a los pensamientos y hace que nos quedemos con la idea de que solo hay uno. Bien, hay dos circunstancias pero, ¿qué pasa cuando son distintas? ¿Qué, cuando la última te llega sin esperarlo, sin estar preparado? ¿Qué, cuando las circunstancias te obligan a cercenar tus compromisos, a olvidarte del programa que te llevó al poder, a protagonizar el mayor recorte social conocido? Asisto atónito a argumentos tan escasos. Yo sí creo que hay dos Zapateros, algo que el interesado puede que ignore. Ocurre que uno es lo que otros perciben. Hace falta cierta distancia de uno mismo para decir que no hay dos ZP. La cuestión es que las versiones del presidente no son excluyentes, se complementan con devoción bajo un denominador común: el poder.
Desdoblemos al político como él desdobla la realidad. Primero conocimos al del talante y el que se encontró una España plena en la que el trabajo no faltaba y las cementeras y grúas no cesaban de trabajar. Luego vino la crisis, y con ella las dudas, y con las dudas los desmentidos -¿Crisis, qué crisis?-, y con los desmentidos las exageraciones -estamos en la Champions Ligue-, y con las exageraciones la rectificación, y con la rectificación el cambio. Y el desastre de los cinco millones de parados.Todo esto que agotaría a cualquiera no ha podido con Zapatero. Por eso me pregunto cómo ha hecho para resistir todo eso. Y entonces me respondo que sí, que tiene razón, hay solo un Zapatero porque solo hay una idea en su cabeza: el poder. En él y en cualquiera que se dedique a esto. Qué otra cosa, a falta de concretar un programa, tiene Rajoy en la cabeza.
Ahora que se va diré que Zapatero perdió una oportunidad que le hubiera hecho fuerte y fiable. Mirarnos a los ojos y decirnos que él no había ganado unas elecciones para hacer lo que ha hecho y le han dicho fuera que haga. Que se iba, que lo dejaba, que dimitía. Podía haberlo hecho y aquí paz y después gloria. Podía irse y volverse a presentar. Y habría ganado. Pero para eso hacía falta algo de riesgo y una valentía que en ese trance le faltó. En esta fase de adioses y quiebros de voz emocionados diré algo que siempre le agradeceré. su forma educada, incluso en la dureza, de tratar al adversario. Que no haya hecho del insulto una herramienta es de agradecer en esta España a la que le escuece el aire que respira. Conste en acta.
Félix Madero, EL CORREO, 30/6/11