Xabier Agirre tiene desde ayer un poco más cara su pretensión de repetir cuatro años más como diputado general alavés.
Esa es la principal consecuencia política que arroja la constitución de las Juntas Generales de Álava y las votaciones, una de ellas envuelta en polémica, para elegir su Mesa, en que EB hizo valer al máximo el peso político de sus dos junteras. De ambas depende que el peneuvista Agirre o el popular Javier de Andrés, ganador de los comicios, se sienten en el sillón foral.
EB permitió ayer con sus dos votos en blanco la reelección de Juan Antonio Zárate (Vitoria, 1943), del PP, al frente del Legislativo foral, puesto por el que también pugnaba el peneuvista Pedro Elosegi. Las cinco formaciones de la Cámara coincidieron -casi lo único en que lo hicieron- en que la negociación sobre la Mesa es del todo independiente de la investidura de diputado general. Pero nadie duda de que EB le ha lanzado un aviso a navegantes a Agirre: para nada puede dar por sentado que sus dos representantes le van a apoyar. Y menos si negocia como, según distintas fuentes, lo ha hecho. Su juntera Nerea Gálvez reiteró que, en estos momentos, sigue optando a ser diputada general. EB no votará en ningún caso a De Andrés, pero le bastaría apoyarse a sí misma, si finalmente registra su candidatura, o, como ayer, votar en blanco para dejar fuera a Agirre.
La polémica, con aires de sainete, llegó a raíz de la segunda votación, la de las dos vicepresidencias. El PSE, cuarta fuerza en las urnas, se hizo con la primera de ellas, mientras que el PNV se quedaba con la segunda, el mismo puesto que obtuvo en los comicios. La socialista Eva Jiménez logró en la votación en urna 26 papeletas, una más que la suma de las de su partido y el PP; Elosegi, aspirante de nuevo tras no lograr la presidencia, 25, también una más que las del PNV y Bildu. La lógica política apuntaba a que EB había dividido sus dos votos.
Justo después, la formación de izquierdas se hacía con la primera secretaría respaldada por PP y PSE, un apoyo que solo tiene sentido en el marco de algún tipo de compromiso. Bildu quedaba relegada a la segunda.
La sorpresa saltó cuando Gálvez sostuvo en una rueda de prensa posterior que ella y su compañera habían votado a Elosegi y que no tenían ningún acuerdo con nadie. ¿De quién era entonces el voto de más de Jiménez? Hasta ocho veces mantuvo públicamente Gálvez y varias más en privado que sus dos votos habían ido al PNV, bajo el principio de que todos estuvieran en la Mesa.
Nada más escucharla, el portavoz peneuvista, Ramiro González, aseguraba que tanto sus 13 procuradores como los 11 de Bildu habían apoyado a Elosegi. Y si EB mantenía lo dicho debía «haber necesariamente un error en el recuento». González anunció que de inmediato iba a pedir su repetición. Esa posibilidad no existe en el Reglamento del Legislativo foral. El letrado director de la Cámara, Enrique Chávarri, aclaró después que él mismo y otras cuatro personas recontaron cuatro veces las papeletas de las tres votaciones con idénticos resultados. «Lo que está proclamado está proclamado», solemnizó. Los votos, secretos, se destruyeron nada más revisado el recuento.
Para que el enredo fuese mayor, la socialista Cristina González, quien se estrenaba como portavoz de su grupo en sustitución de Txarli Prieto, aseveraba que, junto al PP, habían cerrado en la misma mañana de ayer con EB un acuerdo para que esta formación dejase paso a los socialistas a la vicepresidencia a cambio del apoyo de aquellos para una secretaría. «Lo desmiento absolutamente. Yo no he llegado a ningún acuerdo», le replicaba Gálvez, insistiendo en que las cinco formaciones lo que habían hecho es «trabajar para garantizar» la presencia de todas ellas en la Mesa.
Todos los concernidos respondían a la incredulidad de los periodistas diciendo que preguntasen a los demás por lo que habían hecho, mientras se mantenían en sus trece. Y representantes del PNV y la coalición soberanista repetían a quien quisiese oírles que sus tres rivales habían pactado.
El hecho, según fuentes implicadas en la negociación, es que EB se dirigió a PP y PSE tras topar con un muro en su negociación con los peneuvistas. Sus intenciones, desde el principio, eran garantizarse un puesto en una Mesa con presencia de todos los partidos y el préstamo temporal de un juntero para poder formar grupo propio. Pero quedando siempre con las manos libres y sin cerrar un acuerdo formal. A cambio, dejaba paso libre a Zárate, pero se reservaba el sentido de su voto para las vicepresidencias. Y el compromiso -que no acuerdo, según dichas fuentes- cuajó.
Horas después del pleno, el PSE anunciaba en un comunicado el préstamo temporal de uno de sus junteros a EB.
Composición
– Presidencia. Juan Antonio Zárate, del PP, es reelegido con los 25 votos de su grupo y del PSE, frente a los 24 de Pedro Elosegi, apoyado por su partido, el PNV, y por Bildu. Dos votos de EB en blanco.
– Vicepresidencias. La socialista Eva Jiménez obtiene la primera, con 26 votos. Pedro Elosegi se hace con la segunda, con 25. Esta es la votación de la polémica.
– Secretarías Mertxe Etxezarreta, de EB, logra 27 votos (PP, PSE y EB) para la primera. Y Elena López de Lacalle, de Bildu, ocupa la segunda con 24 votos del PNV y de su propio grupo.
EL PAÍS, 16/6/2011