EL CORREO 29/03/13
· El PNV remarca su perfil nacionalista más moderado de cara a un Aberri Eguna en el que Sortu llamará a construir Euskal Herria.
El PNV presentó ayer de forma oficial el Aberri Eguna que celebrará este próximo domingo en Bilbao. Lo hizo en San Sebastián, para evitar que todo lo que rodea a uno de los días más importantes del partido tuviese demasiado acento ‘bizkaitarra’, ya que los dos dirigentes que intervendrán en la Plaza Nueva serán el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente del Euzkadi buru batzar, Andoni Ortuzar. En los últimos años, el acto de presentación también se realizaba en la capital vizcaína y solía correr a cargo del máximo responsable del Bizkai buru batzar, que desde hace unas semanas es Itxaso Atutxa. Para evitar una excesiva concentración territorial y repartir juego, ayer tomó la palabra Joseba Egibar en el Boulevard donostiarra.
Y lo hizo para advertir de que, «más allá de la ausencia de violencia», la paz requiere de un «principio ético» que todavía no se ha «consolidado» a «lo largo y ancho de la sociedad vasca». Parece que la paz «es un escenario cuasiconsolidado» en Euskadi, pero «no es así», remarcó.
Rodeado de alguno de sus principales colaboradores y de la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria –natural de Villabona, localidad de la que fue alcaldesa–, el presidente del Gipuzku buru batzar recordó que «no hay ninguna causa política ni razón de Estado anterior o superior a la dignidad humana, la persona y sus derechos». Un concepto que todas las formaciones con representación en la Cámara de Vitoria «dicen aceptar» y que constituye «un deber y una obligación» que las instituciones y los partidos no pueden «transferir a terceros».
Egibar no se refirió a nadie en concreto. Pero al igual que en el manifiesto difundido el miércoles, que sirve de sustento ideológico para el Aberri, se censuraba a quienes permanecen «embelesados por ensoñaciones revolucionarias caribeñas» y a los que tratan de imponer un «modelo totalitario», los destinatarios del mensaje ayer eran los integrantes de la izquierda abertzale.
Aunque el objetivo declarado del PNV y del propio Gobierno vasco es la situación económica y la aprobación de los Presupuestos, una meta cada día más lejana y que sólo puede alcanzar con la ayuda del PSE, dado que una alianza con EH Bildu ya se da por descartada, los jeltzales tampoco quieren perder terreno en el campo soberanista. Su estrategia es la de contraponer su proyecto, que sostienen inspirado en el «humanismo europeo», frente al de la izquierda abertzale, que, para los jeltzales, aún tiene que hacer un largo recorrido para separarse definitivamente de la violencia de ETA.
Unas discrepancias que se hicieron más visibles el martes, cuando la banda emitió un comunicado en el que habló de posibles «consecuencias negativas» después de que varios de sus dirigentes –entre ellos, ‘Josu Ternera’– fuesen expulsados de Noruega a principios de año tras rechazar el Gobierno español sentarse a negociar. Mientras la izquierda abertzale reprochó el inmovilismo de Madrid y París, tanto Urkullu como Ortuzar censuraron con dureza a la organización armada, que, además, había reprochado el seguidismo que, a su juicio, hace la formación jeltzale del Ejecutivo español en esta materia.
Una fractura existente entre las fuerzas abertzales a la que Egibar intentó restar trascendencia al asegurar que hay otra «división previa» entre los partidos que celebran el Aberri y los que no lo hacen, en alusión al PSE y al PP. Además, el líder del PNV guipuzcoano –uno de los representantes del ala más soberanista de su partido y enfrentado de forma encarnizada en su territorio a Bildu, que gobierna la Diputación, el Ayuntamiento de San Sebastián y la mayoría de los municipios– también dejó claro que los jeltzales mantienen las esencias, las de un partido que considera que la sociedad vasca tiene derecho a decidir de forma «libre y democrática» sobre su futuro.
EL CORREO 29/03/13