El agobio de Rivera y la ‘operación Menina’

EL MUNDO – 07/12/15 – LUCÍA MÉNDEZ

· No es necesario esperar al 20-D para apreciar el cambio. Ya está aquí. Ayer se paseó por el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso en la recepción del 37 Aniversario de la Constitución. El cambio tiene cuerpo juvenil y estética variada. Desde la camisa de Pablo Iglesias –«la chaqueta no me queda bien, parezco un cantante de rumbas»–, al traje y la corbata modernos de Albert Rivera; desde la elegancia de los trajes de cóctel al bebé de Carolina Bescansa escuchando tan plácidamente el discurso de Jesús Posada. Los clutches de fiesta, junto a las mochilas de lona. Esta es la España política que ha emergido sobre los restos de la interminable crisis.

La fotografía inédita de la última recepción de esta legislatura no se entendería si no abriéramos el álbum por la página del mismo día de 2012, cuando se celebró la primera.

La fiesta oficial se trasladó al Senado porque el Congreso estaba en obras y asediado por los manifestantes. La indignación había tomado las calles y la emprendió contra el Parlamento.

Tres años después, aquellas movilizaciones de enfado y desafecto hacia la clase dirigente han creado de la nada dos partidos nuevos. Cada uno con su estética. Los que rodeaban el Congreso en 2012 entraron ayer como invitados a la recepción oficial. Compartiendo cara y espalda con los veteranos de la Transición. Iñigo Errejón observó que le miraban como a una rareza.

Hasta los salones de la recepción y los pasillos de la Cámara se trasladó ayer la campaña electoral. A la luz de las arañas de época y sudando por el calor que desprenden las alfombras de la Real Fábrica de Tapices, la política española se hizo un selfie. El autorretrato de las estrategias de los partidos quedó inmortalizado con una excelente calidad de imagen. A dos semanas para las elecciones, todos los candidatos enseñaron sus cartas de campaña mirando a la cámara y saludando, o no, a los contrincantes.

PRIMERA ESCENA.Mariano Rajoy da la mano a Pablo Iglesias y le dice: «Vais muy bien».

SEGUNDA ESCENA. Pablo Iglesias charla con los periodistas sobre la operación Menina, que él descubrió navegando por internet y después acuñó en un mitin. La citada operación consistiría en cambiar a Mariano Rajoy por su vicepresidenta en una hipotética investidura: «Que diga Albert si está dispuesto a hacer presidenta a Soraya». Unos metros más allá, la protagonista de esta operación se lo tomaba con humor. «No me importa que me llamen menina, me conformo con que no me pongan a recoger colillas por la calle».

TERCERA ESCENA. Los ministros del Gobierno del PP expresan su convicción de que el PSOE será el segundo partido el 20-D.

CUARTA ESCENA.Mariano Rajoy expresa su sospecha de que el PSOE pueda formar un tripartito con Ciudadanos y Podemos si queda segundo, y no tiene dudas de que el PP será el partido más votado. Minoría mayoritaria.

QUINTA ESCENA.Pedro Sánchez y los dirigentes socialistas que le acompañan aseguran que las encuestas están manipuladas a favor de Ciudadanos.

SEXTA ESCENA. Albert Rivera se convierte en el pararrayos de todas las miradas. El líder de Ciudadanos pone cara y gesto de perplejidad por la pinza que, a su juicio, le están aplicando sus contrincantes –sin excepción– con el fin de detener su avance en los sondeos. Está molesto por la presión que se ejerce desde los medios próximos al PP para que haga presidente a Mariano Rajoy.

El PP tiene interés en empujarle al tercer puesto y cuenta con la complicidad del PSOE –«entiendo lo que le puede pasar a Pedro Sánchez el día 21»– y hasta con la de Pablo Iglesias, insinuando que respaldaría un Gobierno del PP con Soraya Sáenz de Santamaría como presidenta.

¿Por qué todos quieren situarle en el tercer puesto? Rivera lo explica. «Si quedo segundo, yo sería el líder de la oposición y en ningún país del mundo el líder de la oposición apoya al Gobierno».

La voluntad que expresó el joven político más solicitado y manoseado de toda la recepción fue clara. Ni apoyará a Pedro Sánchez, como desliza Rajoy, ni votará la investidura del líder del PP. Ni mucho menos está en ninguna operación Menina para exigir la cabeza de Rajoy. «Si no puedo gobernar me quedaré en la oposición. Estamos en un escenario nuevo. Se podrán hacer muchas cosas con la nueva composición del Congreso y un Gobierno en minoría».

EL MUNDO – 07/12/15 – LUCÍA MÉNDEZ