EL MUNDO – 02/05/15 – EDITORIAL
· Los medios de comunicación han focalizado estos días los análisis de los resultados electorales en lugares como Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha, Extremadura y Baleares, donde el PP va a perder el poder. Pero poco se ha dicho sobre el inquietante mapa electoral que las urnas han dibujado en Navarra, donde los pactos entre Geroa Bai, siglas controladas por el PNV, y Bildu pueden desbancar a UPN, la fuerza más votada en la ciudad de Pamplona y en la comunidad.
La construcción de mayorías es la regla esencial de la democracia parlamentaria, pero el acuerdo entre Geroa Bai, Bildu y Podemos implica desnaturalizar la voluntad popular, ya que UPN sacó el 27% de los votos en Navarra, mientras que Geroa Bai no llegó al 16% y Bildu logró el 14%.
Geroa Bai, Bildu y Podemos suman 24 escaños, mientras que los tres partidos constitucionalistas –UPN, PSN y PP– han obtenido otros 24. Todo queda en manos de los dos diputados de la sucursal navarra de IU, que es fuertemente nacionalista y ha anunciado que va a apoyar como presidenta de la comunidad a Uxue Barcos, cabeza de lista de Geroa Bai.
IU es libre de hacer lo que quiera con sus votos, pero tendrá que explicar a sus votantes en el resto de España por qué va a respaldar a una coalición en la que Bildu va a tener un importante papel en el Gobierno. Pero lo grave de este pacto que va a permitir a Uxue Barcos presidir el Ejecutivo navarro no es sólo la heterogeneidad de las fuerzas que lo integran sino, sobre todo, que forma parte del bochornoso apaño que va a dar la Alcaldía de Pamplona a Joseba Asirón, el cabeza de lista de Bildu, que sólo ha obtenido cinco de las 27 concejalías en juego.
Geroa Bai, o sea el PNV, está dispuesta a entregar la Alcaldía de la capital a Bildu a cambio de su apoyo para gobernar en Navarra. Ello se va a efectuar mediante la vulneración de la norma no escrita de que en los municipios gobierna la lista más votada cuando hay una diferencia tan sustancial, como sucede en este caso, ya que UPN tiene doble de concejales que Bildu.
En Vitoria va a ser elegido el candidato del PP, en San Sebastián va a ser alcalde el del PNV y ello sin que ninguno de los dos tenga la mayoría absoluta. Pero parece de sentido común dejarles gobernar sin alterar la voluntad popular mediante coaliciones antinaturales.
Este cambalache entre Geroa Bai y Bildu –forjado en unas negociaciones entre la propia Uxue Barcos y dirigentes de ETA con los que ha mantenido contactos periódicos desde finales de 2012– puede traer nefastas consecuencias para la convivencia en Navarra, ya que los nacionalistas no ocultan su voluntad de dar los pasos legales para apelar a la disposición transitoria cuarta de la Constitución que abre la puerta a la incorporación de esta comunidad al País Vasco.
No hace falta ser muy perspicaz para entender las repercusiones de una hegemonía de Bildu en las instituciones políticas navarras, teniendo en cuenta que Uxue Barcos va a ser totalmente dependiente de su respaldo. Hasta hoy UPN había sido un dique de contención de la marea nacionalista, gracias, entre otras razones, al coraje de Yolanda Barcina, presidenta en funciones, que siempre ha plantado cara a la izquierda abertzale. Tras retroceder electoralmente en el País Vasco, Bildu pretende utilizar ahora Navarra como escaparate político y como palanca de ruptura del Estado. Lo puede lograr gracias a la complicidad del PNV, que, tarde o temprano, se lamentará de haber optado por tan peligroso compañero de viaje.
EL MUNDO – 02/05/15 – EDITORIAL