El CIS refleja la crisis del PSOE y agudiza la tensión interna

EL MUNDO 08/11/16
EDITORIAL

SI HOY se celebraran unas elecciones generales, el PP saldría vencedor con más ventaja que en junio y Unidos Podemos se convertiría en la segunda fuerza política, tras haber consumado el sorpasso al PSOE, según el CIS. No es más que una encuesta y se realiza cuando la expectativa de unos nuevos comicios no está en el horizonte cercano. Pero, a la vez, refleja el estado de ánimo de la sociedad respecto a los partidos políticos y a sus líderes y la aceptación que ha tenido la estrategia de las distintas formaciones durante los últimos meses del impasse institucional.

El PP se consolida como la primera fuerza política del país con el 34,5% de los votos, punto y medio por encima del resultado del 26-J y en plenas vistas de casos de corrupción como Gürtel y las tarjetas black de Caja Madrid. No sólo el electorado popular se mantiene fiel, sino que es la formación que más crece y, según el CIS, aumenta en 13 puntos la diferencia con el segundo partido. No hay desgaste, pues, por la estrategia seguida por Mariano Rajoy en los últimos meses.

Otra cuestión significativa es que Ciudadanos prácticamente se mantiene respecto a los comicios de junio. Apenas pierde tres décimas, hasta el 12,8% de los votos. Se había especulado con la pérdida de apoyos del partido de Albert Rivera tras firmar el acuerdo de investidura con el PP, pero el CIS confirma que sus votantes aceptan –o al menos no reprueban– la decisión de contribuir a la gobernabilidad de España, aunque se hayan tenido que tragar varios sapos en la negociación, entre ellos, la permanencia de Rajoy al frente del Ejecutivo.

Pero el análisis de esta entrega del CIS hay que enfocarlo en la precaria situación del PSOE. La encuesta le da una pérdida de 5,7 puntos porcentuales respecto a las elecciones de junio y baja hasta el 17% del electorado, su peor registro histórico. Esta caída hace que Unidos Podemos se convierta en el segundo partido más importante del país, aunque no sea capaz de recoger en términos de votos la debacle socialista.

El desmoronamiento en la intención de voto que sufre el PSOE tiene como causa la grave crisis interna que atraviesa el partido. La encuesta se realizó entre los días 1 y 10 de octubre, en pleno acoso y defenestración de Pedro Sánchez. Precisamente el Comité Federal vergonzante en el que la Gestora encabezada por Javier Fernández se hizo cargo del PSOE tras descabalgar al hasta entonces secretario general se celebró el sábado 1 de octubre. Pero la encuesta no resuelve si los votantes socialistas se alinean más con las tesis de la Gestora de abstenerse en la investidura de Rajoy para permitir la gobernabilidad del país o con las de Sánchez, que se mantenía en el no al líder popular mientras intentaba la opción alternativa de un Ejecutivo con Podemos y los independentistas.

Con todo, las pobres expectativas que el CIS concede en estos momentos al PSOE fueron aprovechadas ayer por los críticos a la actual dirección, que reclamaron una vuelta a la normalidad del partido cuanto antes. César Luena, ex secretario de Organización y uno de los hombres de confianza de Sánchez, escribió en Twitter a los pocos minutos de hacerse pública la encuesta: «Visto el CIS me reafirmo: la convocatoria del Congreso Federal del PSOE es inaplazable. No hay excusas».

En clave interna socialista hay que leer, pues, esta nueva toma del CIS, que muestra que los electores ven al PSOE a la deriva. Continuar con esta situación de interinidad va a ser aprovechada por los críticos para seguir tensionando al partido y eso no es bueno para la organización. Los partidarios de Sánchez quieren que se convoque cuanto antes el congreso que confirme al nuevo secretario general –que será elegido mediante un proceso de primarias–, mientras que la Gestora quiere retrasar esa cita trascendental hasta julio.

Esta guerra interna va a repercutir también en la acción de Gobierno. Sería deseable que los socialistas participaran en los acuerdos parlamentarios que hacen falta para sacar adelante los Presupuestos y las grandes reformas, pero este estado de postración electoral complica el acercamiento al PP, que muchos verán como una claudicación del PSOE ante su principal adversario de siempre.