Antonio Casado-El Confidencial
- Asistimos a un diversificado goteo de medidas más o menos restrictivas porque el poder central ha decidido descentralizarse en favor de CCAA, municipios y tribunales de Justicia
Campanadas sí, campanadas no. Del ‘toque de queda’ en 100 pueblos catalanes a las simples ‘recomendaciones’ de Castilla-La Mancha. Macrofiestas, según y cómo. Pasaporte covid, depende. Cabalgatas, con precauciones, pueblo a pueblo.
Asistimos a un diversificado goteo de medidas más o menos restrictivas, más o menos permisivas en horarios y aforos, según el territorio, porque el poder central ha decidido descentralizarse en favor de las comunidades autónomas, los municipios y los tribunales de Justicia.
El Gobierno no se pronuncia sobre la presencialidad en la vuelta al cole después de Reyes ni sobre la cuarentena de cinco días y no 10
Si echamos un vistazo al mapa antipandémico, sentiremos los primeros síntomas de una enfermedad mental. Con todos los marcadores al alza, el caos es considerable en esta nueva fase de la batalla contra la pandemia. Y algunas comunidades aplazan decisiones a la espera de protocolos comunes.
Carece de sentido permitir cotillones en La Rioja y prohibirlos en Euskadi (aún no es el caso), cerrar los bares a las 12 de la noche en Galicia (a la una, viernes y domingo) si sus vecinos leoneses tienen barra libre. O decretar para los contagiados asintomáticos de Madrid una cuarentena de cinco días, como en EEUU y Grecia, si el aislamiento protocolizado en el resto del país sigue siendo de 10 días.
¿Y el Gobierno qué dice?
Nada. Ayer mismo, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, eludió posicionarse sobre la presencialidad o no en la vuelta al cole tras las vacaciones. Y también vino a decir que el Gobierno no tiene intención de imponer o dejar de imponer la mencionada reducción de la cuarentena, a pesar del impacto que tendría la medida en el plano laboral. Castilla y León llevará esa propuesta, junto a las de otros consejeros de vocación unificadora, a la reunión del Consejo Interterritorial de Salud convocada para hoy (ministra de Sanidad y consejeros autonómicos).
Diecisiete fronteras en la propagación de un virus que no las reconoce. Es como poner puertas al campo o mear hacia arriba
Estos ejemplos ilustran la sugerencia del gran Peridis, en una reciente viñeta, sobre la presunta utilización de los presidentes autonómicos como escudos humanos de Pedro Sánchezfrente a quienes le acusan de renunciar al liderazgo antipandémico. En Moncloa, lo explican de otro modo. La demanda de una ley general de pandemias se desvía hacia la gobernanza compartida que, según la ministra Darias, “es más eficaz”. Además, se recomienda a la ciudadanía “paciencia” y “comprensión”. Lo mismo que el presidente pide a los palmeros afectados por el volcán y la burocracia del Estado.
El resultado es undesbarajuste reñido con la racionalidad. Hay más sentido común en el refranero popular (todo lo que sube baja: en picado, según las teorías circulantes a la vista de lo ocurrido en Sudáfrica) que en ese artefacto jurídico indeterminado que Sánchez llama “cogobernanza”. Un cuento roto que de hecho impide la aplicación de protocolos comunes contra la ómicron en vísperas de la Nochevieja.
Si la recuperación de la economía nacional es prioritaria, el Gobierno debería explicar al sector hostelero de las zonas más restrictivas (Navarra, Cataluña, Aragón, Murcia, Asturias) por qué sus negocios son menos protegibles que los de Madrid o Andalucía frente a un riesgo común.
Diecisiete fronteras en la propagación de un virus que no las reconoce. Absurdo. Como poner puertas al campo o mear hacia arriba. Pero es lo que hay en la hoja de ruta del Gobierno para frenar el vertiginoso avance de la sexta ola, que se ha llevado por delante la ilusión de que estas fiestas serían lo que eran antes del coronavirus. Nuestro gozo en el pozo del desaliento y unas navidades rotas por la frustración colectiva.