Convivencia Cívica Catalana, 22/06/13
· Informe de Convivencia Cívica Catalana, «El doble rasero de las evaluaciones lingüísticas en Cataluña”, con relación a los resultados de las pruebas de competencias básicas de los alumnos catalanes presentados la pasada semana por la Consejera catalana de Educación, Irene Rigau.
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Convivencia Cívica Catalana ha analizado las pruebas de competencias básicas en Cataluña y constata una evidente doble de vara de medir el conocimiento de castellano y catalán por parte de la Consejería catalana de Educación.
Las pruebas de castellano se diseñan expresamente para ser fáciles para los alumnos con el objetivo de que las puntuaciones salgan artificialmente elevadas y poder afirmar de forma engañosa que con las únicas dos horas a la semana de enseñanza de español de la inmersión se aprende suficientemente esta lengua.
Por el contrario, las pruebas de catalán se diseñan expresamente para ser difíciles con el objetivo de que las puntuaciones salgan artificialmente bajas y poder afirmar que es necesario profundizar en el aprendizaje del catalán porque los alumnos no lo aprenden suficientemente y seguir aplicando la inmersión y la enseñanza solamente en catalán.
El análisis efectuado de las pruebas de competencias básicas concluye que los exámenes de catalán tenían textos más largos, un vocabulario notablemente más complejo y las preguntas efectuadas a los alumnos eran de mayor dificultad que en las pruebas de castellano.
En concreto:
1) Los textos a analizar por los alumnos eran más largos en catalán que en castellano, lo cual constituye una desventaja para la comprensión y memorización de datos por parte del alumno.
2) El vocabulario utilizado en los textos en catalán era notablemente más dificultoso que el utilizado en las pruebas de castellano. Se utilizaban palabras y expresiones tres veces menos frecuentes para evaluar el nivel de catalán de los alumnos que el de castellano. A título de ejemplo, alumnos de 12 años debían entender en la prueba de catalán palabras tan inusuales como “metxera”, “muixer”, “samoiede”, «eixordadora», “bagant” o “malamut”.
3) En la prueba de catalán se planteaban a los alumnos menos preguntas de tipo literal, es decir, de resolución inmediata a partir de la sola lectura del texto, que en la de castellano.
Si el nivel de castellano es tan bueno en Cataluña como el gobierno catalán afirma, nos preguntamos por el motivo de confeccionar pruebas de castellano mucho más fáciles que las de catalán. ¿Por qué los dos idiomas no son evaluados con pruebas homogéneas y de la misma complejidad?
Convivencia Cívica Catalana vuelve a exigir al gobierno catalán seriedad, rigor y honestidad que deben plasmarse en la confección de pruebas de evaluación equilibradas de ambos idiomas oficiales que reflejen con fidelidad y objetividad la realidad del conocimiento de los alumnos catalanes, algo que hasta la fecha, como demuestra este informe, no se está cumpliendo en absoluto.
Para más información sobre todo lo mencionado, estamos a su entera disposición.
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