El duelo es Sánchez y Ayuso

TEODORO LEÓN GROS-EL PAÍS

  • El presidente, desde el salto a la arena madrileña de su ex vicepresidente como espontáneo, salió al quite poco dispuesto a ceder ni un minuto de gloria

Va de suyo que Iglesias y Abascal repetirán el espectáculo, con variaciones interminables llenas de ruido y de furia. Pero esto seguirá yendo de Sánchez y Ayuso. Abascal podrá sacar pecho en espacios hostiles como si fueran el Monte Arruit allá por el Desastre de Annual; e Iglesias podrá grabarse cien videos usando esa latiniparla antifascista que acaba siempre por parecer un monólogo del Club de la Comedia con su iguala de jerséis republicanos salvo que toque sudadera de una serie de Netflix, pero esto efectivamente seguirá yendo de Sánchez y Ayuso. A la presidenta de Madrid, que por supuesto tiene un ojo en Génova, donde flaquea Casado, le interesa figurar como líder de La Resistencia de la derecha española al sanchismo; y a Sánchez le conviene que toda la derecha se sintetice en Ayuso, un perfil adorado en Madrid pero inquietante para los demás barones con clientelas moderadas de la periferia.

Sánchez ha bajado al barro de las elecciones, y una vez más anuncia en campaña el final del virus o de la alarma. Demasiadas veces ya. Es probable que pocos se hayan creído sus cifras de vacunación, y no porque sean falsas, sino porque ya antes han sido falsas demasiadas veces. Ayuso va a boicotear cada acuerdo interterritorial con esa retórica libertaria que MAR copia del vademecum bannoniano de las campañas de Trump, para convertirla en diana de los medios que la fortalecen a golpe de caricatura como si fuese un cruce de Sarah Palin y Cruella de Vil (esta semana, mientras Ximo Puig negociaba con Janssen o Merkel aceptaba el órdago Sputnik de Baviera, convertían a Ayuso en un trasunto del viejo Zeus secuestrando a la indefensa Europa). Sánchez y Ayuso saben que en Madrid se juegan mucho más que Madrid. Y a todo esto ¿qué pasa con Madrid? Bueno, como en Cataluña, no les pidamos que además se preocupen de los problemas de la ciudadanía.