ABC 07/03/15
· Indignación mundial por la destrucción en Irak de esta población con más de 3.000 años de antigüedad. La Unesco habla de «crimen de guerra»
La destrucción de la ciudad asiria de Nimrud a manos de los yihadistas del Estado Islámico (EI), arrasada con excavadoras el pasado jueves, ha despertado la indignación internacional. «Las bandas terroristas de daesh [acrónimo despectivo de Estado Islámico en árabe] siguen desafiando la voluntad del mundo y los sentimientos de la humanidad. En un nuevo crimen, han asaltado la antigua ciudad de Nimrud y la han arrasado con excavadoras, apropiándose de objetos arqueológicos que datan del siglo XIII a.C.», confirmó ayer el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Irak en un comunicado.
Se desconoce el alcance de la devastación, aunque Balqis Taha, la presidenta del comité de dicho ministerio en la provincia de Nínive, donde se encuentra Nimrud, estima que más de la mitad del sitio ha sido arrasado. «Nos ha alarmado la destrucción criminal perpetrada por las bandas del EI en Nimrud. No tienen misericordia ni con las rocas, lo que muestra su grado de brutalidad», declaró Taha a agencias.
«La destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra», afirmó Irina Bokova, directora de la Unesco, el fondo de Naciones Unidas para la preservación patrimonial. «Hago un llamamiento a todos los líderes políticos y religiosos en la región para que condenen estos actos y recuerden a todos que no hay absolutamente ninguna justificación política o religiosa para la destrucción del patrimonio cultural», dijo.
Algunos testigos hablan de camiones que podrían haberse llevado algunas piezas para venderlas a traficantes de arte, una de las fuentes de financiación del grupo. Varios de los objetos más importantes habían sido ya trasladados a museos de otros lugares, tanto dentro como fuera de Irak, pero paradójicamente, algunas de ellas se encontraban en el Museo de la Civilización de Mosul, que los yihadistas destruyeron también hace una semana.
En un vídeo hecho público por el propio grupo, podía verse a varios militantes barbudos destrozando decenas de estatuas «idólatras» con mazos y martillos pilones. «Estas estatuas e ídolos, estas piezas, si Alá ha ordenado su extirpación, no tienen ningún valor para nosotros ni aunque valgan miles de millones de dólares», dice un representante del grupo, que condena a los pueblos asirios y acadios como politeístas, y justifica la destrucción de sus obras de arte de un modo similar a cómo Mahoma destruyó los ídolos de La Meca.
Pero de hecho, Yonadam Kanna, un representante político de la comunidad asiria de Irak, asegura que el objetivo de la destrucción de Nimrud es ocultar el hecho de que los yihadistas están robando y vendiendo muchas de las piezas. «Son una banda atrasada e ignorante que quiere borrar la memoria colectiva de Irak y su cultura y patrimonio», afirma Kanna.
De hecho, el rechazo hacia la destrucción provocada por el Estado Islámico es tal que incluso otros prominentes líderes del mundo musulmán, como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, están condenando estas acciones. En un acto cultural celebrado este jueves, el mandatario turco las equiparó con la quema de las librerías de Bagdad por los invasores mongoles durante la época abasí, o con la destrucción de un millón de libros islámicos por la Inquisición en Andalucía.
«Hoy, una organización terrorista activa en Siria e Irak está siguiendo el mismo camino, intentado destruir toda nuestra civilización, cultura y raíces. Una librería en Mosul, que contenía 8.000 raros volúmenes, fue incendiada por esta organización», comentó Erdogan. «Nuestra civilización ha logrado sostener su existencia contra semejantes masacres culturales e intentos de genocidio. Si Alá quiere, seguiremos haciéndolo», afirmó. Los yihadistas podrían haberse ensañado con estatuas de toros alados con cabeza humana, o «lammasus», a las puertas de Nimrud, cuyo destino se desconoce.