El Gobierno potenciará los beneficios individualizados a los presos que se alejen de ETA

DIARIO VASCO, 4/3/12

El Ejecutivo del PP analizará la situación de los reclusos enfermos y de los que se arrepientan de cara a eventuales movimientos en el futuro

El Gobierno central está dispuesto a analizar la situación de los presos de ETA que den muestras fehacientes de alejarse de la violencia y de los reclusos con enfermedades graves de cara a eventuales medidas futuras para flexibilizar su situación. El Ejecutivo del PP quiere potenciar los beneficios individualizados y la reinserción, pero sólo de aquellos internos etarras dispuestos al arrepentimiento y reconocimiento del daño causado, según fuentes de Interior y del PP vasco de toda solvencia. El gabinete de Mariano Rajoy descarta ir más allá en política penitenciaria en tanto en cuanto ETA no anuncie su disolución, la «única garantía» que le vale al Gobierno para certificar que el cese de la violencia «no tiene vuelta atrás», precisan los medios consultados por este periódico. Solo en ese caso «podrían cambiar las cosas», y el PP estaría en disposición de adentrarse en una segunda fase que abriera la posibilidad de acercar a los presos a cárceles vascas.

LAS REACCIONES
SEGUNDA FASE
El gabinete de Rajoy no avanzará en la flexibilidad con los presos mientras ETA no se disuelva
ACERCAMIENTOS
El PP cree que sólo la disolución garantiza el fin de la violencia y le permite mover reclusos a Euskadi
A MEDIO PLAZO
El Gobierno trabaja con la hipótesis de un gesto de ETA que evidencie una intención de desarmarse

Éste es el terreno de juego en el que se va a mover el Ejecutivo popular en los próximos meses. Con esta estrategia, el Gobierno quiere combinar una política de firmeza antiterrorista con una estrategia de luces largas ante la evidencia, asumida en Moncloa, de que Euskadi entró en un «nuevo escenario» con el cese definitivo de la actividad armada anunciado por ETA.

El reto al que se enfrenta el Ministerio del Interior dirigido por Jorge Fernández Díaz es lograr generalizar los principios de la vía Nanclares (en alusión a los presos disidentes de la violencia nucleados en torno a la cárcel alavesa), rechazada de partida tanto por el colectivo oficial de presos etarras como por la propia izquierda abertzale. Los populares creen haber encontrado en esta vía impulsada en la pasada legislatura por el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba la fórmula más adecuada para poder adecuar la política penitenciaria al tiempo sin violencia abierto.

Los populares se conducen con pies de plomo en este asunto conscientes del escepticismo -por no decir rechazo- que suscita en sectores significativos como las víctimas del terrorismo, en particular la AVT y Covite, en los sectores más ortodoxos del PP y en determinados ámbitos mediáticos de Madrid.

Por tanto, el cumplimiento estricto de la legalidad y el fomento entre los presos del desmarque de las directrices oficiales de ETA guiarán el proceder del Ejecutivo. Interior parte de la premisa de que no puede dispensarse el mismo tratamiento a un preso que se arrepiente, que a uno que no lo hace.

Por ello, Instituciones Penitenciarias analiza la situación de los presos que vayan mostrando desapego hacia el terrorismo y lo hará de forma individual. Al mismo tiempo, analizará la situación de los reclusos con enfermedades graves por si procede, siempre en función de lo recogido en la ley, una modificación en su situación, incluso su puesta en libertad en los supuestos más extremos de deterioro de su salud. Unas medidas, precisan desde el Gobierno, que serán siempre individuales y en casos puntuales.

Protocolizar Nanclares

Mediante el impulso a la vía Nanclares el Gobierno aumenta la presión sobre el mundo de la antigua Batasuna para empujarla a dar nuevos pasos tendentes a reclamar a ETA su disolución. El reto del Ejecutivo español es protocolizar la aplicación de la vía Nanclares e ir ampliando su aplicación. El primer caso conocido impulsado por el nuevo Gobierno fue el del preso José Manuel Fernández Pérez de Nanclares, el pasado 10 de febrero. Una decisión delicada y que obligó al Ejecutivo a una labor pedagógica con los familiares de las víctimas.

Este interno se convirtió en el sexto recluso en cinco años que goza de este régimen de semilibertad tras pedir perdón a las víctimas del terrorismo. Los reclusos del grupo de Nanclares están gozando de diversos beneficios penitenciarios, pero han sido marginados por el colectivo oficial (EPPK), que reclama salidas globales y considera un chantaje está vía alentada por el Gobierno.

Pero Rajoy y Fernández Díaz no tienen intención de ir más allá en política penitenciaria hasta ver hacia dónde evoluciona ETA. El Gobierno no se pone plazos pero trabaja con la hipótesis de que la organización terrorista pueda hacer algún gesto a medio plazo, sobre todo en el periodo previo a las elecciones autonómicas, previstas para febrero de 2013, aunque nadie se atreve a descartar un adelanto de los comicios a este próximo otoño. Los servicios de Inteligencia prevén algún gesto de ETA como declaración de intenciones de profundizar en su desarme, como ya adelantó este periódico hace tres semanas.

Víctimas

En todo caso, el Gobierno sólo acepta un «compromiso claro y contundente de disolución o desarme unilateral». Únicamente con «avances significativos» el Ejecutivo se plantearía entrar en una segunda fase en política penitenciaria, con cuestiones ahora tabú para el PP como el acercamiento. El Ejecutivo y el PP vasco han llevado a cabo esta semana reuniones con las víctimas para dejar claro que no rebajarán la exigencia a la banda ni darán pasos en falso en materia de presos.

Por ello, las fuentes consultadas insisten en que sólo la «disolución de ETA» permitirá una política penitenciaria más flexible. «La desaparición de la organización terrorista sería la garantía de que ETA no va a atentar y de que su decisión no tiene vuelta atrás. Y eso puede cambiar las cosas en materia carcelaria . Si ETA dejara de existir se abriría un camino mucho más ágil», agregan desde el PP. En este sentido interpreta el gabinete de Rajoy, las palabras del presidente francés, Nicolas Sarkozy, a favor del acercamiento de reclusos, que fueron saludadas con entusiasmo y sorpresa por la izquierda abertzale.

La reacción de las víctimas y del ala más dura del PP en Madrid centran las preocupaciones del equipo de Rajoy en la gestión del final de ETA, aunque en Moncloa están convencidos de que las posturas más maximalistas no van a prender dentro del partido.

Por otra parte, en el PP están a la espera de conocer las iniciativas sobre paz y convivencia que el lehendakari presentará el jueves. Los populares las aguardan con tranquilidad porque, aunque prevén que intente ir más allá que Madrid en política penitenciaria, creen que Patxi López no desbordará los cauces del entendimiento con su socio Antonio Basagoiti.

DIARIO VASCO, 4/3/12