Pablo Casado es el único español que no lo vio venir. Todos los sondeos de opinión, hasta los que se cerraron ayer mismo a las ocho de la tarde ofrecían unos resultados muy parejos: Ganaría las elecciones el PP, pero lejos del sueño de la victoria de Ayuso el 4 de mayo. O sea, que para formar Gobierno iba a necesitar el apoyo de Vox. Bueno, todos los sondeos menos el CIS de Tezanos, que en realidad no es puramente un sondeo y preconizaba un triunfo electoral del PSOE.

Una estrategia fantástica: Mañueco adelantó las elecciones bajo impulso de Génova, en la creencia de que iban a rozar la mayoría absoluta. Pablo Casado ya se había trabajado la derrota con su intervención contra Abascal en la moción de censura a Pedro Sánchez. Vox perdió la moción pero el derrotado fue Pablo Casado. Todas las encuestas señalaban a Vox como valor en alza, mientras el presidente del PP se empecinaba en alimentar la inquina contra quien se anunciaba como socio imprescindible. A lo largo de la campaña, las expectativas populares decrecían, pero decidieron sumar dos pesimismos: el de la inteligencia y el de la voluntad como dijo aproximadamente Gramsci. Pero hace nada Génova filtró una estupidez notable: preferimos perder Gobiernos autonómicos que mantenerlos gracias a Vox. La honra sin barcos que decía Méndez Núñez, mientras han visto a Sánchez pactar con antiguos terroristas, nacionalistas incruentos, infames populistas y golpistas catalanes, tan ufano.

Los 31 procuradores del PP quedan muy lejos de los 41 que marcan la mayoría absoluta. Tampoco son mayoría suficiente a la manera de Ayuso y tendrán que pactar con Vox. Con entrada en la Junta o como apoyo externo, eso ya se verá. O sea que Pedro Sánchez es el gran derrotado de los comicios, sin ver materializarse su creencia de que el final de la campaña empujaba a los socialistas hacia arriba, de ahí que se hiciera presente más de lo que tenía programado. Después de Sánchez, el otro gran derrotado es Pablo Casado, aunque con un par de procuradores más. ¿Todo este número para ganar dos escaños? Ha sido derrotado en su contienda con Vox que ha aumentado su representación de 1 a 13. Su error estratégico no es un obstáculo insuperable, pero el apoyo necesario se le va a poner más caro*. Este no es un gran paso que lo vaya a llevar a la Moncloa. Él está en su Gólgota, tratando de redimir los pecados de los españoles, y las españolas, claro, aunque me parece a mí que no va a poder.

Sobre la derrota de Ciudadanos no hay mucho que analizar. Partían de la amortización del partido. Es un hecho que Francisco Igea se reveló como más inteligente y brillante  que Mañueco y Tudanca en los debates electorales, pero solo ha podido salvar su escaño. He aquí otro de los errores estratégicos del PP. Odiar en tal medida a Vox para cambiar el apoyo de los 12 procuradores de Ciudadanos por los 13 de Vox es un error de proporciones extraordinarias que parte de la misma decisión de adelantar las autonómicas, basada en una analogía bastante estúpida con lo que pasó en Madrid. Ni Mañueco es Díaz Ayuso, ni Paco Igea era Ignacio Aguado.

El voto de Vox se mantuvo a lo largo de todo el escrutinio en el mismo nivel, desde que se había contado el 1,3% de las papeletas hasta el final: 13 procuradores. Habrá escalofríos, aunque es más preocupante el crecimiento de la España deshabitada: que se vaya generalizando este sistema de particularismos contra la soberanía nacional, una España a medio camino entre Revilluca y Guitarte. Qué desastre.

^Mañueco tuvo que hacer vicepresidente a Igea por sus 12 procuradores. García Gallardo le ofrece 13.