Editorial, EL MUNDO, 30/6/11
LA SEGUNDA jornada del Debate sobre el estado de la Nación sirvió para visualizar lo mal que está la nación a causa, entre otros motivos, de la complacencia de Zapatero con las minorías nacionalistas que aprovechan las instituciones del Estado para erosionar y –si pudieran– destruir el Estado.
Si en la primera jornada los portavoces del PNV y de CiU agradecieron al presidente «sus servicios» al país, ayer vimos al representante del BNG elogiar su disposición al diálogo y a una diputada de CC recordando las conversaciones privadas sobre sus hijas y el sacrificio que ha supuesto la dedicación a la política.
El contrapunto a esta complacencia lo puso Rosa Díez, que subrayó que «no habrá días para perdonar» a Zapatero por su responsabilidad en la legalización de Bildu. La dirigente de UPyD aseguró que el presidente deja a España «en situación de emergencia» y que lo único que le resta es marcharse «como hace la gente después de despedirse».
Según la encuesta que publicamos hoy, el 50% de los españoles es partidario de que Zapatero adelante las elecciones generales. El 39,7% cree que Rajoy ganó el Debate sobre el estado de la Nación, mientras solamente el 26,9% da al presidente como vencedor. Es la primera vez que Rajoy derrota claramente a Zapatero, probablemente porque la mayoría de los ciudadanos valora muy negativamente la gestión del presidente.
Ciertamente, cuando se vaya en otoño o en primavera, dejará un país bastante peor que el que encontró en 2004, por mucho que estos días haya intentado culpar al Gobierno de Aznar de la crisis que estamos atravesando.
Igual o más grave todavía es su error estratégico de buscar alianzas desde el entreguismo con los partidos nacionalistas, que, además de sacar al Gobierno importantes compensaciones políticas y económicas, se han crecido en sus reivindicaciones. El ejemplo más claro es el sondeo realizado por un instituto de la Generalitat en el que el 43% de los encuestados responde que votaría a favor de la independencia en una consulta. Solamente el 28% votaría en contra. Lo significativo es que es la primera vez que se hace una encuesta sobre una opción que es claramente inconstitucional desde un organismo oficial y financiada con fondos públicos.
El resultado del sondeo es la consecuencia de la política de condescendencia de Zapatero hacia el independentismo catalán, del clima sembrado por los Gobiernos tripartitos de Maragall y Montilla y del espíritu y la letra de un Estatut que rompe la Constitución. Estas concesiones se han traducido en el avance de un independentismo insaciable. Pero todo comenzó el día en que Zapatero declaró que el concepto de nación es «discutido y discutible».
En lugar de plantarse ante los continuos chantajes nacionalistas, Valeriano Gómez declaró ayer que no ve «inconveniente» en que la Seguridad Social comprara la deuda que las comunidades autónomas no son capaces de vender a nadie. ¿Invertiría Gómez su dinero en esos títulos?
Parecida perplejidad suscita la decisión de elegir a la San Sebastián gobernada por Bildu como Capital Europea de la Cultura en 2016 por su «compromiso en la lucha contra la violencia» como si Córdoba, Zaragoza o Burgos estuvieron menos comprometidas. Esta es la España que deja Zapatero.
LA SEGUNDA jornada del Debate sobre el estado de la Nación sirvió para visualizar lo mal que está la nación a causa, entre otros motivos, de la complacencia de Zapatero con las minorías nacionalistas que aprovechan las instituciones del Estado para erosionar y –si pudieran– destruir el Estado.
Si en la primera jornada los portavoces del PNV y de CiU agradecieron al presidente «sus servicios» al país, ayer vimos al representante del BNG elogiar su disposición al diálogo y a una diputada de CC recordando las conversaciones privadas sobre sus hijas y el sacrificio que ha supuesto la dedicación a la política.
El contrapunto a esta complacencia lo puso Rosa Díez, que subrayó que «no habrá días para perdonar» a Zapatero por su responsabilidad en la legalización de Bildu. La dirigente de UPyD aseguró que el presidente deja a España «en situación de emergencia» y que lo único que le resta es marcharse «como hace la gente después de despedirse».
Según la encuesta que publicamos hoy, el 50% de los españoles es partidario de que Zapatero adelante las elecciones generales. El 39,7% cree que Rajoy ganó el Debate sobre el estado de la Nación, mientras solamente el 26,9% da al presidente como vencedor. Es la primera vez que Rajoy derrota claramente a Zapatero, probablemente porque la mayoría de los ciudadanos valora muy negativamente la gestión del presidente.
Ciertamente, cuando se vaya en otoño o en primavera, dejará un país bastante peor que el que encontró en 2004, por mucho que estos días haya intentado culpar al Gobierno de Aznar de la crisis que estamos atravesando.
Igual o más grave todavía es su error estratégico de buscar alianzas desde el entreguismo con los partidos nacionalistas, que, además de sacar al Gobierno importantes compensaciones políticas y económicas, se han crecido en sus reivindicaciones. El ejemplo más claro es el sondeo realizado por un instituto de la Generalitat en el que el 43% de los encuestados responde que votaría a favor de la independencia en una consulta. Solamente el 28% votaría en contra. Lo significativo es que es la primera vez que se hace una encuesta sobre una opción que es claramente inconstitucional desde un organismo oficial y financiada con fondos públicos.
El resultado del sondeo es la consecuencia de la política de condescendencia de Zapatero hacia el independentismo catalán, del clima sembrado por los Gobiernos tripartitos de Maragall y Montilla y del espíritu y la letra de un Estatut que rompe la Constitución. Estas concesiones se han traducido en el avance de un independentismo insaciable. Pero todo comenzó el día en que Zapatero declaró que el concepto de nación es «discutido y discutible».
En lugar de plantarse ante los continuos chantajes nacionalistas, Valeriano Gómez declaró ayer que no ve «inconveniente» en que la Seguridad Social comprara la deuda que las comunidades autónomas no son capaces de vender a nadie. ¿Invertiría Gómez su dinero en esos títulos?
Parecida perplejidad suscita la decisión de elegir a la San Sebastián gobernada por Bildu como Capital Europea de la Cultura en 2016 por su «compromiso en la lucha contra la violencia» como si Córdoba, Zaragoza o Burgos estuvieron menos comprometidas. Esta es la España que deja Zapatero.
Editorial, EL MUNDO, 30/6/11