El independentismo se divide: Junts pel Sí cierra filas con Mas

EL MUNDO – 01/12/15

· ERC defiende oficialmente al ‘president’ pero un eurodiputado insinúa que debe apartarse.

División total en el independentismo catalán tras el enésimo no de la CUP a investir a Artur Mas. El bloqueo de la nueva legislatura es absoluto, porque Junts pel Sí (la coalición electoral de Convergència y Esquerra) se niega a proponer a un candidato alternativo. Las dos formaciones dan ya por hecho que un eventual acuerdo no se alcanzará hasta después de las elecciones generales del 20 de diciembre, y la repetición de las autonómicas parece más cerca que nunca.

Más de 1.200 militantes del partido anticapitalista votaron el domingo mayoritariamente, en una multitudinaria reunión en Manresa (Barcelona), por mantener el veto al actual president en funciones. Esto ha provocado un incremento de la presión sobre la CUP, especialmente visible en las redes sociales, pero que también se ha azuzado desde la cúpula de los partidos.

Junts pel Sí convocó de urgencia una rueda de prensa por la tarde con el objetivo de cerrar filas con Mas. Comparecieron ante los periodistas hasta 11 diputados: de Convergència (Josep Rull, Jordi Turull y Lluís Corominas, entre otros), de Esquerra (Marta Rovira y Pere Aragonès) e independientes, entre ellos Lluís Llach y Raül Romeva. El número uno simbólico de la lista independentista reprochó a la CUP que mantenga su veto a Mas, y retó a ese partido a demostrar «con hechos» que quiere llegar a un acuerdo «que haga posible» la ruptura con España.

Sin embargo, se mostró inflexible cuando se le preguntó si hay alguna opción de renunciar a Mas, y se quejó de que la CUP sometiera esa opción a votación porque «nunca ha estado sobre la mesa».

Romeva afeó a la CUP que, en cambio, no preguntara a sus militantes sobre la propuesta de gobierno compartido –presidido por Mas, y con tres grandes áreas de poder para Oriol Junqueras, Neus Munté y para el propio Romeva– que constituye la última oferta de Junts pel Sí.

De hecho, el número uno de esa coalición dio por hecho que no habrá más ofertas a la CUP. Junts pel Sí esperaba que los avances en materias como el «proceso constituyente» y el «plan de choque social» forzaran a los anticapitalistas a aceptar la investidura de Mas, pero de momento eso no ha sucedido. Ahora, Romeva dice que esos acuerdos parciales están «bloqueados» por la falta de acuerdo sobre la figura del futuro presidente de la Generalitat.

Otras voces de Convergència se expresaron en una línea similar. Por ejemplo, el candidato de Democràcia i Llibertat para las elecciones generales, Francesc Homs, que acusó a la CUP de mostrar una «actitud incoherente» con Cataluña por su «cultura del veto», que les impide «sumar».

El número dos de su candidatura para el 20-D, el también convergente Carles Campuzano, denunció que «el problema de fondo de la CUP es una cultura política autoritaria y poco democrática que no acepta la legitimidad de los que no piensan como ellos».

La defensa de Mas se le suponía a CDC, pero existía más morbo por conocer la reacción de ERC al portazo de la CUP. Los republicanos eran hasta la creación de Junts pel Sí el principal adversario de los convergentes por el voto independentista, y sólo aceptaron integrarse en la coalición después de que Mas les amenazara con renunciar a convocar las elecciones.

Pero, al menos oficialmente, también ahí hubo cierre de filas. El cabeza de lista de ERC a las elecciones generales, Gabriel Rufián, advirtió a la CUP de que «el adversario político es el PP, Ciudadanos y el PSOE», y añadió: «Sin Mas no habrá independencia, guste o no».

Pero un eurodiputado de la formación se apartó de la doctrina. «Tenemos una izquierda necesaria y que no cede fácilmente. Ahora le toca a Mas mostrar que no es obstáculo y que sabe jugar a presente y a futuro», apuntó Ernest Maragall, en la dirección que desde hace días la CUP pide a ERC.

En un segundo mensaje, el eurodiputado republicano planteó que «si la CUP acepta el programa básico de Junts pel Sí, como parece, no debe ser imposible acordar un gobierno de país, con Mas a la espera por 12 o 18 meses».

Mientras tanto, la CUP se movió en dos direcciones. La primera: subrayar, como hizo su líder parlamentario, Antonio Baños, que la votación del domingo no es definitiva y que «todo sigue abierto». La segunda: demostrar que sí se ha movido, al contrario de lo que dijo Romeva.

En ese sentido, el partido hizo públicas las cinco propuestas que ha trasladado a Junts pel Sí para formar un Govern no presidido por Mas. Esas cinco sugerencias van desde pactar un «presidente de consenso», hasta un «liderazgo político coral», pasando por una «presidencia rotatoria», una «copresidencia» o que el actual presidente de la Generalitat acepte convertirse en un «comisionado para la internacionalización del proceso soberanista».

Con esta última propuesta, sostienen en la CUP, se conseguiría que Mas mantuviera su presencia como «figura clave en el ámbito internacional», aunque el presidente de la Generalitat no ha conseguido en los últimos años reunirse con ninguna personalidad europea de primer orden.

En cuanto a su opción preferida, la del «presidente de consenso que refuerce la transversalidad y la pluralidad del independentismo», la CUP propone en concreto a Raül Romeva. Sin embargo, el aludido estalló ayer contra esta posibilidad. «Esta opción nunca ha estado sobre la mesa ni estará. No hace falta que le demos más vueltas. Lo hemos dicho en privado y en público», recordó.

El 54% está a favor de aplicar el artículo 155
La mayoría de los españoles es partidaria de que el Gobierno aplique el artículo 155 de la Constitución, que permite quitar todas o algunas de las competencias de las comunidades autónomas en caso de que vayan contra el interés general, para evitar el proceso independentista que se puede producir en Cataluña. Así piensa el 54,1% de los encuestados, según el sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO. Por el contrario, un 36,2% está en contra de esta medida tan drástica, que tanto el Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy como el PSOE prefieren reservar sólo como último recurso, en el caso de que fallen todos los demás. Los votantes del PP y de Ciudadanos son los más fervientes defensores de esta medida tan dura. Casi el 77% de los que apoyaron al Partido Popular en las pasadas elecciones generales y el 72% de los que simpatizan con C’s consideran apropiado hacer uso de este artículo. División de opiniones hay en el PSOE, aunque la mayoría –un 52,2%– es partidaria de aplicarlo frente aun 36,7% que está en contra. Por último, los votantes de Izquierda Unida y de Podemos están mayoritariamente en contra de que el Estado actúe directamente contra las competencias de la Generalitat de Cataluña. Así piensa el 56,3% de los votantes de IU y el 55,4% de los de Podemos.