El indigno antimilitarismo de Julio Rodriguez

LIBERTAD DIGITAL 23/05/16
SANTIAGO ABASCAL

Le llamaron mono Amedio. Y es que entre las bases de Unidos Podemos Almería no sentó nada bien que el ex JEMAD, el fichaje estrella de Pablo Iglesias en la anterior campaña electoral fuera designado como número 1 de la lista para las próximas elecciones generales.

Se acabaron los tiempos en los que los candidatos se elegían en primarias. Los bolivarianos comparten ya con entusiasmo las formas y maneras de la casta. No hay nada más típico de la partitocracia que poner a dedo a un candidato que nada tiene que ver con la provincia. Lo que toda la vida se ha llamado el candidato cunero.

«Nos molesta que nos traigan a un hombre de la guerra y de la OTAN», dijeron. Así que el camarada Julio tuvo que ir por allí a apaciguar a las bases. Podría haber aprovechado para explicar que las Fuerzas Armadas realizan un gran servicio a nuestro país. Podría haber hablado del trabajo que nuestros soldados realizan en países lejanos para proteger a la población local de los desmanes de la guerra. O de los marinos españoles que durante estos últimos años han estado protegiendo a nuestros pescadores en el Océano Índico.

Podría también haber mencionado a los hombres que bajo su mando sirvieron en Afganistán con la misión de apoyar al pueblo afgano y protegerlo de los feroces ataques de la guerrilla talibán. Una misión en la que nuestras tropas tuvieron bajas. Entre ellas la del cabo Jon Felipe Romero, que falleció combatiendo bajo unas reglas de enfrentamiento dictadas por el JEMAD y avaladas por la OTAN.

Pero Julio Rodriguez optó por el camino fácil. Prefirió complacer al auditorio, definirse como antimilitarista, decir que la OTAN es una institución anticuada y criticar a la industria de defensa. Unas palabras sorprendentes de alguien que hace unos años ocupaba el puesto de Director General de Armamento y Material, y que llegó a representar a nuestra nación en las reuniones de la Alianza Atlántica.

Las palabras de Julio el Rojo han sentado mal entre nuestros militares. El antimilitarismo es una doctrina política que se caracteriza por el rechazo a las Fuerzas Armadas y que considera que los militares encarnan antivalores como el machismo, la xenofobia, el autoritarismo o la homofobia. Las organizaciones antimilitaristas promovieron en el pasado la insumisión al servicio militar. En la actualidad rechazan la existencia de las Fuerzas Armadas y promueven la objeción fiscal al gasto de defensa. Lejos de ser pacíficos, la mayoría de los antimilitaristas rechazan el uso de las armas por parte del ejército, pero apoyan a guerrillas y movimientos subversivos. No en vano los movimientos antimilitaristas están entroncados con el anarquismo libertario y los movimientos anticapitalistas

Esta visión que la izquierda radical tiene de las Fuerzas Armadas está muy lejos de los valores que representa la institución militar y que nadie mejor que un hombre de letras como Calderón de la Barca supo recoger en sus inmortales versos:

«Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son».

Julio Rodríguez siempre ha sido un trepa. Diciéndole a los socialistas lo que querían oír consiguió que lo hicieran JEMAD. Ahora regalando los oídos de los comunistas, va a conseguir ser diputado

Dentro de unos meses Julio el Rojo estará donde le corresponde. Sentado en la bancada de un grupo extremista rodeado de separatistas, cómplices de la ETA y asesores del régimen venezolano.

Y es que ninguna institución, por noble que sea, está libre de tener un garbanzo negro. Ni siquiera la milicia, una religión de hombres honrados, a la que Julio Rodriguez nunca mereció pertenecer.