ABC – 28/09/14
· El Gobierno activa los mecanismos del Estado de Derecho. Rajoy, que mantuvo contacto directo mientras regresaba de China, estudiará hoy los documentos.
· Rajoy a Mas, desde la Gran Muralla «La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta» «Es mejor volverse atrás que perderse en el camino».
La convocatoria de un referéndum independentista en Cataluña ha activado de forma inmediata los mecanismos del Estado de Derecho para frenar el atentado contra la soberanía nacional y obligar al cumplimiento de la ley de quienes promueven esa consulta. La respuesta del Gobierno al desafío de Artur Mas fue ayer tajante y contundente y el procedimiento para suspender la consulta se puso en marcha apenas unos minutos después de que el presidente de la Generalitat estampara su firma en el decreto de convocatoria. Todo está listo para que mañana puedan presentarse los recursos de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, que podría convocar un pleno extraordinario para admitirlos a trámite y dejar sin efecto la convocatoria del referéndum.
La reacción del Gobierno no puede sorprender a nadie, y menos a Artur Mas. Está ocurriendo exactamente lo que Mariano Rajoy dijo que iba a pasar hace ahora casi un año, cuando el 12 de diciembre de 2013 el presidente de la Generalitat anunció un referéndum para el 9 de noviembre de 2014 con dos preguntas sobre la independencia de Cataluña. Mas ni siquiera se molestó en levantar el teléfono para informar a Rajoy.
«Mi posición no ha cambiado, es la misma que ya expuse hace un año. Y Mas sabía lo que iba a ocurrir y cuál iba a ser la respuesta del Gobierno, porque yo mismo se lo dije», explicó Rajoy durante su reciente viaje a China, desde donde ha seguido los últimos pasos del presidente de la Generalitat antes de echarse definitivamente al monte. «A lo mejor se pensaba que el Gobierno iba a recular», comentó ayer durante su visita a la Gran Muralla, su último acto en China antes de regresar a Madrid. Es evidente que el Gobierno no ha rectificado su posición, entre otros motivos porque no puede hacerlo: la ley es la ley, y lo es para todos, insisten fuentes de La Moncloa. El presidente empezó ayer el día del desafío sin romper su rutina: se levantó temprano para hacer 45 minutos de ejercicio físico en el gimnasio del hotel de Pekín. Desde ahí se trasladó a la Gran Muralla, sin corbata y con gesto relajado y la «total tranquilidad» que había transmitido el día anterior. Rajoy quiso dar una imagen de normalidad y serenidad en un entorno con muchísima carga simbólica: a sus pies, la Gran Muralla con siglos de historia, levantada en el V a. C. para frenar los ataques de Mongolia al imperio chino.
Atención a los anexos
Durante todo el viaje, que inició el martes, Rajoy ha estado en contacto permanente con la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, que asumió la presidencia del Gobierno en funciones en su ausencia. El contacto se mantuvo desde el avión en el que embarcó cuando terminó su visita a la Gran Muralla para regresar a Madrid, donde aterrizó por la noche. Mientras Mas convocaba un referéndum ilegal, Rajoy se encontraba en pleno vuelo, y en línea directa con la vicepresidenta, aunque los pasos que se iban a dar estaban preparados desde hacía mucho tiempo.
En estas horas previas al Consejo de Ministros extraordinario, la Abogacía del Estado y el núcleo duro de La Moncloa están analizando de manera pormenorizada el decreto íntegro de Mas, para no dejar un solo resquicio en unos recursos que están ya listos en lo esencial. Están prestando una atención especial a los anexos por las novedades y los argumentos que puedan incluir. Los servicios jurídicos del Estado y el equipo de la vicepresidenta iniciaron ayer el análisis, y hoy domingo lo estudiarán a fondo Rajoy y su gabinete. De forma paralela, el Consejo de Estado ultima el informe preceptivo que le encargó ayer el Gobierno, que reunirá hoy su Comisión Permanente para aprobar el dictamen de los dos recursos al Constitucional.
Firmeza desde el principio
La respuesta del Gobierno se ha mantenido firme desde el primer minuto. El pasado 12 de diciembre, nada más conocerse el texto de la pregunta para el referéndum («¿Quiere que Cataluña sea un Estado? ¿E independiente?»), Rajoy rechazaba tajantemente la autorización de esa consulta. En una rueda de prensa junto al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, garantizó que la consulta de Mas no se iba a celebrar porque es inconstitucional, y dejaba sentado que jamás negociaría sobre una cuestión que afecta a la soberanía nacional.
«Mi Gobierno no puede negociar ni autorizar algo que es propiedad de todos los españoles», advirtió entonces Rajoy, que aludió a dos artículos de la Constitución «golpeados» por Artur Mas: el 1 y el 2, relacionados con la soberanía nacional y la unidad de España. Rajoy no estaba solo: había hablado con el entonces líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su coincidencia era plena. Van Rompuy, presente en la rueda de prensa, lanzó un aviso a los independentistas: la secesión supone la salida de la UE. Una línea que mantendrían después otros líderes, como Angela Merkel o José Manuel Durao Barroso.
La posición del Gobierno se basó desde el principio en dos pilares: ley y diálogo. Pero no negociación. Rajoy recibió a Mas en La Moncloa el pasado 30 de julio. Le escuchó, recogió una carpeta repleta de reivindicaciones y le repitió que la consulta era inconstitucional y no se iba a celebrar. Mas sabía bien adónde se dirigía cuando siguió dando pasos hacia el abismo. Un año antes, en agosto de 2013, se vieron en secreto en Madrid para explorar vías de diálogo. Rajoy dijo «no» a la consulta y fue entonces cuando Mas se comprometió a respetar la legalidad. Poco después, Rajoy enviaba una carta de respuesta a otra del presidente de la Generalitat en la que este le pedía negociar para convocar un referéndum. El jefe del Ejecutivo pedía respeto al orden jurídico, y tendía la mano: «El diálogo no tiene fecha de caducidad». Mas, sin embargo, no quería dialogar, y en diciembre cerraba la fecha de la consulta.
«Mas se ha metido en un lío», comentaba ayer el presidente del Gobierno desde Pekín. Rajoy tiene previsto despachar con el Rey para informarle del relevo en el Ministerio de Justicia. En esa reunión se tratará previsiblemente también de los pasos legales que está dando el Ejecutivo para frenar el desafío independentista. El Consejo de Ministros extraordinario se reunirá el lunes por la mañana para aprobar un recurso contra la consulta. ¿Y ahora qué? Rajoy contestó en China con dos proverbios dirigidos a Mas: «Es mejor volverse atrás que perderse en el camino» y «La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta». Rajoy mantiene su oferta de diálogo, pero dentro de la ley. «Siempre queda vida», reflexionó.
ABC – 28/09/14