El órdago soberanista del PSC Fractura al socialismo

ABC 27/02/13

· Rubalcaba propone ahora «revisar» el pacto de 1977, pero se extiende entre los barones la idea de ir en Cataluña a próximas elecciones con la sigla PSOE.

El PSOE vive una de las crisis más graves en sus últimos 35 años de historia. La apuesta irreversible del PSC por el llamado «derecho a decidir» de los catalanes, que los socialistas del resto de España rechazan tajantemente, fue escenificada anoche en el Congreso con el voto a favor de 13 de sus diputados –todos menos Carme Chacón, que no votó– a las propuestas de resolución de Iniciativa, CiU y ERC en el Debate sobre el estado de la Nación pidiendo una consulta soberanista.

La Dirección Federal daba por descontado desde hace meses que la ruptura de voto terminaría llegando, pero la petición de que el Rey abdique por parte del primer secretario del PSC, Pere Navarro, el miércoles pasado –tan solo media hora antes del duelo entre Rajoy y Rubalcaba– ha derivado en una tormenta perfecta en el PSOE. Tan perfecta que no son pocos los miembros de la Dirección Federal que sospechan que Carme Chacón ha utilizado a Navarro para dar la puntilla al liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo creen así por la propia secuencia de los acontecimientos: la entrevista que el lunes

Epor la tarde mantuvieron en Ferraz Navarro y el secretario de Acción Política, Antoni Balmón, con Rubalcaba, Elena Valenciano y el secretario de Organización, Óscar López, se había fijado el jueves, un día después de la polémica petición de Navarro sobre el Rey.

Aun así, el mismo lunes por la mañana el PSC lanza la «bomba» informativa de ruptura de voto; cuando llegaron a Madrid se cerraron en banda a dar marcha atrás. Y eso escamó en Ferraz.

El problema es que la gravedad del órdago puede llevarse por delante tanto a Navarro como al propio Rubalcaba. El secretario general comunicó en esa reunión al líder del PSC que el PSOE «revisará» el pacto de 1977, y así se lo transmitió esa misma noche en privado a los barones con un apoyo más bien frío. Ayer llevó su anuncio a un desayuno informativo de Europa Press, concertado hace semanas. Su estrategia era calmar las aguas socialistas que piden ruptura: «Lo que no vamos a hacer ahora que las cosas están más difíciles que nunca es cuestionar un modelo de relaciones que ha hecho que Cataluña y España se entiendan bien», advirtió allí. Rubalcaba quiere «aclarar» las «reglas de entendimiento» que desde hace 35 años permiten al PSC participar en todos los órganos y decisiones del PSOE, incluso ser definitivos en la elección de secretario general, pero no al contrario. Ferraz apuesta por la «simetría»; es decir, alguna fórmula de participación en los procesos de toma de decisiones del socialismo catalán para atajar de raíz los conflictos.

Resistencia interna

Pero el grado de irritación con el PSC es tal que puede que a Rubalcaba no le quede más remedio que romper. El presidente del partido y secretario general de la principal federación, el andaluz José Antonio Griñán, guardó ayer un significativo silencio. No asistió al desayuno, aunque sí ha trascendido que comparte la idea de que «esto no puede seguir así». Igual que el secretario general de los socialistas extre-

meños, Guillermo Fernández-Vara, quien sí acudió a Madrid a arropar a Rubalcaba y habló. A la entrada dio a entender que no le había convencido mucho la conversación entre ambos la noche anterior. Dijo que si los 14 diputados del PSC rompían la disciplina «fue bonito mientras duró» porque «el PSOE sin la E de España tiene un problemón». A la salida, FernándezVara bajó el diapasón: «Merece la pena hacer un esfuerzo, pero no puede ser que se pongan en duda aspectos que tienen que ver con la Jefatura del Estado y que se rompa la disciplina de voto, aunque eso esté en los papeles» porque no lo entiende el 90 por ciento de los militantes.

El castellano-manchego Emiliano García-Page vino a señalar lo mismo: «Hay que trabajar por intentar que no se rompan más puentes, pero tampoco podemos descartarlo en este momento». El madrileño Tomás Gómez, el vasco Patxi López o el valenciano Ximo Puig –«hay que alejarse de las bajas pasiones y no avivar la tensión»– ponen más el acento en la necesidad de una solución de compromiso; entre otras razones por una que todavía no ha salido en público: una ruptura del socialismo catalán alejaría al PSOE de ganar elecciones por décadas. Diezmado en el resto de España, Cataluña es con Andalucía el «granero» como se demostró en las elecciones de 2004 y 2008 que dieron la victoria a José Luis Rodríguez Zapatero. «(La ruptura) sería el escenario ideal para el PP», argumenta un dirigente federal.

Guerra, por la ruptura

Aún así, la vicesecretaria general se tuvo que emplear a fondo para mantener cohesionado al Grupo Socialista, donde varios diputados, abanderados por Alfonso Guerra, cargaron contra la decisión del PSC y apelaron abiertamente a la ruptura. Valenciano se cuidó de abrir la reunión anunciando que los díscolos serían sancionados –en contra de lo que había anunciado horas antes la propia portavoz, Soraya Rodríguez–, aunque no pudo evitar que se sucedieran otras voces de malestar como las de José María Benegas o José Martínez Olmos.

 

Sanción para Chacón y los otros 13 díscolos

Saltarse es gratis. la Ayer, disciplina la vicesecretaria de voto no general del PSOE advirtió ya por la mañana que todo aquel diputado que no votara conforme a la dirección del partido sería sancionado. La ex ministra Carme Chacón se abstuvo de votar, pero esta acción también supone una ruptura en la disciplina interna por lo que será multada al igual que los otros trece díscolos que dieron su apoyo a favor del derecho a decidir. Fuentes del grupo socialista explicaron ayer a ABC que la sanción a imponer no está cuantificada «a priori» en caso de ruptura de disciplina. Sin embargo, existe el precedente del propio PSC hace justo un mes cuando el pasado 28 de enero su Ejecutiva decidió multar con 400 euros a los cinco diputados que el pasado 23 de enero se saltaron la disciplina del grupo y se negaron a votar en contra de la declaración soberanista impulsada por CiU, ERC e ICV. Aquella sanción, argumentaron los socialistas catalanes, se alcanzó tras aplicar su «reglamento» por lo que la multa que determine ahora el PSOE podría ser similar.

ABC 27/02/13