ABC 17/06/15
· Informó hace días a Rajoy, quien le advirtió de que tiene que esperar a las generales y le agradeció que apoyara la renovación, que liderará Cifuentes
Desde la página 1 Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre hablaron hace unos días. En torno al puente del Corpus Christi en Madrid. En esa charla, a buen entendedor, pocas palabras bastaron. Si la jefa de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid no dejaba su debilitado liderazgo en el PP (perdió 403.000 votos respecto a los obtenidos por Gallardón hace cuatro años), la dirección nacional tomaría «decisiones». Rajoy tenía dos carpetas «por resolver» sobre su mesa: la inmimente remodelación del Gobierno y del partido para fortalecer las siglas con vistas a las generales de final de año; y la urgencia de «poner las bases de la renovación en Madrid», con Cristina Cifuentes a la cabeza. Y no quería dejar pasar la oportunidad de arreglar ambas cuestiones simultáneamente.
Cifuentes optará en 2016 al PP de Madrid Aunque todavía «no toca», la posible presidenta de la Comunidad presentará su candidatura a suceder a Aguirre a primeros del próximo año Segunda despedida en tres años El PP ha recordado a la presidenta madrileña, que ya dijo que se iba en 2012, que en ningún caso se celebrarán cónclaves regionales hasta las generales
Así lo relatan a ABC distintas fuentes de Génova que calificaron la conversación de «amable, pero contundente» por parte del presidente del Gobierno. El mismo que, contra la voluntad de muchos ministros y buena parte de la cúpula del PP, optó por situar a la que fuera primera ministra de Educación, primera presidenta del Senado y primera presidenta electa de una comunidad autónoma, al frente de la candidatura a la capital de España. Entonces, los sondeos internos aconsejaron que Aguirre, aunque enfrentada tradicionalmente a Rajoy pero depositaria del voto más tradicional del partido, ocupara esa delicada plaza, con el populismo y Ciudadanos mordiéndole los tobillos al PP. Pero los resultados no acompañaron.
Autocrítica y recado
Ayer, la propia Aguirre dio un paso atrás en el Comité Ejecutivo Regional: pidió un congreso extraordinario al que renuncia a presentarse e hizo, sobre todo, una autocrítica insólita en la política española. Calificó de «negativos y decepcionantes» los datos; reconoció «errores» cometidos en la campaña que «provocaron rechazo»; y hasta citó la incapacidad de su equipo de «identificar a los candidatos de Podemos [en alusión a los tuits del concejal Zapata] para darlos a conocer a los madrileños» antes de las elecciones; para terminar señalando que la filtración de su declaración de la renta «tampoco ayudó». No olvidó, no obstante, lanzar un recado a La Moncloa: parte del descontento lo ha generado el «incumplimiento» de algunos «compromisos electorales básicos», como la ley del aborto, la contundencia contra ETA o la política sobre Cataluña.
Lo cierto es que, pese al temor de Génova de que la presidenta madrileña «se atrincherara» tras la dirección de la organización territorial más importante de España (100.000 afiliados), decenas de cargos madrileños, antaño fieles a Aguirre, ya habían hecho llegar al partido su abierta disconformidad con la continuidad de la hoy concejala. Tanto Rajoy como Aguirre lo sabían cuando pactaron la salida de la presidenta pero, según las fuentes consultadas, quedó un fleco sin rematar: el criterio del partido es que los congresos regionales se celebren después de las elecciones generales de finales de año y del Congreso nacional de primeros de 2016.
Aguirre, sin embargo, abrió ayer la puerta a que haya «una excepción» en el caso madrileño. «Pediré a la dirección nacional del partido permiso para celebrar lo antes posible» un congreso regional, declaró. Por contra, en la cúpula niegan esta posibilidad: «Esto no va a ser el ejército de Pancho Villa. Nuestra fortaleza de partido reside en que somos un partido nacional», apunta un alto dirigente.
La prisa de los barones
De hecho, la misma negativa se le trasladó al presidente en funciones de Baleares, José Ramón Bauzá, que también solicitó, tras el batacazó del 24-M, un congreso en su Comunidad antes del verano que le relevara de su cargo. En Génova se muestran «molestos» con la pretensión de algunos barones de «abandonar» antes de que se celebren las elecciones generales, cruciales para el futuro del partido. Una fuente de este partido se preguntaba ayer «cómo hacer una excepción con Madrid, y no hacerlo con Baleares, por ejemplo». Según los Estatutos del PP, la convocatoria de un congreso extraordinario exige «debate previo» y «una mayoría de dos tercios de los componentes de la junta directiva». Así las cosas, el PP de Madrid celebraría uno de sus cónclaves más trascendentes en la primavera de 2016, doce años después del que diera todo el poder a Aguirre frente a Gallardón.
Tanto en el Gobierno como en el partido se da por segura la candidatura de Cristina Cifuentes para la renovación. Eso sí, la diputada regional –avisan en su equipo– «está ahora centrada en las negociaciones con Ciudadanos para el acuerdo que la permita ser presidenta de Madrid». Precisamente, con este partido ha pactado instaurar el sistema de primarias, que ayer reclamaba la presidenta saliente.