ABC 16/02/16
· La inclusión de un referéndum en Cataluña y de 96.000 millones más de gasto público, entre otras condiciones, ponen muy difícil el acuerdo
Habrá reunión «inmediata» pese al Comité Federal El máximo órgano socialista exigió el 28 de diciembre «renuncia» previa al derecho a decidir para dialogar, pero el PSOE se sienta a rechazar la consulta catalana
Revertir las medidas económicas desde 2010 El documento habla de la necesidad de «revertir los recortes» tanto aumentando la dotación presupuestaria como derogando algunas legislaciones
Desde la página 1 Casi peor que las condiciones de Podemos para gobernar con el PSOE fue ver ayer el tono de la presentación del documento, comentaban socialistas de toda condición después de asistir a la puesta en escena de Pablo Iglesias. Coinciden en que llueve sobre mojado: el líder de Podemos volvió a mostrarse no solo displicente con el candidato a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sino «otra vez humillante» a fin de resaltar que quien va a mandar en la coalición es él.
Como decía a ABC el portavoz de un importante grupo que también negocia la investidura: «Está redactado para que el PSOE diga no» a un texto que tilda de «imprescindible» el referéndum de autodeterminación en Cataluña; contempla una vicepresidencia para Iglesias que dejaría a Sánchez poco más que en presidente «decorativo»; y prevé aumentar el gasto público en 96.000 millones (9% del PIB) en la legislatura, cuando la Comisión Europea quiere un recorte de 22.000 millones solo en los ejercicios 2016 y 2017.
«Pablo, no sabes donde estás»
Así las cosas, «el teatrillo», en palabras del secretario de Organización socialista, César Luena, parece desmontarse. Y un síntoma de ello es que el portavoz de los negociadores socialistas, Antonio Hernando, ni siquiera esperó al final de la multitudinaria rueda de prensa de Pablo Iglesias en el Congreso para contestarle y decir que el PSOE siente «perplejidad, preocupación y decepción». La única concesión que hizo a la cortesía fue anunciar que se van a reunir: «Nos sentaremos con Podemos, de forma inmediata, cuando ellos quieran –llevamos diez días esperando–, entre otras cosas para decirles que no a ese referéndum».
Los socialistas son conscientes de que, a partir de ahora, es muy importante dejar claro ante un electorado que comparten con Podemos de quién es la culpa del eventual fracaso. La seriedad del semblante de Hernando lo decía todo: «Pablo, no sabes donde estás. ¿En qué momento nos hemos perdido que el jefe del Estado te haya encargado la investidura?», se preguntó retóricamente.
Eso es lo que justifica que no vaya a haber, antes del jueves, como exigía Iglesias, otra reunión suya con Pedro Sánchez; no antes de un inicio formal de los contactos técnicos, porque eso sería hacerle el juego a Podemos en su intento de «ronda» negociadora con todos los grupos para socavar «el tiempo constitucional» de Sánchez mandatado por el Rey. Pero es que, además, desde ayer, el líder socialista no solo tiene que justificar un relato ante los electores, También, internamente, ante los barones críticos con su tentativa de investidura.
Desde el PSOE andaluz que comanda Susana Díaz, muy contraria al pacto con Podemos, ya se le recordaba ayer por la tarde al secretario general que el Comité Federal dejó «claro», el 28 de diciembre, que no habría diálogo sin «renuncia» al derecho a decidir antes de sentarse. Lo cual vale tanto por parte de Podemos como del PNV, que el pasado fin de semana volvía a pedir un nuevo estatus para el País Vasco. Es «como si no quisieran que haya acercamiento», dijo el secretario de Organización de los socialistas andaluces, Juan Cornejo. No andaba muy descaminado Cornejo porque una de las cosas que le dijo ayer Pablo Iglesias a Sánchez es que rompa los «vetos» y demuestre que no está maniatado por el máximo órgano entre congresos de los socialistas.
Referéndum «irrenunciable»
Pablo Iglesias optó por dotar a la presentación de su propuesta de un aire excepcional. Y si el PSOE esperaba alguna concesión por parte de Podemos no la encontró. El documento presentado por Podemos defiende como «irrenunciable» el derecho a decidir de Cataluña. Iglesias sostuvo que entienden que «el referéndum es la mejor propuesta» para solucionar el conflicto en Cataluña. Y ante la insistencia de las preguntas sobre si fruto de las negociaciones podría renunciar a ello, no quiso dejar lugar a dudas: «Me parece fundamental que haya un referéndum en Cataluña».
Las 98 páginas del documento de Podemos suponen un cambio drástico en algunas estructuras del Estado, que tiene, al margen del tema catalán, en el aumento del gasto público uno de los principales escollos. El líder de Podemos planteó que ese Ejecutivo debería tener como cuestión prioritaria la «reversión de los recortes».
Iglesias anunció que esta semana se verá con Alberto Garzón (el jueves) y con Mónica Oltra (el viernes), y que era su intención «recibir» a Pedro Sánchez antes de esos encuentros. Tras esos primeros encuentros Iglesias llevará su particular ronda de contactos hacia un segundo nivel, para reunirse con los partidos de los que espera el apoyo «activo o pasivo» en la investidura. Un grupo en el que incluyó a ERC, DiL, PNV y a Ciudadanos, al que pidió una abstención «por sentido de Estado», aunque dijo creer que Albert Rivera «se mantendrá» en su posición actual.
Evitó en esta ocasión referirse a qué ministerios querría para su formación, pero sí insistió en un reparto «proporcional» al resultado electoral. Reclamó para sí una vicepresidencia a la que sumaría nuevas atribuciones.
La petición de Pablo Iglesias recibió el primer «no» desde Ciudadanos, que en boca del secretario general del grupo parlamentario, Miguel Gutiérrez, definió la posibilidad de su abstención como «inconcebible». «No es negociable la unidad de España. No entendemos un ministerio de plurinacionalidad. No votaremos sí o abstención a un programa de Gobierno que quiere romper España», aseguró con contundencia.