EL CORREO 09/05/2013
· Goirizelaia inició ayer la ronda de reuniones con los docentes que se marcharon por la amenaza de ETA para emplazarles a regresar a Euskadi
BILBAO. El rector de la UPV, Iñaki Goirizelaia, inició ayer la ronda de reuniones con varios de los profesores que tuvieron que abandonar Euskadi por la presión de ETA y de su entorno radical para abordar su posible regreso a la institución académica vasca. Los encuentros, que se llevaron a cabo de manera individual, responden al emplazamiento por carta que desde la dirección de la Universidad se realizó hace dos semanas a media docena de docentes.
En las misivas, Goirizelaia les planteaba la posibilidad de recuperar sus plazas en la UPV tras el cese de la actividad armada decretado por la banda terrorista hace algo más de año y medio. El objetivo de la institución académica es que los profesores, algunos de los cuales llevan más de una década ‘exiliados’ y han rehecho sus vidas fuera de Euskadi, vuelvan a dar clases en la Universidad vasca con carácter inmediato. Es decir, el próximo curso.
Tres fueron los docentes que ayer se acercaron a la UPV para entrevistarse con el rector. La primera, Gotzone Mora, que por primera vez desde que abandonó Euskadi hace casi seis años acudió al campus de Leioa sin escolta –durante el último lustro ha dado cursos de doctorado de Periodismo–. La propuesta fue la misma en todos los casos: su incorporación a la institución académica vasca en septiembre, y hacerlo «con plena intensidad».
La decisión del Rectorado sorprendió a los profesores que, de inicio, echaron en falta una mayor «flexibilidad» por parte de Goirizelaia, máxime dado lo delicado de su situación. «Yo me presenté a la plaza de la UPV, pero no a que ETA me pusiera en una diana», señala Mora. La socióloga salió «decepcionada» de su reunión con el rector, que se alargó más de dos horas. «No le pido profesionalidad, pero humanidad…», apunta. Mora propuso sin éxito a Goirizelaia iniciar, de alguna manera, su retorno realizando labores de investigación. Pero, al parecer, la idea de la UPV es que su regreso se materialice «de la noche a la mañana» y «especialmente, dando clase». «No tengo ningún problema en reincorporarme a la docencia, pero no así», sostiene Gotzone, que cree que el emplazamiento del rector, y sobre todo «las formas», esconde una «instrumentalización política» de los profesores ‘exilados’.
La vuelta de los docentes que vivieron la amenaza del entorno de ETA no será fácil. Y es que a la situación personal de cada afectado se suma también la incógnita sobre su seguridad. La decisión de la UPV de facilitar su reincorporación está acompañada de un informe previo del Departamento de Seguridad que dirige Estefanía Beltrán de Heredia, en el que se estima que no existe «riesgo alguno» que impida su regreso a Euskadi. «Yo le he pedido ese informe y me ha dicho que no tenía autoridad para dármelo», revela Mora. «No tengo miedo a que ETA me mate, pero esa violencia de baja intensidad no desaparece tan fácilmente, y lo hemos visto. ¿Quién me garantiza que no va a pasar nada? El rector ya ha dicho que eso no le corresponde, que es cosa de la Ertzaintza», añade. Los recelos siguen siendo muchos.
Último encuentro, el 17
La duda reside ahora en saber cuáles serían las consecuencias de que alguno de los docentes –o todos– optaran por no regresar de inmediato a la UPV –es la que abona sus sueldos–. Al parecer, esa cuestión quedó ayer sin respuesta, a la espera de que los afectados se tomen un tiempo para meditar su decisión y se la trasladen a Goirizelaia. La institución académica declinó ayer hacer cualquier declaración acerca de los primeros encuentros entre el rector y los profesores ‘exiliados’. El rector hará extensiva la propuesta al resto de compañeros que se encuentran en la misma situación. Gorizelaia se ha citado hoy con otro de los profesores y el día 17 cerrará la ronda de contactos con Francisco Llera. Catedrático de Ciencia Política y director del Euskobarómetro, dejó Euskadi en 2003 rumbo a Sevilla, donde pudo continuar con su vocación docente.
Los profesionales afectados por la medida cuentan con el respaldo de un centenar de compañeros, que suscribieron la pasada semana un manifiesto en su apoyo. En el escrito recuerdan las «formas de desprecio» que estos profesores sufrieron antes de verse obligados a poner tierra de por medio y consideran que su vuelta a Euskadi «no puede ser un ejercicio de impostación». Según advierten, «de una bienvenida con expresiones aprobatorias se derivan acciones benévolas; del reingreso a escondidas y por la puerta de atrás, el temor de que las acciones hostiles no tardarán en llegar».
EL CORREO 09/05/2013