RAÚL DEL POZO-EL MUNDO

El año pasado le hice a Juan Carlos I la siguiente pregunta: ¿no cree Su Majestad que no invitarlo a los actos conmemorativos de las primeras elecciones de la democracia es como no invitar a Napoleón a la conmemoración de la batalla de Austerlitz? El Rey, con humildad y laconismo, contestó: «Sí, desde luego». Fue un acto de cobardía y de miedo el excluir a Juan Carlos de la efemérides de una hazaña en la que fue uno de los grandes protagonistas. En el aniversario de la Constitución del 78, Juan Carlos ha sido invitado con buen criterio, porque sigue siendo ante el mundo entero un referente de la democracia española, nunca se alejó de la senda trazada por la Carta Magna, y el nuevo Rey necesita la aureola del prestigio de su padre. Después de siglo y medio de fusilamientos de liberales, mujeres, rojos, generales y cabos, políticos y curas, por defender La Pepa y otras leyes fundamentales, contra reyes felones y la chusma de «Vivan las Cadenas», los españoles resollaron la libertad y ahora lo celebran. La Princesa de Asturias leyó un párrafo de la Constitución que se escribió, cuando, como ha dicho Félix Ovejero, «la mejor izquierda señoreaba la política española». Se refiere al PCE que firmó el final de la guerra y la Amnistía con lo que quedaba del franquismo. Y al PSOE, que hizo juegos malabares con Alfonso Guerra para lograr el consenso. Ahora, en el cumpleaños hubo conciertos, pero sin corridas y otras solemnidades de aniversario. Borges despreciaba los aniversarios como ceremonias unánimes, con discursos y estatuas ecuestres. Pero lo peor de esta efemérides es que la Constitución está rodeada de enemigos por todas partes.

Incluso el PCE de hoy, que no se parece mucho al que invoca Ovejero, dice que aquella Carta Magna ya no existe porque hubo incumplimientos flagrantes, por lectura neoliberal del PP-PSOE. «Maastricht le eliminó todo margen de soberanía, es decir, palancas propias para diseñar nuestro futuro económico. La reforma del 135 le ha dado total primacía a la banca. La aplicación del 155 sin ley orgánica que lo desarrollara no es rigurosa, ese artículo se escribió para no ser aplicado». Pablo Iglesias tampoco cree en aquel prodigio: «Con el 15-M se reconfigura el Sistema». La izquierda, que fue la gran defensora de la Transición, dice ahora que el Régimen del 78 está carbonizado y así lo demuestran las encuestas y la gente de la calle. «Era dominio, explotación y saqueo de las arcas públicas».