- El PNV corre el riesgo de que un hipotético lehendakari Pradales acabe implantando su sello personal en el partido, dándole la vuelta a la ideología de Sabino Arana.
Iñigo Urkullu ya era entonces presidente del PNV, el cargo que ahora ocupa Andoni Ortuzar. Y antes de eso había sido también presidente del partido en Bizkaia, la circunscripción con diferencia más poderosa del partido y donde está su sede central.
Urkullu había organizado una corriente de opinión y de adhesiones a su favor en el interior del partido y su elección vino dada como una consecuencia natural, ya que él representaba entonces las esencias del partido mejor que nadie.
Con Imanol Pradales Gil, en cambio, estamos ante un proceso de elección completamente opuesto.
Pradales no ha construido ninguna corriente de opinión dominante dentro del partido, no se ha rodeado de amigos políticos, ni los ha colocado en puestos decisivos para que luego confluyan en su nombramiento, ni tampoco representa, ni de lejos, la esencia del partido fundado por Sabino Arana.
Pradales es un producto típico del PNV, de eso no cabe duda, pero en modo pasivo: él se ha dejado hacer. Se trata de uno más de los muchos cuadros medios generados de modo natural por este partido, sobre todo en Bizkaia, territorio que mejor domina, por el simple resultado de gestionar casi en exclusiva la administración provincial y local desde 1979.
«La carrera política de Imanol Pradales Gil es la típica de los cuadros del PNV, que van acumulando currículum gracias a que el partido los va colocando aquí y allá»
Es la dirección del PNV la que le ha elegido a Pradales entre varias docenas de candidatos tan válidos como él. ¿Pero por qué a él?
La carrera política de Imanol Pradales Gil es también la típica de los cuadros del PNV, que van acumulando currículum gracias a que el partido los va colocando aquí y allá sin solución de continuidad.
En su caso, empezó en 2007 en un organismo de la Diputación Foral de Bizkaia, llamado Bizkaia Talent, donde no sabemos muy bien lo que hacía. Pero allí está cuatro años, hasta 2011, cuando pasa a dirigir, con 36 años, el Departamento de Desarrollo Económico y luego el de Infraestructuras, es decir, departamentos de confianza, donde se maneja mucho dinero, en la Diputación Foral de Bizkaia.
Como todo cargo del PNV, Pradales ha estudiado euskera y también ha terminado una carrera, con doctorado incluido, lo cual se valora mucho en los partidos políticos, ya que no todos los cuadros de confianza son capaces de hacer ese esfuerzo.
Sigo pensando que su elección estaba acordada por Ortuzar y Urkullu al alimón. No me creo la teoría ampliamente difundida de que ambos terminaron mal porque Urkullu quería seguir. Ortuzar y Urkullu son uña y carne desde hace muchos años, juntos controlaron el partido y por tanto es del todo ilógico que el desenlace de la carrera política de Urkullu haya sido una decisión unilateral de Ortuzar.
Además, Pradales es, como bien se ha dicho, casi un clon de Urkullu, en cuanto a talante personal y hasta hechuras físicas: un poco más joven, eso sí, y algo más alto.
Hasta Urkullu fue su profesor en la ikastola y luego contó con él en el programa de captación de ideas que impulsó en 2007, al inicio de su presidencia del PNV.
Pero Pradales es un autonomista convencido, mucho más que Urkullu. Desde luego, no le veo metiéndose en jardines teóricos como aquellos en los que se metía este con el tema de la nación foral, el cupo político o la convención constitucional.
Entre otras razones, porque los amigos de Urkullu, que le decían estas cosas, los catedráticos Juan José Álvarez o Daniel Innerarity, ya no estarán susurrándole a Pradales al oído, pues son de otra generación.
No hay más que echarle un vistazo a la tesis doctoral de Imanol Pradales, que es del 2004, de la época del gobierno de Ibarretxe, que se la publica y le da un premio por ella. Lo cual es señal de que no se la leyeron, claro, porque en dicha tesis se ocupa del tema del empleo, pero solo en la Comunidad Autónoma Vasca.
Y eso, viniendo de un supuesto nacionalista, es pecado mortal. Un nacionalista verdadero, ideologizado y con mala leche contra España se habría ocupado del tema del empleo también en Navarra y en el País Vasco francés, en lo que es toda la Euskal Herria sometida por los dos estados opresores, el español y el francés.
Pero Pradales sólo se ocupa de las tres provincias vascas y en la tesis aparece el nombre de España por doquier (algo tabú para un nacionalista, que habría dicho siempre en su lugar Estado español).
«Imanol Pradales va a significar, para su propia generación, la que ahora está en la plenitud de su actividad profesional, el acceso definitivo a la condición de vasco de primera categoría»
Es que ni siquiera escribe la palabra ‘Euskadi’. Prefiere siempre ‘País Vasco’. Es una tesis que podría haber hecho perfectamente alguien del PP, si hubiera en el País Vasco algún cuadro del PP dispuesto a hacer una tesis, quiero decir.
La dirección del PNV va a utilizar al autonomista Pradales como elemento de captación masiva de voto moderado, primero entre las bases del PNV, que ese lo tiene garantizado.
Pero luego, lo más importante, entre los caladeros, los pocos que quedan, pero decisivos para dar mayorías, del constitucionalismo vasco.
La moderación de Pradales llega hasta tal extremo que el primer día de campaña fue el único que apareció, junto al resto de candidatos, con el pantalón planchado a raya: Andueza, Otxandiano y De Andrés iban en vaqueros.
Y, sobre todo, Imanol Pradales va a significar, para su propia generación, la que ahora está en la plenitud de su actividad profesional, el acceso definitivo a la condición de vasco de primera categoría en igualdad con los vascos patanegra de apellidos, que son los que hasta ahora han controlado el PNV y, por tanto, la política vasca.
Y esa es una razón demasiado poderosa como para no incluirla en cualquier pronóstico para el próximo 21 de abril.
De momento, el PNV supremacista de siempre va a manejar al candidato Pradales a placer, pretendiendo captar con él todo el voto vasco no independentista, que es ahora el del 80% de la población vasca.
A eso se le llama hacer política vicaria, valiéndose de esa estructura bicéfala que salvaguarda al partido de los avatares electorales.
Pero el PNV corre un riesgo con esta elección de candidato tan calculada y en el fondo hipócrita. Y es que un lehendakari Pradales acabe queriendo implantar su sello personal en el partido, dándole la vuelta por completo a la ideología del fundador Sabino Arana, que consideraba a los maquetos como Pradales una especie de apestados a excluir de la sociedad vasca.
El secreto mejor guardado del candidato Pradales es que es humano y, como tal, atesora consigo la clave de su dignidad, ese rescoldo indeleble de amor propio que nos impulsa a todos a ser quien verdaderamente somos. ¿Por qué no a él también?
*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.