LUIS VENTOSO-EL DEBATE
  • ¿Qué aporta en la crisis palestina un mandatario que no pinta nada en el ámbito internacional y que en casa es incapaz de aprobar unos presupuestos?

Una eximia eminencia «progresista» no está para considerar los comentarios chuscos de los execrables gacetilleros fachosféricos. Pero aun así, vamos a osar ofrecerte un consejo amical –valga la hipérbole– y de simple sentido común. Es sencillo: ahórrate el ridi, hombre; deja de dar espectáculo por ahí fuera, porque no pinchas ni cortas y además careces de autoridad moral.

Ya sabemos que necesitas cortinas de humo, porque las corruptelas del partido y las andanzas de tu mujer te tienen más quemado que el aceite de una churrería y más nervioso que una lata de Monster Energy. Pero aun así, este circo que has montado, esto de ponerte a recorrer media Europa para alardear de que vas a arreglar tú solo lo del Estado palestino… pues supone una magna patochada. Ayer ya recibiste un doble repaso. Los primeros ministros noruego e irlandés te dijeron que de pedir un Estado palestino a tu rebufo, nada, que las cosas a su tiempo; y luego la Casa Blanca te bajó los humos con una sutil colleja dialéctica.
Peter, en confianza, ¿no se te estará yendo un poquito la olla narcisista? El hecho de que hables algo de inglés –porque tus pudientes padres del PSOE te pagaron de joven unos veranos en el extranjero– no te convierte en una figura de la diplomacia mundial. Peter, humildad, que todos sabemos que cada vez que Biden quiere hablar algo un poco en serio con los europeos no te convocan, que te tienen calado.
Por ahí fuera saben que eres el presidente más radical de Europa, el único con ministros comunistas. Saben que eres un mandatario de cartón piedra, que llegó al poder sin ganar las elecciones y que se mantiene en él tras haberlas perdido de nuevo, solo por unos pactos aberrantes que dejarán a España vendida si llega otro golpe separatista.
Saben que mientras vas por ahí de Señor Lobo que soluciona las trifulcas ajenas, en tu ámbito doméstico no logras ni aprobar los presupuestos, primera y elemental tarea de un gobernante. Saben que siempre escoges mal, que estás más cerca de Maduro que de los que aspiran a derrocarlo, y más cerca de Hamás que de Israel. Saben que debes tu poltrona a un fugitivo un poco zumbado, al que pagas reescribiendo las leyes como un sátrapa bananero.
Saben que persigues a los jueces independientes, que controlas la televisión pública de la manera más zafia y que encargas encuestas trucadas a un pillo de tu partido, que no tiene problema alguno en manipularlas, a pesar de que las pagamos a escote.
Saben que desde que llegaste al poder, la renta por habitante ha caído casi un 3 %, el consumo, un 6,4 %, y la carga fiscal ha aumentado un 13 % (y eso según los datos de tu INE, ergo la realidad será peor). Saben que eres el campeón europeo de las subidas de impuestos y el rey del despilfarro (la deuda de la Seguridad Social ha aumentado contigo en 34.000 millones). Saben que no tienes empacho en trucar las estadísticas de empleo con tocomochos semánticos, e incluso así eres el líder de paro de la UE.
Saben que mientras vas por Europa en plan Lawrence de Arabia reencarnado, en casa has armado un jaleo insoportable, con los separatistas catalanes a los que debes tu puesto exigiéndote ya un referéndum inconstitucional para romper España.
Y con semejante hoja de servicios, exhibes una efigie más dura que el granito de Porriño y para darle cuartelillo a Begoña te lanzas a pasearte en el Falcon por Polonia, Noruega, Irlanda, Eslovenia y Bélgica, impartiéndoles lecciones magistrales sobre el Estado palestino.
Peter, has sido el peor presidente de turno de la UE. No hiciste nada. No pintas nada. Hasta el sultán marroquí te torea como a un pipiolo, en vez de tratarte como al gobernante de un país puntero del primer mundo. Así que, por favor, tómate unos días –o mejor, unos meses– en la tumbona de Doñana, o en la Mareta, y no nos hagas pasar más vergüenza ajena.