IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • ¿Quién está interesado en magnificar los resultados de Vox en Cataluña?

Pues sí. La cantinela del ‘sorpasso’ se ha vuelto a poner de moda gracias al aterrizaje de Vox en Cataluña y al gustillo que le tienen algunos comentaristas al palabro. Pero aunque la superación de ese partido al PP y a Cs en votos y escaños justifica su uso, ese seseante, silbante y sibilante italianismo sólo aporta una valoración exagerada de ese logro electoral obvio. Hay algo de voluntarista y sensacionalista, de épico e hiperbólico en el vocablo ‘sorpasso’ que a uno le echa para atrás. Y es que, si tenemos en cuenta que entre la formación de Arrimadas y la de Casado han perdido más de un millón de votos y 31 escaños, repararemos en que Vox, con sus 217.883 electores y sus 11 electos, sólo ha pillado la quinta parte de los primeros y la tercera parte de los segundos, lo cual quiere decir que no ha rentabilizado de veras la sangría sufrida por los dos partidos con los que rivalizaba y que, por muy rebotada que ande, una inmensa mayoría del electorado constitucionalista catalán no ha sucumbido al encanto redentorista de las siglas de Abascal.

Cito a Abascal para referirme a Vox porque esos comicios, pese a ser autonómicos, se han desarrollado en clave nacional y no se ha penalizado en ellos a los candidatos del PP ni de Cs sino las derivas erráticas de Casado y Arrimadas, del mismo modo que tampoco se ha premiado a un candidato tan flojo como Ignacio Garriga, que a la hora de denunciar «el despilfarro de la mafia separatista» dio, como cifra escandalosa del Presupuesto de la Generalitat, 27 millones de euros obligando a una presentadora de TV3 a que le corrigiera y le diera la cifra correcta de 30.000 millones de euros malgastados.

El ‘sorpassito’, sí. ¿De verdad puede hablarse con seriedad de ‘sorpasso’ con unos resultados electorales tan justitos que no superan los que obtuvo el propio PP en las autonómicas de 2015 y que en aquellas fechas consideramos para el candidato García Albiol una grave derrota? ¿Puede venderse como un éxito lo que para otros fue un fracaso? ¿Quién está interesado en esta magnificación efectista de los resultados de Vox en Cataluña? Pues, aparte de Abascal, esa misma izquierda que trata de identificar con Abascal y con Franco cualquier oposición a ella. Por paradójico que parezca, Vox va a ser la gran excusa y el cemento que una a las huestes de Illa (y de Sánchez) con una Esquerra atemperada por las expectativas del indulto a los sediciosos y de llevarse un buen pellizco de las ayudas europeas. El entendimiento pragmático de ERC con el PSC, aunque no lleguen a formar gobierno, es algo cantado y se disfrazará frente al independentismo más radical como una alianza necesaria contra la amenaza fascista.