EL CORREO 13/03/13
TONIA ETXARRI
Con 1.132 millones de euros menos para gastar, y la decisión de congelar cualquier inversión nueva en Euskadi, el lehendakari quiso dar la cara porque tenía que transmitir que sus Cuentas son las más duras de los últimos treinta años. Como titular, resulta impactante. Pero si quiere aliviar su soledad parlamentaria, tendrá que empezar a negociar (es decir, a ceder) con el resto de grupos del hemiciclo de Vitoria que, de entrada, han recibido el proyecto del Gobierno vasco con la intención de presentar las correspondientes enmiendas a la totalidad. Urkullu quiso dar a conocer personalmente su plan presupuestario para que luego no se malicien quienes le observan de cerca sobre su delegación en el consejero de Hacienda.
A Gatzagaetxebarria le ha tocado en Euskadi, como a Montoro en el Gobierno de España, la cartera más ingrata en momentos de recesión económica. Porque, para comunicar un plan de recortes, no hay quien aguante la mirada de los ciudadanos, ni siquiera a través de las cámaras de televisión. El no los ve, lógicamente, pero el descontento traspasa la distancia. Por eso ayer el lehendakari, sin la compañía del consejero ni la de su portavoz Josu Erkoreka, sólo pudo decir que pasaremos este difícil 2013 y «buscaremos luz en el 2014».
La buscará. No está muy seguro que la vaya a encontrar. De momento, su mensaje parece venir desde la más profunda oscuridad del túnel. La oscuridad del reconocimiento de que la capacidad de gasto es independiente del color político del Gobierno de Ajuria Enea. La ilusión de que su partido podría hacer milagros se le ha esfumado en apenas tres meses.
Subrayaba este fin de semana Itxaso Atutxa , la nueva presidenta del PNV en Bizkaia, consciente de la debilidad parlamentaria del Gobierno vasco, la importancia de que no se presenten, por parte de los demás grupos, enmiendas a la totalidad. Pero, de entrada, las cuentas del Gobierno vasco van a topar con una enmienda tras otra. La de EH Bildu, anunciada en el minuto uno de la jugada. UPyD que ve traspasadas las líneas rojas. También la del PP, a pesar de sus pactos territoriales y del guiño del lehendakari al alcalde de Vitoria dando luz verde a la ‘capitalidad’ de la ciudad. Los recortes sociales y el negro futuro que les depara a los interinos en la Administración vasca ha puesto en guardia a los socialistas.
Un panorama desolador para un gobierno minoritario. Bien es verdad que se abre ahora una etapa de negociación. Otra cosa es que el PNV, el partido que tiene la responsabilidad de gobernar, aproveche el tiempo y quiera hacer algo más que dejar que venzan los plazos y conformarse con la prórroga.
Aseguran en el Ejecutivo vasco que se van a fajar para que, al menos, alguna enmienda a la totalidad se convierta en abstención. Los emplazamientos hacia el Partido Socialista no pueden ser más directos pero el escepticismo entre la mayoría de grupos esta muy extendido porque no han visto al Gobierno con disposición a introducir los primeros cambios sugeridos. Por si acaso se preparan para recordar que si el Ejecutivo no logra sacar adelante sus presupuestos, el fracaso no será de la oposición.