El último tren de Batasuna

No son los años. Ni la cárcel. Que también. Es, sobre todo, la legalidad democrática la que ha ido quitando al entramado terrorista el oxígeno que respiraba utilizando las instituciones democráticas. La carta de ETA confirma que el camino en la lucha contra el terrorismo es el correcto.

Si la carta de los seis ex dirigentes de ETA, en prisión, tiene su importancia por tratarse de activistas tan significados que reconocen su desestimiento, no hay que dejar caer en saco roto su apuesta por «la lucha institucional y la lucha de masas». Ése es un dato fundamental del que debería tomar buena nota la dirección de la ilegalizada Batasuna. Que ETA está atravesando sus peores momentos no lo dicen los profetas en tierra ajena sino que firmantes de esa misiva como Múgica Garmendia , ‘Pakito’ -cuyo historial delictivo empezó a destacar con la misteriosa desaparición de ‘Pertur’- dicen que «nunca» en la historia de ETA «nos hemos encontrado tan mal». Y si esta conclusión, expresada por escrito y dirigida a ‘Antza’, antes de que fuera detenido y mientras reflexionaba sobre el plan Ibarretxe, no puede ser más derrotista, habrá que reconocer que esta situación ha sido posible gracias a la presión policial, judicial y política.

No son los años. Ni la cárcel. Que también. Es, sobre todo, la presión de la legalidad democrática la que ha ido laminando al entramado terrorista al irles quitando el oxígeno que respiraban utilizando las instituciones democráticas. Ya se vio, con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, que el rechazo social no era suficiente para acabar con ETA. Había que acompañarlo de una decidida política democrática orientada hacia su derrota. Los partidos que así lo quisieron firmaron el Pacto Antiterrorista y propiciaron la aprobación de una ley que dejó al margen del calorcito de la vida pública a Batasuna, cuya fuerza institucional se ha quedado reducida al Parlamento vasco. Pero esa chimenea en torno a la que se cobija el grupo de Otegi tiene una fecha de caducidad. Se tendrá que apagar con la convocatoria de las elecciones autonómicas previstas para la próxima primavera. Otegi decía, después del descabezamiento de la cúpula de ETA, que si alguien esperaba de la organización terrorista un comunicado anunciando su final, se iba a equivocar. Si tuviera la inteligencia y el arrojo que mostró Gerry Adams con el IRA, Batasuna debería aprovechar este tren. Puede ser que sea el último antes de que vuelva a tener problemas legales para presentarse a las elecciones.

Se trata de renunciar. Claro está. Pero no es una renuncia a sus ideas sino a un discurso político que legitima el terrorismo. Sus ex compañeros de Aralar lo hicieron y no les va tan mal en las urnas. Seguramente, si Batasuna diera ese paso adelante, cosecharía el mayor éxito electoral de los últimos años. Bien es cierto que perjudicaría a otras opciones nacionalistas pero la causa lo merece, ¿no?. En este momento clave es importante no bajar la guardia. La mejor lectura que se puede hacer es la efectuada por el PP y PSOE : que la carta de ETA confirma que el camino en la lucha contra el terrorismo es el correcto. Cabe esperar que la historia no la vuelvan a torcer quienes quieren seguir dando oxígeno al terrorismo.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 3/11/2004