En Voz Muy Baja

Martín (de Pamplona)

Caminamos con miedo nuestra senda
entre oscuros engendros
que trazan sus designios de odio y muerte.
No podemos hablar: ahogan nuestras voces.
No podemos gemir: nos acallan a golpes
de violentas consignas.
Miramos el altar del Dios antiguo
esperando el milagro en la paloma
que acabe con los ídolos de sangre.
Pero los nuevos sacerdotes de la hoguera
de las inmolaciones de esperanzas
se revuelven y asfixian
todo latido de vida confiada.
No podemos pisar sobre la tierra
sin que nos acongojen
horribles acechanzas.
No vivimos
sino para escondernos
de la muerte.
¡No hay remedio!
Estamos condenados a vagar
indefensos
por caminos secretos. Olvidados…
Sin siquiera pensar que haya algún día
futuro en el silencio.