¡Es la guerra!

ABC 12/12/16
JOSÉ MARÍA CARRASCAL

· Estamos en una nueva era. Todo es distinto. Si ganó Trump, ¿por qué no va a ganar Errejón?

Ycomo en la película de los Hermanos Marx, habría que corear: «¡Más madera!», mientras se desmantela el tren para que continúe marchando. Tras negarla cien veces, la guerra en Podemos ha estallado. La declaró el bando de Iñigo Errejón, que teme ser laminado, y dos meses antes de celebrarse el próximo congreso, hace público un manifiesto que se resume en su título «Recuperar la ilusión». Lo que significa que la ilusión, que disparó a Podemos como un cohete espacial, se ha perdido. Y se ha perdido al quedar aplastadas la pluralidad, la transversalidad, la paridad, las ventanas abiertas, la libertad en suma, por el rodillo que intenta establecer el férreo dogmatismo de Iglesias. De ahí que pidan que en el congreso se voten antes las propuestas que los cargos, con listas abiertas. O sea, más democracia interna. Recuerda el duelo entre Stalin y Trostky en miniatura, pues aquél tuvo una dimensión universal, mientras aquí tenemos un pulso muy local, muy personal, dentro de un partido, que ha alcanzado su máxima expansión y busca la forma de no desintegrarse.

De no desintegrarse, sí, pues es el destino de cuantos ofrecen «conquistar el cielo» –la cita es de Marx, copiada por Iglesias–, y se dan de bruces con una realidad nada celestial al afrontar los problemas de cada día. Ese es el drama de todas las extremas izquierdas: prometen la utopía, y como la utopía es inalcanzable, no les queda más remedio que imponerla por la fuerza, acabando en dictaduras. Alguien ha dicho que la tiranía empezó con el «todo para el pueblo, pero sin el pueblo» de los ilustrados, que han terminado ejerciendo los sátrapas comunistas. Mucho apunta que Pablo Iglesias quería empezar a ejercerla en su partido, y parte del mismo se le ha sublevado. Los 300 nombres que recogió de entrada el manifiesto son ya 3.500 y hay importantes podemitas entre ellos, como la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, y el portavoz en la Asamblea, José Manuel López. Digno de destacar es también el de Tania Sánchez, la excompañera de Iglesias, que ya intentó, con Maestre, un golpe de mano para hacerse con la dirección del partido en Madrid, fracasando. Por cierto, ¿se refería a ellas Pablo cuando advertía contra la «feminización» de la política?

¿Quién se impondrá en esta batalla dentro de Podemos? Tratándose de izquierdas extremas, la experiencia nos dice que ganaran los más extremistas, es decir, Iglesias. ¿Recuerdan cómo acabaron Stalin y Trotsky? Pues eso, sin el asesinato, quedándose en expulsión. Íñigo, Rita y Tania tienen la oportunidad de crear un «Queremos» más abierto, una especie de Ciudadanos del PSOE.

Pero estamos en una nueva era. Todo es distinto. Si ganó Trump, ¿por qué no va a ganar Errejón? O que Iglesias se suicide. Políticamente, claro.

Nota: Un error informático hizo que, en vez de esta, ayer se publicase mi columna del pasado 16 de noviembre. Disculpen, aunque su actualidad ilustra el enquistamiento de nuestra problemática.