IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

La vicepresidenta segunda del Gobierno estuvo ayer exultante en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Anunció una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional, una mera etapa dentro de un movimiento que continúa en los próximos años; y comunicó también la prórroga de los ERTE. Aquí, el esquema se mantendrá igual durante un mes más, pero obligará a las empresas a pagar un porcentaje mayor de los gastos de formación, necesarios para obtener las reducciones previstas durante los cuatro meses siguientes.

Yolanda Díaz es la nueva estrella del gabinete y sustentó su entusiasmo en la comparación con la gestión realizada por el Gobierno anterior del PP. Mientras los populares bajaban los sueldos, eso dijo, ellos los suben; y mientras aquellos amenazaban con congelar las pensiones, ellos las suben. Eso es lo que forma el paquete de medidas progresistas aplicadas por el Gobierno de progreso para conseguir eso tan bonito como es una recuperación justa. ¿Cómo es posible este milagro económico que se materializa en medio de la peor crisis económica del siglo? ¿Es este Gobierno un mago de la economía merecedor del próximo Premio Nobel? ¿Ha descubierto la manera de convertir en oro la desbocada lava del volcán? La respuesta hay que buscarla en las cuentas públicas. La generosidad de hoy es imposible pagarla con los ingresos que generamos hoy, así que no hay más remedio que aplicar a los gastos actuales una buena parte de los ingresos futuros. De ahí que las cifras del déficit crezcan cada día y el monto de la deuda alcance alturas nunca conocidas. El Gobierno se ocupa de reducir los problemas de hoy -eso está muy bien- en base a aumentar los problemas de mañana. Visto desde la impresionante altura de mi edad me parece estupendo, pero no estoy seguro de que mis hijos y mis nietos compartan el entusiasmo. Les voy a preguntar.

Hay más desencantados con la vicepresidenta. Por ejemplo el secretario general de UGT, quien en un alarde de concisión aseguró ayer que los 15 euros de la subida del SMI son «una mierda y una miseria»; y que como se despierte el próximo 1 de enero y no esté ya en los 1.000 euros, rompe la baraja y no pacta nada más. Mientras, los empresarios van del ronzal. Postergaron la subida todo lo que pudieron y limitaron su monto a esa ‘mierda’. La prórroga de los ERTE la tragan con mucha agua y darán la batalla final en la reforma laboral. Un escollo de dimensiones mayores.