ABC 19/12/15
· Rajoy advierte de que solo el PP evitará un pacto radical de izquierdas, y señala que Sánchez ya no es su principal rival en la urnas
La campaña electoral acabó ayer en un ambiente de máxima incertidumbre ante lo ajustado del resultado en los puestos de cabeza y la ausencia de compromiso para dejar gobernar a la candidatura más votada. Al contrario, tanto Podemos como el PSOE han dejado claro que harán todo lo posible para echar a Rajoy del poder, aunque gane mañana en las urnas, mientras que Ciudadanos mantiene su rechazo a apoyar a los candidatos popular y socialista. En esta situación, el presidente del Gobierno advirtió ayer de que solo el voto al PP podrá evitar que a partir de lunes emmpiece a formarse una coalición de la izquierda y la extrema izquierda en España.
Los partidos apuraron ayer las últimas horas de campaña, la más ajustada e incierta en décadas y con los escaños más repartidos, por lo que cada voto será importantísimo, sobre todo en las provincias pequeñas. Rajoy estuvo por la mañana en Bruselas, desde donde pidió el voto a «todos los que quieren que gobierne el PP», pero también a quienes no quieren que gobierne una coalición radical de izquierda.
Rajoy no quiso pronunciarse sobre un hipotético pacto con Ciudadanos o con el PSOE tras las elecciones: «De eso hablaré tras el 20-D», pero lo que es evidente es que su relación con Sánchez está muy dañada. Desde el debate del lunes no han vuelto a hablar ni una sola vez, ni siquiera después de la agresión que sufrió el candidato del PP en Pontevedra. Cuando se le preguntó si Sánchez seguía siendo su principal adversario, como dijo al principio de la campaña, aseguró que no estaba en condiciones de poder afirmar eso. Fuentes de La Moncloa señalaron a ABC que el principal rival del PP «es la izquierda». «Lo que ocurre es que no se sabe si la lidera Pedro o Pablo, lo único claro es que se unirán para intentar echarnos», comentaron.
En esta situación, donde los pactos serán imprescindibles para la investidura del presidente y para gobernar no resulta extraña la respuesta que dio Rajoy sobre cuál sería un buen resultado para el PP: «Ser la primera fuerza y poder gobernar».
Los socialistas, por su parte, no quieren oír hablar de pacto alguno con el PP; con Sánchez o sin él. La sola oferta cayó ayer como una bomba de neutrones sobre un partido que lucha denodadamente con Podemos y Ciudadanos por conservar el segundo puesto y ser la única alternativa al PP. Por eso, todos los dirigentes, desde Pedro Sánchez hasta los más críticos con él salieron a negar la mayor. La primera, Susana Díaz –una oferta «patética y de perdedores», dijo.
Y no es porque fuera la presidenta de la Junta de Andalucía más perjudicada por una operación que daría casi por finiquitada la etapa de Pedro Sánchez; es que Díaz cree, como la inmensa mayoría de los dirigentes socialistas que sería un «suicidio». Máxime si, como pronostican las encuestas, a los socialistas les va a costar mantener perfil propio de oposición de izquierda con un Podemos fuerte. Incluso Felipe González, autor intelectual de la propuesta de gran coalición hace ya más de un año, se vio obligado a aclarar meses atrás que su «reflexión» era interesante hace dos años. Ahora, vino a rectificarse, con Ciudadanos y Podemos pisando los talones al PSOE es ya implanteable. Eso es lo que dijo también el miércoles en entrevista a ABC Alfredo Pérez Rubalcaba: « No es una opción posible».
La abstención de Rivera
Albert Rivera no apoyará la investidura de Mariano Rajoy o de Pedro Sánchez, pero sí abrió ayer la puerta a abstenerse si uno de los dos es el más votado. Y pide que ellos hagan lo mismo si es Ciudadanos quien gana las elecciones. El líder de Ciudadanos se mostró ayer «partidario» de que la legislatura pueda arrancar para evitar un bloqueo institucional, aseguró que si él no puede gobernar y tras esa abstención «se irá a la oposición» y no firmará ningún acuerdo de gobernabilidad ni de legislatura con esa fuerza más votada. «Diré no a una mayoría de perdedores, con Podemos o incluso con el PSOE», afirmó ayer el líder de Ciudadanos.
Según todas las encuestas que se han venido conociendo hasta el pasado lunes, esa primera fuerza es sin excepción en todos los sondeos el Partido Popular. No obstante, según la composición final del Parlamento, podría suceder que ni siquiera la abstención de Ciudadanos fuese suficiente.
Podemos se ha cuidado de mantener la incógnita sobre posibles pactos postelectorales hasta el final. Las únicas líneas rojas que ha marcado son no investir a ningún presidente del PP y no entrar en un gobierno presidido por el PSOE. Es la misma tónica que siguieron las alianzas autonómicas, aunque en esta ocasión insisten en apelar al diálogo «con todos» y al programa. Pablo Iglesias se ve con posibilidades de quedar por encima del PSOE, y en ese punto sí estaría dispuesto a pedir apoyos de investidura a los socialistas: «Cuando nosotros estamos por encima el PSOE gira hacia donde queremos», repite el candidato de Podemos.
Pacto contra el PP
La estrategia mantenida por la formación morada es erigirse como el único partido que no facilitaría un gobierno del PP. De hecho, para diferenciarse de los socialistas en este punto, Iglesias azuzó ayer el fantasma de la gran coalición. «Parece que el pacto del que se habla hoy es la gran coalición que ha propuesto Mariano Rajoy», indicó en declaraciones a los medios antes de participar en un acto de campaña en Murcia. Iglesias quiso desmarcarse rápidamente de quienes especulan y hacen cuentas: «Nosotros tenemos muy claro cuál es nuestro compromiso. En este momento toca hablar de España, si hay algunos que siguen hablando de la gran coalición entre PP y PSOE tendrán que responder ellos a las preguntas», dijo.
Podemos piensa ahora a largo plazo, más allá incluso de una legislatura, y no están dispuestos a «mancharse» con pactos. Todo apunta a que la estrategia no será evitar a toda costa un gobierno del PP. No al menos si ello supone dar su apoyo a un presidente socialista. Internamente, en el partido consideran la posibilidad de que esta legislatura no complete los cuatro años y creen que si Ciudadanos permite a Mariano Rajoy gobernar en futuros comicios podría pasarles factura. No obstante, Podemos confía en que esa remontada que vienen invocando toda la campaña se materialice y sea Iglesias quien lidere negociaciones futuras.