Españoles, Catalanes, Vascos

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC 13/10/13

· Lo innegable, lo paradójico, es que esos nacionalistas llevan lo español en su código genético.

¿SE puede ser catalán –o vasco, asturiano, aragonés, andaluz, etc., etc.– y español al mismo tiempo? No solo se puede, sino que se es. Todas son modalidades de lo español, que se encarna en ellas sin menoscabarlas. Bien al contrario, las recopila, les da una base, una especie de denominador común que las fortifica. Así han venido funcionando y creciendo juntas a lo largo de los siglos, como un árbol de ancho tronco y ramas frondosas, compartiendo sabia y frutos, sequías e inundaciones, tormentas y carcoma.

Lo estamos comprobando, ante el envite de unos españoles que quieren dejar de serlo. Dicen que no lo han sido nunca, algo incierto, pues muchos de ellos dieron la vida por España. Y aún hoy, sigue habiendo allí gentes que se echan a la calle para proclamar que se sienten españoles, sabiendo que no va a granjearles la simpatía de sus vecinos e incluso puede dañarles profesional y económicamente, por no hablar ya de aquellos a los que les ha costado la vida o una pintada en la fachada de su casa. Al resto, a los que no asistieron a la manifestación de la Plaza de Cataluña y permanecen mudos ante la marea secesionista, nada puede reprochárseles. La democracia no exige héroes ni mártires. Precisamente, se creó para que ni unos ni otros fueran necesarios.

Y esa «mayoría silenciosa» catalana y vasca que el Gobierno intenta movilizar seguirá siendo silenciosa si esos gobernantes no hacen nada para que dicha mayoría tenga voz y se sienta protegida. Porque los distintos gobiernos que ha tenido nuestra democracia desde la Transición han estado más interesados en llegar a acuerdos con los nacionalistas que en apoyar a los que allí querían continuar siendo españoles. Sólo cuando esa marea independentista ha tomado el aspecto de tsumani, empiezan –sólo empiezan– a reaccionar. Que estemos todavía a tiempo de evitar que lo español quede barrido de ambas comunidades es algo que nadie puede garantizar.

Una de las cosas más curiosas en esta lastimosa situación es que el fenómeno se da, no en las regiones que han sido reinos por sí solos –como Galicia, Asturias, León, Navarra, Aragón o distintas provincias andaluzas–, sino en dos de los territorios hispanos que nunca lo han sido: el País Vasco, que cuando más ha sido fue Señorío de Vizcaya, y Cataluña, que formaba parte de la Corona de Aragón. ¿Tiene algo que ver con lo que algunos historiadores llaman «naciones fallidas», es decir, las que a lo largo de la historia no han logrado cristalizar en Estado propio? Si es así, los nacionalistas vascos y catalanes han elegido el peor momento para agenciarse el suyo: justo cuando los estados nacionales entran en crisis por una globalización que exige su fusión, no su cuarteamiento, como ellos pretenden.

Pero lo importante, lo innegable, lo paradójico, es que esos nacionalistas llevan lo español en su código genético como en su documento de identidad. Les guste o no. Son tan españoles como catalanes o vascos. Lo demuestran, entre otras cosas, en su pertinacia en el error.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC 13/10/13