«ETA pretende perpetuarse ahora como un agente político más»

ABC 19/01/14
ENTREVISTA JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ, MINISTRO DEL INTERIOR

· Necesario consenso «Tenemos discrepancias con el PNV en cuanto al camino para el final de ETA. Nosotros queremos llegar por la línea recta»
· Prisiones «En el caso de que los presos se sometieran a la legislación y se acogieran a beneficios, no supondría su libertad inmediata»
· Detenciones «En las cárceles, y entre los familiares de no pocos presos, se ha recibido con alivio la detención de Arantza Zulueta»

En una entrevista concedida a ABC, el titular de Interior opina sobre las últimas maniobras en torno a los presos etarras y la firme respuesta del Estado con la detención de sus abogados

No han sido días fáciles para el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. ETA no comete atentados desde hace más de dos años, pero, en plenas fiestas de Navidad, sus estrategas intensificaron las maniobras para aumentar la presión al Gobierno y forzar un cambio en la estrategia antiterrorista: comunicado farsa de los presos, alarde etarra en Durango y marcha en Bilbao a favor de los «derechos» de los asesinos que cumplen condena, en esta ocasión, con la complicidad activa del PNV y algunos representantes del PSE. «No se modificará la política penitenciaria mientras ETA no se disuelva», ha sido, una vez más, la respuesta del Gobierno, que se sustenta en la eficacia de las Fuerzas de Seguridad del Estado con golpes como el que acaba de descabezar al «frente de cárceles». La filtración anticipada de las detenciones, un «error humano» saldado con la dimisión del director de comunicación del ministerio, empañó el brillo del operativo, pero no frustró los resultados.

P—¿Esperaba del PNV un cambio político cualitativo tan serio cuando ha acompañado a Sortu en una manifestación de corte proetarra?
R—Confío en que, según sus propias palabras, este haya sido un hecho excepcional y no un cambio de posición política. Espero y deseo que el PNV no se deje arrastrar hacia proyectos rupturistas con aquellos que siguen sin condenar la lacra del terrorismo. Confío en ello porque, además, creo que a todos nos interesa un PNV situado en la que ha sido su posición política e institucional de los últimos años, y también porque creo que es la posición que interesa al propio PNV. En estos momentos, lo verdaderamente importante es que se recupere el consenso de las fuerzas políticas democráticas para gestionar el fin de la banda terrorista a la que con tanto esfuerzo y tanto sufrimiento se ha derrotado.

P—¿Estamos ante un nuevo Pacto de Estella, de confluencia de intereses y de sumisión del PNV al brazo político de ETA? ¿Es fiable Urkullu o el PNV retorna a su clásico doble lenguaje?
R—Creo sinceramente que no. El Pacto de Estella fue un compromiso asumido por el PNV con ETA, en la época en la que además la banda mataba y extorsionaba a nuestros ciudadanos, y cuyo recuerdo no es muy del agrado del PNV. Pero faltaría a la verdad si no dijera que creo, sin duda, en la voluntad del PNV de lograr cuanto antes la disolución de ETA, si bien tenemos discrepancias en cuanto al camino adecuado para la consecución de ese objetivo compartido. Nosotros queremos llegar hasta el final de ETA por la línea recta. Creo en la sinceridad del PNV y del lendakari cuando afirman que no volverán a la política de frentes.

P—Los concejales del PSE en San Sebastián han apoyado una iniciativa para condenar la detención de dirigentes del frente de prisiones de ETA. En Vitoria, en cambio, se han abstenido. ¿Cómo valora la actitud de los socialistas condenando una operación antiterrorista por orden judicial?
R—Confío en que este grave error quede limitado a un hecho puntual circunscrito a los concejales del Grupo Socialista del Ayuntamiento de San Sebastián. En todo caso, me quedo con la desautorización que la dirección del propio PSE hizo de esa iniciativa.

P—Desde el Gobierno se ha lamentado la foto, en un antiguo matadero de Durango, de 63 presos de ETA excarcelados, y se ha dicho que no se pudo impedir su celebración. Si todo el mundo coincide en que esa es la foto de una infamia, ¿por qué no se puede evitar? ¿Fallan los jueces o falla la ley?
R—Sin duda, como muy bien dice usted, esa foto es una infamia. Desde el Ministerio del Interior se estuvo trabajando para poner toda la información disponible en manos de la autoridad judicial competente, que finalmente no prohibió el acto. Y nosotros lo acatamos, como es nuestra obligación. Durante aquellos días tuvimos que oír muchas críticas a la actuación del Ministerio del Interior. Nosotros, sin embargo, llevábamos meses trabajando, de forma discreta, como corresponde, para que finalmente pudiera producirse lo que el día 8 sucedió, y hoy por hoy podemos decir con orgullo que todos los que impulsaron aquel acto están en la cárcel por decisión judicial.

P—En la última entrevista concedida a ABC dijo que el contador de la ilegalización de Sortu, Bildu y Amaiur estaba «a cero», dando a entender que el tiempo había empezado a correr. ¿A cuánto está el contador hoy?
R–Ser legal no es ser impune, y acogerse a la legalidad no se traduce en ser un demócrata. Porque la impunidad está desterrada por la ley, y así el Tribunal Constitucional, en su sentencia de legalización de Sortu, fijó unos límites muy claros de qué es juego democrático, qué es sistema de libertades y qué es, por el contrario, estar al margen de ese juego. Por tanto, si vulneran los límites impuestos, de forma reiterada y grave como advierte dicha sentencia, el Estado de Derecho tomará las medidas adecuadas.

P—Se lo preguntamos más claro: ¿han puesto a las Fuerzas de Seguridad a recabar datos para que queden a disposición de la Abogacía del Estado o la Fiscalía para una hipotética demanda de ilegalización? ¿Se plantean dar una orden en ese sentido?
R—Las Fuerzas de Seguridad del Estado vienen trabajando desde el inicio de la legislatura en una tarea permanente de investigación, de análisis de inteligencia y obtención de información al respecto. Y ese trabajo es el que nos permite decir que el contador no está a cero. Ahora bien, el inicio de un proceso de ilegalización es una apuesta de envergadura para todas las instituciones del Estado y debe hacerse con suficientes garantías de éxito jurídico.

P—Hemos visto en dos meses un desfile incesante de asesinos saliendo de las puertas de prisión por la derogación de la doctrina Parot. ¿Es previsible otro desfile próximamente de cientos de etarras si se acogen ya, como dicen, a los beneficios penitenciarios que hasta ahora despreciaban? ¿Habrá excarcelaciones masivas?
R–La política penitenciaria no va a cambiar. Solo la ley y nada más que la ley. La política antiterrorista del Gobierno mantendrá su firmeza hasta la disolución de ETA. Y la política penitenciaria es un eje fundamental de la política antiterrorista. No habrá, en ningún caso, excarcelaciones masivas. En el hipotético caso de que los presos se sometieran a la legislación vigente, cosa que hasta ahora nunca habían hecho, y decidieran acogerse a los beneficios penitenciarios que la ley contempla, ello no supondría su libertad inmediata ni mucho menos, sino que tendrían que recorrer el camino que corresponda, en los términos que el Código Penal exige. Fernández Díaz asegura que no va a cambiar la política penitenciaria

· Filtración «La profesionalidad de la Guardia Civil hizo que se detuviera a todos los investigados y que se ocupara documentación»
· Objetivo pendiente «ETA ha sido vencida. Pero es verdad que a la derrota policial le debe seguir la disolución»
· Víctimas «Soy consciente de que su legado hace recaer en nosotros una gran responsabilidad, de ver cómo desaparece la pesadilla de ETA»

P—¿Ha roto el colectivo de presos de ETA su unidad? ¿Era real esa unidad? ¿Qué información tiene de cómo está la situación de los más de 500 terroristas que quedan en prisión?
R—El deber de reserva me obliga a no dar detalles al respecto. Solo puedo decir que en las cárceles y fuera de ellas, incluidos los familiares de no pocos presos, se ha recibido con alivio la detención de los miembros del KT y especialmente de Arantza Zulueta.

P—Ha tenido que aceptar la dimisión de su director de comunicación por el error de filtrar antes de tiempo el resultado de una operación contra los abogados de ETA cuando aún no había tenido lugar. Se habla incluso de destrucción de pruebas, lo que sería muy grave. ¿Cómo es posible que haya ocurrido este error?
R—En el desarrollo de este tipo de operaciones la política de comunicación del ministerio se ajusta estrictamente a un procedimiento establecido. En este caso, por desgracia, en el transcurso de las actuaciones se produjo un error en la difusión de la información. La profesionalidad de los agentes de la Guardia Civil hizo que finalmente se detuviera a todos los investigados y que haya sido posible ocupar, en los diferentes registros, una cantidad importante de efectos, especialmente de soportes informáticos de los que ya se ha obtenido y se seguirá obteniendo información valiosa para la causa y para la continuación de las investigaciones.

P—Pero podría haber salido mal.
R—En cualquier caso, insisto, estamos ante un claro error humano que ha provocado la dimisión del responsable de comunicación del Ministerio del Interior, en un gesto de responsabilidad e integridad profesional que le honra, y que yo mismo le reconocí al aceptar su carta de dimisión.

P—Usted persiste en el mensaje de que ETA ha sido derrotada, cuando hay colectivos de víctimas que sostienen lo contrario y que la sonrisa de la abogada Zulueta es una señal de su euforia: ETA está en las instituciones, cala el mensaje de que hay que «dar una salida política a los presos», etcétera. Hay parte de la ciudadanía, y del electorado natural del PP, que cree que el hecho de que ETA no mate no significa que esté derrotada. Como ministro, ¿cómo asume esa contradicción?
R—La sonrisa de una terrorista que es llevada detenida entre dos agentes de la Guardia Civil nunca puede ser una prueba de la victoria de ETA. Todo lo contrario. Le puedo asegurar que Arantza Zulueta no está sonriendo en la cárcel. ETA no mata porque ha sido derrotada por el Estado de Derecho, y aunque a algunos no les guste, objetivamente es así: el terrorismo de ETA ha sido vencido por el Estado de Derecho, o lo que es lo mismo, por los españoles. La ETA que hemos padecido los españoles durante tantos años ya no volverá jamás. Y es más, la sola atribución de matiz alguno con un componente victorioso sí que representaría para ETA una victoria, por lo que nadie debería concedérsela. Pero es verdad que a la derrota policial le debe seguir la disolución, y en eso seguimos trabajando.

P—Si como usted dice ETA ha sido derrotada y la ETA que hemos padecido ya no volverá más, ¿por qué no se disuelve?
R—El cese de la actividad terrorista de ETA es firme, sin que sea previsible una vuelta a la comisión de atentados terroristas. ETA no se ha planteado su disolución, sino que pretende perpetuarse ahora como un agente político más, que participe en el que ellos denominan «proceso de liberación» para que este se desarrolle según sus intereses, manteniendo sus objetivos estratégicos: la independencia y el socialismo. Es evidente que no se lo vamos a permitir.

P—¿Y el desgaste que supone para el Gobierno un asunto tan delicado y crucial a efectos electorales?
R—Frente a sospechas infundadas de hojas de ruta inexistentes, el Gobierno ha respondido con hechos, con la firmeza de nuestra política antiterrorista, desde el más absoluto respeto a la ley. Y así lo seguiremos haciendo, siendo conscientes de que representamos a un partido que ha mostrado, como el que más, la coherencia y la firmeza en la lucha contra el terrorismo, pagando en muchas ocasiones un precio muy alto por esa coherencia que muchos interpretaron y siguen interpretando como intolerancia. Y quiero recordar ahora muy especialmente a todas las víctimas del terrorismo, a todos los cargos electos, todos los concejales del Partido Popular del País Vasco, y también, por supuesto, del Partido Socialista, con quienes tenemos una enorme deuda de gratitud.

P—Pero las víctimas recelan bastante.
R—Soy consciente de que ese pasado y ese legado hacen recaer sobre nosotros una gran responsabilidad, en el momento histórico que nos ha tocado vivir, de ver cómo desaparece la pesadilla de ETA y de trabajar para que no quede de ella el menor rastro en la vida nacional, para que vivamos por fin como ciudadanos libres, sin ellos… y no contra ellos, sino sin ellos.