LUIS MARÍA ANSON-La Razón

  • «La visita a Madrid de Olaf Scholz ha constituido un éxito evidente para Pedro Sánchez»
De nada sirve el elogio, según Beaumarchais, sin la compañía de la crítica. De nada sirve la crítica si se niega el elogio al criticado cuando acierta. En mi opinión ha sido beneficiosa para España la visita que el nuevo canciller alemán ha rendido en Moncloa a Pedro Sánchez. Tras la fuga del brexit, Inglaterra se ha refugiado en las faldas de Estados Unidos, Europa no se podía permitir fragilizar la relación con España, a pesar del Gobierno de Frente Popular de Pedro Sánchez y su alianza con comunistas, secesionistas y bilduetarras.

Sánchez ha entendido muy bien la significación de la Unión Europea y se ha proclamado socialdemócrata. Lo ha repetido hasta la saciedad. Seguramente nadie le cree, dada su postración siempre genuflexa hacia sus aliados de extrema izquierda. Pero los dirigentes europeos hacen como si fuera verdad que el sanchismo es socialdemócrata y no pierden la esperanza de que, a base de copiosas transferencias económicas, Sánchez guarde las apariencias y se mantenga en lo que se considera políticamente correcto en la Europa unida.

El encuentro del pasado lunes entre el presidente Sánchez y el canciller Scholz ha resultado positivo para España, para el líder del PSOE y para Alemania que gobierna el timón de la nave europea con el auxilio casi irrelevante de Francia.

Ambos interlocutores, Scholz y Sánchez, han calificado la situación entre sus naciones de «relación privilegiada», reafirmando su vocación europeísta. Las críticas de determinados sectores al encuentro y los ataques a Sánchez se han generalizado. No me sumo a ellos. A mi manera de ver, la visita ha resultado altamente positiva y el presidente español ha salido fortalecido del encuentro, a pesar de la irrelevancia de su política exterior. Sus brazos abiertos a la Cuba de Castro, a la Venezuela de Maduro y a la pulsión comunista de Perú y Chile han provocado la reacción de Estados Unidos que estudia si le conviene más solidificar su posición en el sur de Europa sustituyendo la alianza con España por la de Marruecos.

En todo caso habrá que reconocer el acierto de Sánchez en su relación con la Alemania de Olaf Scholz. Y, por otra parte, mientras el futuro de nuestra nación permanezca en Europa las veleidades hacia la extrema izquierda difícilmente fructificarán.