Feijóo fue balsámico

El PP ha dado el paso que necesitaba en este momento de crisis y ha elegido al hombre necesario (no sé si suficiente) para resolverla. Alberto Núñez Feijóo es el valor más sólido del partido, cuatro mayorías absolutas lo respaldan y el efecto balsámico que se ha producido en el territorio popular desde que él anunció su predisposición a asumir la Presidencia. Ya se conocen algunas de las apuestas personales del que será hoy el nuevo presidente del PP, empezando por Cuca Gamarra. Su mano de santo para aquietar las aguas turbulentas que dejó a su paso el par director probablemente tiene algo que ver con la prudencia designatoria que está demostrando el candidato, evitando al máximo pisar callos en ningún sector del partido. Es un acierto el nombramiento de Elías Bendodo, fino estratega andaluz, para el cargo de coordinador general, nuevo cargo, ma non troppo, del organigrama popular. Nadie puede dudar ya de que Isabel Díaz Ayuso será la presidenta del PP madrileño, lo que soliviantaba incomprensiblemente al par director Casado y Gª Egea. Más extraña me resulta la sustitución de Alejandro Fernández por Dolors Montserrat, salvo que se haya cargado la culpa de la pérdida de votos y un escaño en las autonómicas catalanas. No era Fernández, sino Casado que ayer entonó el canto del cisne con un mes de retraso, aunque lo hizo con buenas maneras y sin hacer memorial de agravios. Por si acaso, la organización del congreso lo mantuvo fuera del recinto hasta que habló Ayuso, pero le habría cumplido más bien el ‘spoon river’ de Don Mendo: “Ved cómo muere un león/ cansado de hacer el oso”.

Pablo Casado pasó a ser historia después de algunos errores básicos, digamos tres: la destitución de Cayetana el primero, su impresentable discurso contra Abascal en la moción de censura de este contra Sánchez y, finalmente, la cacería contra Isabel Díaz Ayuso que fue el detonante de su caída. Decía que Feijóo no tenía garantizada su victoria sobre Sánchez, pero tiene una posibilidad y es de esperar que no equivoque el objetivo que ayer le señalaba Cayetala Alvarez de Toledo: “el de Feijóo no es un perfil para frenar a Vox sino para competir con Pedro Sánchez”.

Es verdad que Pablo Casado estaba por encima de ese farsante que okupa La Moncloa, pero los errores citados antes lo incapacitaban para ganarlo.

Quede constancia de la ignorancia de Pedro Sánchez: su desvarío al sostener en el Congreso de los Diputados y al día siguiente ante unos refugiados ucranianos en Alicante que Europa está viviendo una guerra, hecho que no se conocía desde la Segunda Guerra Mundial. La ignorancia del presidente es universal. Incluso sobre asuntos que lo han tenido a él por testigo. No es que no se acuerde de las guerras de los Balcanes en los años 90. Es que a finales de esa década fue miembro del Gabinete de Carlos Westendorp, alto epresentante de Naciones Unidas en Bosnia durante la guerra de Bosnia-Herzegovina. Él se autoproclamó jefe de Gabinete, condición que no tenía. Pero no guarda memoria de esa guerra. Cabe preguntarse qué haría él en aquel gabinete.

Su salida de La Moncloa es una prioridad absoluta para la democracia española y Núñez Feijóo es el mejor activo que tiene el PP para intentarlo. Bueno, pues a ver si hay suerte.