Una reflexión sobre la rentabilidad que los nacionalistas obtienen de ETA
Editorial: Aguilar s.a. de ediciones Páginas: 248, Año: 2004 ISBN: 840309261X
En su opinión, «se ha puesto de moda» culpar a Aznar, «sólo porque es antipático y tiene el bigote mal recortado, de que los nacionalistas sean más nacionalistas. No se puede decir mayor sandez, pero todos los días tenemos que escucharla».
Savater hizo estas reflexiones en la presentación de su libro, «El gran fraude», una recopilación de artículos «para el combate», con un prólogo «cañero», y «destinada a probar con datos de qué modo el nacionalismo rentabiliza el terror de ETA y aprovecha que la sociedad está amordazada por ETA para imponer sus criterios». El representante de ¡Basta ya» está convencido de que en el País Vasco, con independencia de los intereses partidistas, surgirá de forma expontánea una alternancia al nacionalismo, cuando acabe el terror y todos puedan expresarse libremente.
A Savater se le preguntó si la campaña de sensibilización con las víctimas del terror o la elección de Imaz pueden formar parte del «rostro amable» con el que los nacionalistas quieren «vender» el «plan Ibarretxe» para ganar adeptos que ahora no tiene. Savater recordó, con ironía, cómo hace unos años un periodista proponía una negociación con ETA recurriendo a su «rostro amable» -«Josu Ternera»-, y no a «Santi Potros». Ironías fuera, dejó claro que el nacionalismo sigue ejerciendo «la arrogancia del poder», ya que, «con una cara más o menos amable, nunca cede en nada», aseguró. Así, recordó que una de las primeras iniciativas de Imaz como presidente del PNV fue intentar que PP y PSOE rompieran el Pacto Antiterrorista, que «funciona excelentemente», cuando lo «amable» hubiera sido pedir el ingreso del PNV en dicho pacto. «Quizá -sentenció Savater-, más que en su cara amable confíen en el rostro desagradable de ETA para que cuando se celebre el referéndum se hayan ido 25. 000 o 30. 000 personas más del País Vasco».
Lee aquí el artículo de Savater El gran fraude publicado en El País el 26/11/2003.
ABC, 12/2/2004