Isabel San Sebastián-ABC

  • Mientras el Gobierno destroza España, Cs se arrastra a sus pies y el PP declara la guerra a… Vox

Muchos pensamos, e incluso escribimos, que el frente constituido por Sánchez e Iglesias con la finalidad de alcanzar el Gobierno, uniendo las fuerzas de PSOE y Podemos a las de ERC, Bildu, PNV y algunos costaleros menores, naufragaría al cabo de unos meses hundido por las diferencias insalvables que, a decir de sus líderes, separaban a estas formaciones. ¡Qué ingenuidad! Pido perdón por este error de principiante potencialmente inspirador de una esperanza infundada en los lectores de ABC. La única verdad es que no existe amalgama más sólida que el poder ni corrosivo más potente que su ausencia. Como bien dijo Giulio Andreotti, siete veces presidente del Consejo de Ministros italiano, «el poder desgasta a quien no lo tiene». Una sentencia lapidaria cuyo fundamento irrebatible explica la dramática situación por la que atraviesa España hoy.

En aras de conseguir el control del BOE y el manejo del gigantesco presupuesto público, no hay indignidad injustificable ni mentira o incoherencia que la conciencia juzgue excesiva. La palabra pierde su valor, en caso de haber tenido alguno, las promesas se desvanecen, la ideología se supedita a la conveniencia y los principios sucumben ante la ambición. No hay problema en encamarse con quien causaba aterradoras pesadillas por su radicalidad liberticida, nuestra lengua común, el español, se sacrifica en el altar de la inmersión necesaria para «construir» las naciones soñadas por el independentismo, a costa del fracaso y sufrimiento de cientos de miles de escolares, y hasta la sangre de los compañeros asesinados por los pistoleros etarras se torna aceite lubricante del pacto suscrito con el brazo político de la banda; el que capitanea Otegui, alias «Gordo», autor material del secuestro de Javier Rupérez, entre otros delitos. ¿Diferencias insalvables, creímos? No hay barrera ideológica o moral susceptible de impedir que personas carentes de escrúpulos se abran paso hasta el puente de mando y tanto Iglesias como Sánchez comparten ese atributo. En política, de hecho, la falta de escrúpulos se ha convertido en un requisito de enorme valor, por no decir imprescindible, para llegar a lo más alto. Lo cual explica que el tiro en la nuca practicado durante cuarenta años haya alcanzado cotas de rentabilidad tan elevadas como para conducir a sus instigadores a la dirección del Estado o que la sedición consumada se vea premiada por los gobernantes con una cesión en toda regla a las exigencias de los sediciosos. ¡Prietas las filas!

Muchos pensamos, e incluso escribimos, que, dada la peligrosidad del frente descrito, la oposición sería capaz de unirse con el propósito de construir una alternativa viable. De hecho, lo hizo en varias comunidades autónomas, con resultados notables. Pero nunca es duradera la dicha en casa del pobre. Mientras el Gobierno social-comunista aliado al separatismo destroza España, Ciudadanos se arrastra a sus pies y el PP declara la guerra a… Vox.