Garitano arranca su mandato abogando por un diálogo entre ETA y el Gobierno

Es investido diputado general de Gipuzkoa con los votos previstos de Bildu y Aralar. La coalición logra el hito de liderar una de las instituciones forales vascas, en un pleno con rifirrafes entre PNV y PSE

De rozar la ilegalización, a gobernar en el Palacio foral. Este ha sido el vuelco histórico que Bildu ha protagonizado en Gipuzkoa en apenas un mes. Las Juntas Generales invistieron ayer a Martin Garitano como diputado general. El candidato de Bildu, la fuerza más votada el 22-M, tomó la venera y el bastón de mando en sustitución de Markel Olano, un relevo que deja al PNV fuera del timón del territorio por primera vez desde la restauración de la democracia. Los jeltzales siempre han estado al frente de la Diputación, excepto en una legislatura en la que el diputado general fue de EA. El cambio ha sido propiciado por el propio PNV, que ha preferido dejar el camino libre a Bildu antes que pactar con el PSE. Joseba Egibar vio el relevo desde la tribuna de invitados, a escasos metros de Rufi Etxeberria y Joseba Permach.

Bildu ha pasado en apenas un mes de rozar la ilegalización a gobernar Gipuzkoa
El nuevo responsable de la Diputación ofrece a Aralar entrar en el Gobierno y al PNV, pactos preferenciales
Los grupos nacionalistas reivindican el derecho a decidir, con mención a las consultas catalanas

La sesión se desarrolló con toda normalidad y una enorme expectación. Antes de iniciarse, la pregunta más repetida entre junteros y periodistas era: «¿Habrá sorpresas?». En el ambiente todavía sobrevolaba un pacto de última hora que abocara al PSE a votar Markel Olano. La candidata socialista, Rafaela Romero, se encargó temprano de despejar cualquier duda. En su discurso, el primero de la sesión, dejó claro que el acuerdo con los jeltzales no había sido posible. «El PNV ha optado por Bildu», afirmó. El desencuentro motivado por el desalojo del PSE de las Alcaldías de Donostia, Andoain, Errenteria y Lasarte-Oria lastró desde el 11 de junio unas relaciones que costará restaurar. De hecho, los rifirrafes más duros de la sesión se produjeron entre socialistas y jeltzales.

La consecuencia fue la elección de Garitano. En la primera votación, ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta. Fue precisa una segunda ronda para que resultara elegido por mayoría simple. Recibió los 22 votos de Bildu más el de la única juntera de Aralar. Olano cosechó los 14 del PNV, Romero los 10 del PSE y Cano los 4 del PP. Por tanto, Garitano sumó los votos de 23 junteros, en una Cámara de 51.

Bildu gobernará en minoría. Los independientes abertzales, EA y Alternatiba se repartirán los departamentos. En la tribuna, Garitano propuso a Aralar formar parte de un Gobierno foral de «abertzales, de izquierdas e independentistas». Junto a ello, prefiguró su política de pactos: propuso una «relación preferencial» al PNV, partido al que considera «fundamental» para la gobernabilidad de Gipuzkoa. Y, a su vez, se mostró dispuesto también a alcanzar acuerdos puntuales con los socialistas.

El nuevo diputado general, que abogó por que ETA y el Gobierno dialoguen para poner fin a la violencia y el «conflicto» vasco, quiso dar especial trascendencia a la sesión, hasta el punto de que sus palabras en el discurso como candidato desprendieron un cierto aroma milenarista. Reiteró que, no solo Gipuzkoa, sino Euskadi, «inician una nueva era con el cambio político operado en nuestro territorio». Subrayó el triunfo que ha supuesto recabar 120.000 votos en Gipuzkoa. «Los ciudadanos han decidido cambiar de raíz la política que se ha hecho hasta ahora. Se cierra una era histórica -reiteró- y se abre otra. Ante este momento histórico no sirve la política del retrovisor. Las política de bloqueo que han llevado adelante el Estado y algunos partidos han fracasado».

«Todos ganando»

El resultado electoral fue inapelable y ésta constituye la base de la investidura de Garitano. Ahora bien, acto seguido, surgen dos dudas: el uso político que Bildu hará de la Diputación en el camino hacia la paz y su capacidad de gestión. La apabullante acumulación de poder de la coalición soberanista llevó al PSE, PNV y PP a pedir a Bildu que utilizara sus votos para propiciar el fin de la violencia de ETA. Romero fue rotunda al señalar que el diputado general «tiene una tarea inexcusable: pedir a ETA que se disuelva».

Garitano se comprometió a hacer una «apuesta firme» para construir una solución al contencioso político vasco «en el que todos salgamos ganando». Una tesis que acompañó su defensa expresa del diálogo entre ETA y el Gobierno para que den «los pasos» que lleven a «superar definitivamente las consecuencias del conflicto». En su opinión, es necesario «hacer frente al sufrimiento de todas las víctimas y abordar el tema de los presos». Sin embargo, no aceptó el envite de PSE, PNV y PP de pedir expresamente a ETA que se disuelva. En este terreno, utilizó una fórmula más genérica, indicando que su prioridad será trabajar por la desaparición de «cualquier violencia, amenaza, presión, persecución, detención y tortura».

En paralelo, la investidura visualizó la reivindicación por parte de la mayoría nacionalista de la Cámara del derecho a decidir. Un derecho que esgrimió Olano y que Garitano vinculó a la posibilidad de que los vascos puedan elegir sobre cualquier proyecto, incluida la independencia. La juntera de Aralar, Rebeka Ubera, propuso la organización de consultas autodeterministas como las convocadas en Cataluña.

La incógnita del diputado general ha quedado resuelta. Ahora falta por formar el nuevo Gobierno foral y la constitución de las mancomunidades y el Consorcio de Gipuzkoa. En esta entidad, en la que Bildu también será mayoritaria, se decidirá el sistema de tratamiento de residuos del territorio. Garitano ya ha anunciado que promoverá una moratoria para la incineradora.

La llegada de Bildu a la Diputación ha provocado especulaciones sobre su capacidad de gestión, especialmente entre cargos forales con responsabilidad en proyectos claves y que han precisado acuerdos interinstitucionales complicados. Una de las tres patas de Bildu, la formada por los independientes abertzales, se ha mostrado tradicionalmente en contra de las grandes infraestructuras.

Garitano no fue ajeno ayer a esta tradición al señalar que «los ciudadanos, y no el cemento, serán el eje de nuestra política». Acto seguido, reiteró su oposición al puerto exterior de Pasaia, al tiempo que resaltó la apuesta por la regeneración de la bahía. Garitano, no obstante, es consciente de que gobernará en minoría. De ahí su emplazamiento tanto al PNV como al PSE. «Sé que tenemos grandes diferencias, pero, tras las conversaciones mantenidas, prefiero quedarme con lo que nos une que con los que nos separa», indicó. El nuevo diputado general no quiso dejar la ocasión de lanzar un guiño a la izquierda abertzale. Sus primeras palabras tras recibir la makila fueron para dar las gracias a los que «sufren la situación de ilegalidad y que han mostrado un ansia democrática modélica para todos».

DIARIO VASCO, 24/6/11