Gesto se despide de una Euskadi en paz con «orgullo» y fe en el futuro

EL CORREO 02/05/2013

· 28 años después, dice adiós en el mismo lugar donde nació. «Nuestra iniciativa no se quedó en el sueño de unos locos, fue un clamor mayoritario», proclama.
 
Gesto por la Paz se despide despues de 28 años de lucha por la paz.
Gesto por la Paz se despide despues de 28 años de lucha por la paz.

Veintiocho años después, el círculo se cerró ayer en Bilbao. Tomada ya la decisión de disolverse, la coordinadora Gesto por la Paz volvió al mismo lugar que la vio nacer en 1985 para decir adiós con un acto tan sencillo como emotivo. Aquel noviembre de plomo unas doscientas personas se concentraron en la Plaza Circular de Bilbao para clamar en silencio, por primera vez, contra la barbarie terrorista. Ayer, pese a los nubarrones que amenazaban tormenta, el cielo gris de la capital vizcaína se llenó de globos blancos en forma de paloma.

En una Euskadi en paz, en la que han callado las pistolas, las lágrimas en los ojos de los miembros de Gesto no fueron ayer de impotencia o de tristeza, como en otros tiempos, sino de emoción, «orgullosos» de haber pertenecido a un grupo de personas capaces de «levantarse de la postración ética que sufría nuestra sociedad para emprender el camino hacia el horizonte de la dignidad humana». «Ni la costumbre ni la nostalgia nos van a impedir que, una vez más, hagamos lo que creemos más justo y sincero. Hoy, consiste en irnos como vinimos. Nos disolvemos en la sociedad siendo ciudadanos absolutamente anónimos, absolutamente plurales y absolutamente libres», proclamaron en su último manifiesto, al que dieron lectura en euskera y castellano.

El colectivo pacifista puso así punto final a una andadura en la que sus miembros nunca han alzado la voz para mostrar su rechazo a la violencia y su «infinita solidaridad» con las víctimas. «Coraje cívico», «valentía» y «dignidad» fueron, de hecho, las expresiones a las que con más frecuencia recurrieron los cuatro representantes sociales –Mikel Mancisidor, del tejido asociativo; el Ararteko, Iñigo Lamarca, del estrato institucional; la periodista de El Diario Vasco Lourdes Pérez, de los medios de comunicación; e Iñaki García Arrizabalaga, cuyo padre fue asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, en nombre de las víctimas– que pusieron voz a la deuda de gratitud de la sociedad vasca con Gesto por la Paz.

El folio que sostenía una mujer en las primeras filas, con un ‘gracias’ escrito a bolígrafo, resume el espíritu del acto de despedida de la coordinadora, arropada además por todas las fuerzas políticas, por dirigentes del presente y del pasado y por centenares de ciudadanos de a pie,

con el lehendakari Urkullu a la cabeza. Sólo EH Bildu faltó en el agur a Gesto, donde sí estuvieron dos miembros de la ejecutiva de EA –una de las ‘patas’ de la coalición–, el senador Alberto Unamunzaga e Iñaki Ezkurra. Los socialistas enviaron a buena parte de su ejecutiva de Euskadi, encabezada por Patxi López; en nombre de los populares acudieron Leopoldo Barreda y la parlamentaria Nerea Llanos, entre otros; las burukides Nekane Alonso y Lorea Bilbao representaron al PNV y Gorka Maneiro a UPyD. No faltaron rostros veteranos y retirados ya de la política vasca como Kepa Aulestia, Javier Madrazo o Manuel Huertas.

En nombre del Ejecutivo de Vitoria acudieron, además, las dos cabezas visibles del área de Paz y Convivencia: su secretario general, Jonan Fernández, y el director de atención a las víctimas, Txema Urkijo, que, como fundador de Gesto y activo militante por la paz en los años duros, sujetó entre sus manos una de las siemprevivas color verde esperanza que simbolizan la memoria de las víctimas. Las flores de cartón sirvieron de tapiz de fondo a la pancarta que agarraron entre sus manos miembros históricos de Gesto por la Paz. El mensaje, todo un canto a la fe en el porvenir: ‘Hay futuro. Geurea da (Es nuestro)’.

Pese a la confianza en un mañana esperanzador y pese a reconocer que el día de ayer «es el que más deseamos desde el principio», muchos de los integrantes de la coordinadora pacifista no pudieron reprimir las lágrimas tras el minuto de silencio con que los asistentes homenajearon a los que ya no están, justo antes de poner el broche al acto con la suelta de globos y un sentido y largo aplauso. «Muchas gracias de corazón y hasta siempre», se despidió el veterano integrante de Gesto Xabier Askasibar.

«Voz propia»

Sin aspavientos, el colectivo sí dijo darse ayer «el capricho» de dejar de lado «el pudor» y «proclamar ante todo el mundo nuestro orgullo» por haber pertenecido a un grupo, que ha utilizado como único filtro «el prisma de los derechos humanos y los principios democráticos», una «herramienta» que «nos ha permitido construir una voz propia llena de luz, sensibilidad y matices». «Aunque tal vez aún resulte inaccesible para quienes lo ven todo desde el cálculo partidista, esa voz forma parte ya de los significados más luminosos que cimentarán el futuro de nuestra sociedad», se enorgullecieron, «dichosos» por tener ese «esplendor en la conciencia» y tristes por deshacer lazos que duraban ya casi tres décadas.

Tras mostrar en público su agradecimiento a todos aquellos que se sumaron a sus convocatorias en los tiempos en que portar el lazo azul era una actividad de riesgo, Gesto reivindicó antes de decir adiós para siempre el que consideran su verdadero legado. Subrayaron así el haber logrado que su iniciativa –que incluía también la exigencia al Estado de Derecho de ser «escrupuloso» contra el terror– no fuera sólo «el sueño de unos locos» y se convirtiera «en el clamor mayoritario de quienes queríamos vivir en paz y libertad, incluso aunque nuestros proyectos políticos fueran antagónicos».

 

El homenaje de Julio Iglesias Zamora al lazo azul

El empresario, que estuvo secuestrado por ETA 116 días, agradece en una celebración privada de la coordinadora su contribución a la paz.

Ayer hubo muchos motivos para la emoción entre los miembros de Gesto. De puertas hacia fuera, pero también de puertas hacia dentro. La coordinadora había invitado a varias decenas de personas comprometidas con su trayectoria contra la violencia a compartir una pequeña celebración privada tras el último acto público en Bilbao. Entre ese recogido grupo se encontraba el empresario Julio Iglesias Zamora, secuestrado por ETA el 5 de julio de 1993 y cuya suerte pendió de los terroristas durante 116 días de angustia y sufrimiento. Gesto canalizó el espanto y la repulsa por aquel cautiverio en una sencilla campaña popular de solidaridad con la víctima y su familia: bastaba prenderse un lazo azul en la solapa para identificar aquel rechazo silencioso pero sin matices contra la privación de libertad de un ser humano, una muestra de empatía que contribuyó a situar a quienes la exhibían en la diana de los insultos y el acoso de los violentos.

Ayer, casi 20 años después, Julio Iglesias Zamora quiso agradecer el compromiso de aquel lazo azul, del que fue impulsor muy a su pesar y del que no tuvo consciencia hasta que pudo volver a ser un hombre libre. Su testimonio, que no había sido anunciado, quiso subrayar la contribución de Gesto al logro de una Euskadi sin violencia y sobrecogió el ánimo de los presentes. Iglesias Zamora aseguró que llevará el lazo azul toda la vida bajo su piel.

La despedida privada permitió que ciudadanos que se fueron sumando año a año a la coordinadora pacifista –entre ellos, Txema Urkijo o la escritora Lurdes Oñederra– relataran el significado que había tenido ese compromiso personal. También tomó la palabra la histórica militante socialista Bárbara Dührkop, viuda de Enrique Casas, que se sumó al reconocimiento por la entrega de esas tres décadas de la coordinadora pacifista. La Fundación que lleva el nombre de su marido, asesinado el 23 de febrero de 1984, fue la primera que premió a Gesto.

EL CORREO 02/05/2013