EL CONFIDENCIAL 19/02/16
· El exvicepresidente pide que sea «cuidadoso» con sus pactos, no vaya a alumbrar una solución «más costosa para el país que la repetición de elecciones». Cree que Podemos «traicionaría» al PSOE
No es ningún secreto que en una parte del PSOE causa rechazo un hipotético pacto con Podemos. No se le considera un socio fiable ni se aprecian intenciones sinceras en su oferta de un Ejecutivo de coalición. Lo piensan algunos barones críticos -y, de forma destacada, Susana Díaz– y, por descontado, la vieja guardia, que no ha dejado de cargar contra la formación de Pablo Iglesias, desaconsejando todo contacto con ella. Alfonso Guerra es un clásico. Ya dijo hace unos días que le parecía una «infamia» que unos «niños malcriados» tachasen al PSOE de «búnker», igual que poco antes había advertido de que solo había dos salidas posibles al laberinto del 20-D: o un Gobierno del PP en minoría o elecciones en verano. Ahora, el exvicepresidente socialista vuelve a levantar la voz para prevenir a Pedro Sánchez del peligro de una coalición con Iglesias.
Lo hace en su artículo mensual en la revista ‘Tiempo’, que se publica este viernes y al que ha tenido acceso El Confidencial. Guerra escribe que si el candidato logra la abstención de los «ácratas conservadores de Podemos» a un pacto con Ciudadanos, será «un triunfo», pero «sumarlos al Gobierno es un riesgo demasiado fuerte para la democracia». Argumenta que un «partido viejo, a pesar de su presunción de novedad», «que llama búnker a aquel con el que quiere asociarse», que «desprecia la Transición», y que apoya «las tesis secesionistas», no es una fuerza política «confiable». «Podría votar la investidura a cambio de poder en el Gobierno, pero probablemente traicionaría cada día al partido asociado [al PSOE]», pues es «la esencia de una formación que no cree en la democracia».
· Guerra cree que solo hay dos opciones: o acuerdo parlamentario o elecciones. Elogia a Sánchez por someterse al debate de investidura, aunque pierda
El exvicepresidente le dice a Sánchez que debe ser «cuidadoso a la hora de acordar con algunas fuerzas políticas, no sea que por lograr un Gobierno que necesita España para lograr la estabilidad política imprescindible, dé paso a un despropósito de coalición más costosa para el país que la repetición de elecciones». De modo que las salidas, a día de hoy, son o bien «acuerdo parlamentario para apoyar la investidura» de Sánchez o bien nuevas generales. Guerra, no obstante, no carga contra el secretario general del PSOE. Al contrario, elogia que esté «entregado» a la tarea de intentar formar Gobierno, «pero sabe la dificultad que entraña». «En todo caso, le ennoblece que esté dispuesto a realizar el debate de investidura«.
Díaz, «enfrente y de frente»
Guerra clama contra Podemos, aunque no es el único. Lo ha hecho el patriarca, Felipe González. Y, de los barones, quizá la más rotunda contra Iglesias es Susana Díaz, también porque es la única con poder autonómico que gobierna con el apoyo de Ciudadanos. Este mismo jueves, la baronesa andaluza reprochó a la formación morada que quiera dividir España al hablar de naciones y comunidades, y advirtió de que ella estará «enfrente y de frente» a cualquiera que quiera desunir España. Su fórmula es un acuerdo con Ciudadanos y otras fuerzas y que el PP se abstenga. De hecho, pidió a Mariano Rajoy que no sea «irresponsable» y que permita un Gobierno de Sánchez.
Hasta ahora, no obstante, los barones se han mantenido en un segundo plano, sin cuestionar públicamente a su líder y dejándole las manos libres para negociar. Este jueves, no obstante, algunas federaciones sí dudaron por primera vez de los acuerdos que se van ya atisbando, aunque ninguno esté cerrado. Ante los micrófonos lo hicieron Andalucía y Aragón, y en privado Castilla-La Mancha. Las tres, temerosas de las consecuencias que para sus comunidades pudiera tener el compromiso de Sánchez con la llamada deuda histórica valenciana, cuyo pago los socialistas están dispuestos a estudiar, tal y como trasladó el equipo negociador a Compromís en su reunión del pasado martes.
· Algunos barones comienzan a dudar de los pactos. A Andalucía, Aragón y Castilla-La Mancha no les gusta que se prometa pagar la deuda histórica valenciana
En esa cita, según indicaron a este periódico fuentes de la coalición valenciana, no se abordaron números, aunque el propio ‘president’ de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha cifrado en otras ocasiones en 16.000 millones de euros. El comité designado por Sánchez también se mostró de acuerdo con una mayor inversión en la comunidad, con el desarrollo del Corredor Mediterráneo y con la mejora de la financiación autonómica -una queja muy recurrente de Puig-.
Lambán lo ve «intolerable»
El preacuerdo con la formación de Mònica Oltra -que, en caso de cerrarse, se hará a principios de la próxima semana- puso en guardia a varios gobiernos autonómicos socialistas. La consejera andaluza de Hacienda, María Jesús Montero, advirtió de que la Junta estará «alerta» para que no se produzca «ninguna tentación» de llegar a acuerdos bilaterales que perjudiquen a su comunidad. Tanto se dolió Andalucía, que Puig tuvo que salir a relajar las cosas. «Los andaluces no deben tener ningún problema con un acuerdo que beneficie a los valencianos». Su modelo de financiación es incluso «bueno para Andalucía«. El ‘president’ destacó su «buena relación» con Díaz. Él es, de hecho, uno de los barones más próximos a ella.
El presidente aragonés, Javier Lambán, también lanzó su advertencia: si se confirmara el preacuerdo, él sería «el primero que levantara la voz». «Sería absolutamente intolerable«, recalcó. Y desde el entorno del jefe del Ejecutivo manchego, Emiliano García-Page, señalaron que no les «consta» que se haya alcanzado ningún pacto que comprenda la deuda histórica valenciana. «Pero si este asunto, como cualquier otro tema de Estado, es un mercadeo financiero y fiscal, sería inadmisible y tanto como engañar a la gente», alertaron. En el Gobierno manchego abogan por un «debate serio» sobre financiación autonómica, «pensando en el presente y en el futuro, y no en el pasado». porque entonces se entra en una discusión «imposible» en la que cada comunidad se sentirá agraviada. Fuentes próximas a Page se preguntan, por ejemplo, por el valor económico de cada hectómetro cúbico de agua trasvasado desde el Tajo al Levante.
El hermetismo en la dirección es creciente, a medida que avanzan las conversaciones y se acerca la fecha límite para cerrar los pactos: el próximo lunes-martes
En definitiva, no ha gustado en algunos territorios el último movimiento de Sánchez, pero no se desautoriza por entero su negociación. La información, no obstante, llega con cuentagotas. El hermetismo en la dirección es creciente a medida que avanzan las conversaciones y se acerca el desenlace, ya que para el martes de la próxima semana los pactos deberían presentarse en público para convocar el referéndum a la militancia y el comité federal, encargados de validarlos.
¿Reunión a cuatro bandas?
Pedro Sánchez: En «pocos días» logrará los apoyos para una investidura con garantías
Este jueves, ni siquiera Ferraz ni el equipo negociador quisieron revelar si aceptan la reunión a cuatro bandas -PSOE, Podemos, IU y Compromís- que propuso Alberto Garzón a primera hora de la mañana. El diputado de IU-UP trasladó a la prensa que el comité de diálogo socialista había visto la idea con buenos ojos, pero que aún tenía que examinarla.
El cabeza de la negociación, Antonio Hernando, no compareció posteriormente, contraviniendo su costumbre de dar cuenta de los avances tras cada encuentro público de su comisión con el equipo de otra formación. Ni tampoco está prevista ninguna explicación este viernes y eso que, por ejemplo, sí está programada una cita con Coalición Canaria, que en principio también cuenta en el bloque de apoyos -o como poco abstención- al candidato. Tampoco se sabe si se remitirá hoy el documento a Podemos con las aportaciones que el PSOE hace suyas.
El giro de IU y Compromís hacia Podemos desbarata el plan del PSOE, que pretendía contar con el apoyo de ambos, además de C’s, para presionar a Iglesias
Desde la dirección simplemente apuntaban a las palabras de Sánchez desde Bruselas, pero en las que no dijo ni sí ni no a la propuesta de Garzón porque no había tenido tiempo de leer su carta. El PSOE está siempre «abierto al diálogo». Recordó que con todas las formaciones con las que los suyos se han sentado a hablar están «muy cerca» del pacto, y con la que no lo ha hecho aún es con Podemos, aunque la puerta de la negociación sigue «abierta».
Lo cierto es que Sánchez se encontró con la presión redoblada por la banda izquierda. La oferta de Garzón sirvió para que Iglesias aceptara una reunión de los equipos negociadores de las cuatro formaciones progresistas, y ya no pusiera por delante, como indispensable, un ‘tête à tête’ con el candidato socialista, al que este se niega. Es una salida, por tanto, para que el PSOE consiga su objetivo de sentar a la mesa a Podemos. Pero por otro lado ambos le apremiaron a decidirse: o izquierda o C’s. Con más contundencia lo exigió Iglesias, en la línea de las últimas semanas, aunque IU y Compromís también pusieron reparos a un apoyo a Sánchez que no cuente con la formación morada. Ese voto ‘sí’ sería «más díficil», en palabras de Garzón. Su idea es que Albert Rivera se abstenga ante un acuerdo progresista.