Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Confebask propone una subida de impuestos destinada a obtener los recursos necesarios para afrontar la deuda pública que emitiremos en la nueva situación. Me parece muy interesante y digna de estudio. Alguna vez le he comentado que yo considero con seriedad todas aquellas propuestas que conllevan esfuerzos y sacrificios para quienes las proponen y veo con recelo aquellas que depositan en otros el coste de las medidas.
Parece claro que, una vez que los daños económicos producidos son terribles, las instituciones públicas se van a tener que endeudar. ¿Y quién debería afrontar los recursos necesarios? Pues si estamos en guerra y hemos de ser solidarios, la respuesta es evidente: todos y cada uno, de la mejor manera que pueda.
De ahí que la idea necesite matices. Además de su carácter temporal y de su implantación progresiva, de tal manera que aporte más quien más tiene, hay que evaluar con precisión su impacto sobre la actividad y el empleo. Los sindicatos apoyan siempre sus demandas de subidas salariales en el hecho cierto de que cuanto más dinero reciban los bolsillos de los trabajadores, más consumo habrá y, en consecuencia, mayor actividad y más empleo. Correcto. ¿Pero no sucede lo mismo aguas arriba? ¿No sucede que cuanto más dinero tengan las rentas medias y altas más se ahorrará y más inversiones se acometerán?
Por otra parte, si hablamos en serio de recaudar, es imprescindible hablar del IRPF y hacerlo de manera progresiva, pero desde los tramos modestos en adelante. También del IVA. Y como variante de éste, se pueden incluir a los impuestos especiales. El grueso de lo demás, los famosos impuestos a los ricos, producen mucha satisfacción al respetable y dan cobertura ideológica, pero aportan poca chicha a la recaudación.
Luego está el Impuesto sobre Sociedades, que hay que tomarlo con mucha cautela. Primero porque venimos de un año 2019 que ha sido malo. Se calcula que los beneficios del Ibex-35 han caído el 35,7% frente a 2018 y no hay que ser un águila para prever que este año será muchísimo peor. Se podría estudiar un tratamiento diferente para aquellos impuestos que se repartan en forma de dividendos para diferenciarlos de aquellos que se empleen en aumentar capacidad y crear empleo. Aunque soy consciente de que eso sonará hoy a música celestial en muchas empresas. Pero no podemos ni debemos olvidar que el principal objetivo en esta nueva etapa es el empleo.Sostener el que tenemos y crear el que necesitamos. Y a eso se debe subordinar todo lo demás. Menos ideología y más eficacia. ¿Y algún ahorro en la Administración? De eso no hablamos, ¿no?