Increíble

Juan Carlos Girauta, ABC, 21/9/12

Hasta ayer mismo, el análisis de situación del PPC había sido el correcto, jugaba en posición de ventaja estratégica, y lo mejor de todo es que Artur Mas creía que esas bazas las poseía él

El PP no quiere elecciones anticipadas en Cataluña porque significarían «el fracaso de esta legislatura» y porque «no es el momento de aventuras ni de incertidumbres políticas». Son palabras de Sánchez Camacho. Yo creía que la legislatura ya había fracasado, que CiU ya nos había metido en una indeseada aventura, que la incertidumbre ya nos presidía. También creía haber oído a doña Alicia, en la radio, instar a Artur Mas a que convocara elecciones anticipadas. Comunicando, eso sí, con toda claridad, que su programa se llama independencia. Debo estar equivocado.

Así que el problema no es que Convergència se haya vuelto secesionista, que considere la Constitución un obstáculo o una asfixia, que haya dividido a los catalanes del modo en que nadie había osado hacerlo. El problema es que las elecciones anticipadas generan incertidumbre. Esta formidable novedad conduce a consecuencias lógicas no menos formidables. La más interesante es que el PP va a aprobar los presupuestos del gobierno separatista catalán. No puede ser de otro modo: nadie se esfuerza en preservar un gobierno para hacerlo inviable acto seguido.

Hasta ayer mismo, el análisis de situación del PPC había sido el correcto, jugaba en posición de ventaja estratégica, y lo mejor de todo es que Artur Mas creía que esas bazas las poseía él. Los nacionalistas habían roto la baraja, tomado carrerilla y corrido hacia los muros de la Moncloa como quien se lanza a derribar un decorado de cartón. Creían que el edificio constitucional se iba a adaptar a sus necesidades por las buenas o por las malas, que la Ley Suprema era la contorsionista del Price, que lograrían su concierto económico en el peor momento de la crisis, que les darían la luz verde para impulsar sus «estructuras de Estado».

De no lograrlo, se encaminarían a la independencia, irían creando el nuevo Estado por la vía de hecho, sin amparo legal. Sólo había que decirles: convoquen elecciones ya, y acudan con un programa de una sola palabra: IN-DE-PEN-DEN-CIA. Pues no. Ahora resulta que hay una opción mejor: aprobarles los presupuestos. Ah.

Juan Carlos Girauta, ABC, 21/9/12