IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • Ante la tragedia afgana toca defender los derechos humanos sin género que valga

Hay algo peor que no pronunciarse contra la injusticia o la barbarie y es hacerlo a destiempo, cuando tu condena resulta ridícula al lado de una injusticia o una barbarie colosalmente mayor a la que tú te has decidido a denunciar tardíamente. Está el mundo conmocionado por la escabechina que han perpetrado los yihadistas en Kabul y va Irene Montero y se pone a hablar de la mujer afgana, los homosexuales, los bisexuales y los transexuales, cuya protección debe priorizarse sobre cualquier otro colectivo u objetivo nacional e internacionalmente. ¿Qué ha querido decir Irene Montero con esa cantinela aprendida y vacua que contradice la igualdad que da nombre a su ministerio? ¿Quiere decir que a los varones se les puede asesinar tranquilamente y más si son heterosexuales? ¿No entiende Irene Montero la gravedad de lo que está ocurriendo en Afganistán y que ahí no va a quedar ni el apuntador? ¿Lo entiende y le importa una higa con tal de soltar su telematraca banal y extemporánea?

Ha habido otros momentos para preocuparse de la mujer afgana. Ha habido muchos momentos y no sólo para acordarse de la mujer que vive en esa desdichada región del planeta sino en todos los países islámicos. Han tenido Irene Montero y su partido infinidad de ocasiones para defender a las personas LGTBI en esos mismos países en los que éstas son consideradas delincuentes y en los que se les llega a castigar con la pena de muerte. Han tenido Irene Montero y toda la izquierda innumerables ocasiones para levantar la voz contra el islamismo radical y también contra el ‘moderado’ que hace desaparecer a las niñas en los colegios e impide a la mujer estudiar, trabajar, vestir como quiere o elegir la pareja que le apetece en la misma España de la Ley de Violencia de Género. Para defender esa causa, ante la que la izquierda calla estruendosamente, no había que esperar a la tragedia afgana. Ante esa tragedia lo que toca es defender los derechos humanos sin sexo ni género que valga.