Jean Chalvidant publica el primer libro francés sobre ETA

Han tenido que pasar décadas para que apareciese en Francia una historia completa de ETA, cargada de datos sobre la banda terrorista. Un libro importante que merece edición española.

Elsemanaldigital.com ha hablado con su autor. Y en un perfecto y natural castellano. Jean Chalvidant ama y viaja a España desde que era pequeño. Nos lo transmite enseguida, añadiendo sentidos elogios al populoso y castizo centro de Madrid donde nos hemos dado cita.

En la mano, ETA. L´enquête [ETA. La investigación], un volumen de 426 páginas que publicó en noviembre pasado la editorial Cheminements. Aunque parezca mentira, es el primer libro que se publica en el país vecino sobre la banda terrorista. «Cuando concluí mi investigación», confiesa, «me di cuenta de que había trabajado, entre otros materiales, sobre unos sesenta títulos en español, inglés… Ninguno en francés».

Comentamos si esta obra podrá añadirle algo al lector español. Creo que sí. Es el trabajo de diez años de un historiador acreditado, miembro del departamento de investigación sobre Amenazas Criminales Contemporáneas del Instituto de Criminología de la Universidad de París II. Constituye una visión externa –no extraña ni ajena– del problema que genera en España el terrorismo. Y como está pensado para otro público, sintetiza, juzga con claridad conceptual, y resume las cosas muy bien, con lo cual ayuda a aclarar ideas a quienes, circulando entre los árboles de la cotidianeidad de ETA, podemos perder de vista el bosque. No dudamos que encontrará pronto un editor en castellano.

La obra incluye una historia de la banda, el currículum delictivo de 150 etarras, y unos anexos con los nombres de sus 856 víctimas, de los 227 criminales muertos por fallos en sus atentados o disparos de las fuerzas de seguridad, de los 84 secuestrados, y una lista completa del centenar de candidatos de Herri Batasuna vinculados con ETA. Un archivo documental utilísimo.

Los silencios de Francia

Nuestras primeras preguntas giran en torno al cambio de actitud francesa hacia el terrorismo. En la displicencia de la era Giscard y de los primeros años de Mitterrand, Chalvidant no aprecia tanto intenciones torcidas, como ignorancia: «En Francia existe un desconocimiento total sobre ETA. Como no actúa en nuestro país, la gente no ha entrado en ello. Sólo la reciente detención de Ibon Fernández Iradi, alias Susper, gozó de una cierta repercusión».

¿Pudo entonces influir la actuación de los GAL al otro lado de los Pirineos para que los gobiernos galos salieran de su pasividad? «No. Ni un 1% de los franceses sabe que haya existido algo llamado GAL. La colaboración comenzó cuando Felipe González consiguió convencer a François Mitterrand de la necesidad de hacerlo. Y es que la tradición de los militantes socialistas en uno y otro país era diferente. Los españoles se tropezaron en la cárcel con los etarras, y sabían el peligro que encerraban. Sin embargo, sus compañeros socialistas franceses tenían la idea de unos resistentes al estilo de la Segunda Guerra Mundial. Hubo que cambiar esa mentalidad».

Y así han llegado los felices tiempos para España del idilio con Nicolas Sarkozy, galardonado con nuestra máxima condecoración civil, la Real Orden de Carlos III. «Sarkozy es un profesional, un auténtico profesional. Es un político de larga trayectoria que parece haber nacido para ser ministro del Interior». Preguntamos a Chalvidant sobre sus posibilidades presidenciales (no sabíamos, en el momento de nuestra conversación, de la sentencia contra Alain Juppé, que las refuerza): «Las tiene. No hay líderes en el Partido Socialista Francés. Y Sarkozy es muy popular. Para él, los peligros reales son la violencia y la delincuencia, y ETA es parte de ambas. Por eso su colaboración es tan entusiasta».

Nuestro autor dedica unas palabras encomiásticas a Jaime Mayor Oreja. «Él vio bien las cosas, es vasco y conoce aquella realidad. Se dio cuenta de que la raíz de todo residía en la kale borroka, que era la cantera de ETA. Así que se dedicaron a vigilar, filmar, infiltrar los grupos de terrorismo callejero. Cuando esos cachorros pasaban a la estructura organizativa ETA, ya estaban fichados, y se facilitaba su persecución y detención. Mayor dio una gran prueba de profesionalismo».

El problema en el País Vasco francés

Cruzamos la frontera: «Iparretarrak está totalmente muerta. Si vas al País Vasco francés, verás que allí no se ve nada. Ni ikurriñas, ni pancartas. No está politizado en absoluto. El nacionalismo vasco apenas supone el 5% de votos… por ahora. Porque una de las razones de la colaboración del Gobierno francés con el español es el temor a que, si el intento no le sale bien a ETA en España, se intente algo similar en nuestro país».

Le preguntamos por qué esa diferencia, si el PNV pretende que «Euzkadi» constituye una nación dividida en varios Estados. «Nunca he visto seres humanos tan distintos como un vasco francés y un vasco español. Quizá los apellidos coincidan, y hasta –algunos– hablen el euskera, pero no tienen una visión común de futuro. Ése es uno de los dramas de ETA: que no puede realizar su sueño ni en Navarra ni en el País Vasco francés, suscita en ambos un rechazo mayoritario. Es algo utópico».

Con todo, nos hace una observación que conviene meditar: «La historia dice que cuando un país ha querido ser independiente, siempre lo ha conseguido», y cita Argelia, Pakistán, Bangladesh… Claro, que no es lo mismo un país que una porción no mayoritaria de un país. Quizá por eso nos confirma: «Hoy por hoy veo bastante mal ese proyecto». Y otra advertencia para las indignadas charlas de café de tantos ciudadanos hartos: «Un hecho podría abrirle la puerta. Que los españoles se cansen de asesinatos y tiren la toalla».

Córcega

En un gesto de irresponsabilidad, fue lo que llegó a plantear el ex primer ministro Raymond Barre respecto a Córcega: «¿No quieren la independencia? Pues que la tengan», espetó.

Aparece el asunto corso, que Jean Chalvidant domina porque es de allí. No ve muchas similitudes. «El independentismo agrupa en torno a un 12% de la población», por eso ha perdido el reciente y extraño referéndum de autonomía, para sorpresa general. «Por otro lado, el miembro de ETA mata por sus ideas, tiene una vida en cierto modo austera. Los terroristas corsos son más bien una mafia que un grupo independentista». Hay semejanzas, como los pueblos de apenas unas docenas de habitantes, donde conviven asesinos y víctimas.

ETA, sin futuro alguno… salvo el plan Ibarretxe

Cuando le preguntamos por el porvenir que augura a la banda, es lacónico: «No sé». Eso sí, al entrar en detalle, las cosas pintan bastos para los asesinos: «Las cifras de miembros de ETA varían según qué se considere ser miembro: gente en activo, o gente dispuesta a actuar. Yo creo que hay un núcleo duro de unos 200 ó 250 terroristas. ¿Cuál es su futuro? ¿Qué puede esperar una organización que, cincuenta años después de su nacimiento, sólo coordina a dos centenares de personas y no ha conseguido ninguno de sus objetivos? No tiene un jefe que pudiese ejercer como interlocutor político. ¿Quién podría serlo? Quizá sólo Josu Ternera«.

Justo entonces aparece una nueva variable: el plan Ibarretxe. «Es preocupante», confiesa: «Supone un giro hacia las tesis de ETA. Da miedo pensar que un partido democristiano se está convirtiendo casi en el brazo político de ETA». Y remata con la incógnita de cuál será la reacción del pueblo vasco ante este plan.

Habrá futuros libros

Nos augura el autor que habrá nuevos libros, porque él seguirá estudiando el tema. Todas las semanas pronuncia varias conferencias sobre el terrorismo etarra, o el GRAPO, o los grupos iberoamericanos, dentro de la diplomatura de Criminología de la Universidad de París II. Y quizá comience a preparar algo sobre el terrorismo corso.

Nos despedimos tras una hora de charla franca y cordial. Venía precedida por la lectura de su excelente libro. Dos formas distintas de aproximarse más y mejor a la cuestión, de la mano de un experto con cosas que aportar para entenderlo y solucionarlo. Y que ha roto el muro del silencio editorial galo. Merci bien!