Félix Madero-Vozpópuli

Va de presos. Quieren que los presos condenados por sedición y malversación por el Supremo consigan el tercer grado ya mismo

«No basta con contar la verdad. También hay que destruir las mentiras», Javier Cercas

La escena sucede en el paseo marítimo de Jávea. Vamos buscando una terraza en la que tomar una cerveza, y digo buscando porque uno de nosotros sólo se detiene allí donde ve un toldo o una sombrilla en la que ponga “Mahou”. Por fin la encontramos. La terraza está llena de madrileños y valencianos, y al final de la misma una pareja joven se nos aparece tumbados en el suelo, pero sentados. Quizá cueste explicarme. Estaban sentados, pero no verticales, horizontales, en el suelo. Hablando de sus cosas, como si no pasara nada, como si el mundo por un momento se lo hubieran puesto al revés.

Entonces alguien se acerca y les pregunta,

– ¿Os pasa algo?

– Nada responde el joven.

– ¿Pero es qué así…Tomar el aperitivo así no es normal…

– Ya, por eso estamos normalizando la horizontalidad. Estamos sentados horizontalmente…

Entonces aparece la dueña,

-Ni horizontalidad ni leches, ahora mismo llamo a la Policía a ver si os ponen verticales en un segundo…

El chico y la chica tenían una pinta, digamos, que normal. Vestidos correctamente, aseados y para nada mal educados. Sólo que reivindicaban la horizontalidad a la hora de estar sentados tomado el aperitivo. No puedo asegurar si antes de la cerveza habían tomado algo que les sentó mal, porque de allí nos fuimos pronto, justo cuando notamos que aquello empezaba a parecer una función callejera y la gente sacaba a pares los móviles para inmortalizar tan singular evento.

Sé que la historia es absurda e intranscendente, pero entra en mi memoria de una manera tan clara que creo que sólo saldrá de ahí si soy capaz de contarla, que es lo que estoy haciendo. De contarla cuando encuentro en ella la gran metáfora del momento que estamos viviendo. ¿Es esto que les traigo más o menos irracional que la tercera tanda de negociaciones entre un partido que tiene previsto gobernar España con un partido que quiere romperla? ¿No les parece esta forma de gobernar en horizontal, o sea, tirados en el suelo, más irracional que la pareja de Jávea?

Hoy se reúnen socialistas y separatistas de ERC para cerrar el acuerdo que facilite la investidura de Pedro Sánchez. Los de Junqueras no tiene prisa, las brevas caen maduras de los árboles sin ningún esfuerzo. Los socialistas saben que cada día que pase sin una fecha las dificultades aumentan, sobre todo ahora que en Podemos aparece una versión a lo Bárcenas de sobresueldos y extraños movimientos a la hora contar los votos de la ingenua masa de inscritos e inscritas.

De nuevo los negociadores del PSOE como la pareja de Jávea, en el suelo, en horizontal y tragando argumentos infumables

Encima de la mesa los de ERC han puesto una condición con más o menos urgencia. Ahora que ya tenemos claro que Lastra y Ábalos han tragado con eso de que en Cataluña hay un conflicto político. ERC soñaba con tener en algún momento el papel que tuvo CiU. Ya lo tienen, pero no saben qué hacer. O sí, la pasta para Cataluña después de la investidura.

-No vamos a hacer de Pujol. Si la solución fueran más recursos, más dinero, la negociación estaría resuelta, nos dicen.

Va de presos. Quieren que los presos condenados por sedición y malversación por el Supremo consigan el tercer grado ya mismo. Y para eso el Gobierno tiene que atar en corto a la Fiscalía. ¿Lo ven? De nuevo los negociadores del PSOE como la pareja de Jávea, en el suelo, en horizontal y tragando argumentos infumables. ¿Y qué más da? Sánchez, presidente, aunque haya que normalizar la humillante horizontalidad para negociar.

Todos estamos viendo cómo negocian y se reparten España tres partidos, dos venidos a menos -PSOE y Podemos-, y ERC, al que una ley electoral vieja y desequilibrada le da un peso en Madrid que la lógica no puede entender, 13 escaños por 869.934 votos. Pero mejor no lamentarse por lo que no tendrá ya solución, que peor es lo del PNV, que con 377.423 votos tiene siete escaños. Siete, oigan. Pero ya digo, no lloremos por la leche derramada, expresión que tantas veces usa Ansón para ahorrarse explicaciones.

Arranca la ronda del Rey

Hoy, mientras el Rey empieza a escuchar a los 19 representantes de partidos presentes en el Congreso, Rufián estará diciendo a los del PSOE que sin una solución para sus presos no habrá una investidura. Lastra pondrá cara de circunstancia. Ábalos se rasgará las vestiduras. Es pura pose, ya lo verán. Pronto el Govern deberá pronunciarse sobre el régimen penitenciario de los nueve condenados. ERC quiere el régimen abierto, pero que todo tenga apariencia de legalidad, y para eso el Gobierno tiene que “tocar” a la Fiscalía, que en el juicio se mostró crítica y exigente con los procesados. Da igual. Baste recordar que la sentencia del Supremo obvió la petición de la Fiscalía para aplicar el artículo 36.2 del Código Penal, algo que haría imposible el tercer grado si no se ha cumplido la mitad de la pena. Esperen lo peor. Ya lo ven, ¿están o no normalizando una forma de estar sentados en el suelo y en horizontal?

Al final la pareja que me inspira este rato que comparto con ustedes mantiene una lógica bastante más sensata que la normalización política horizontal y desde el suelo que el PSOE nos quiere hacer tragar. Lo pensaba y lo pienso. Sólo me faltó en el puente pasado la actuación estelar de Miquel Iceta, y llegó. Ese bailarín de la política con más trampas en el bolsillo que una peli barata del oeste es una sorpresa cada vez que abre la boca.

-Oiga señor Iceta, ¿cuántas naciones hay España?

-En España hay ocho naciones, nueve si sumamos Navarra. Las he contado, afirma.

¿Lo ven? Y yo que pensaba que lo de la pareja tirada en el suelo en aquella terraza era un disparate. Sucede que suele llegar alguien que hace bueno al anterior. En España siempre. Y ojo, que en estos tiempos que llaman líquidos Iceta iba para presidente de un Senado con ocho naciones fijas y una casi, casi.

El castizo en Madrid suele resolver la charla de esta manera: P´a vernos matao. Pues eso.