Junqueras pide a Mas que se aparte para salvar el ‘procés’

EL MUNDO – 05/01/16

· El líder de ERC abronca a CDC, le exige que agote las negociaciones con la CUP y que ceda para evitar elecciones.
· Se ofrece como hombre de consenso para garantizar la «transversalidad que necesita la independencia de Cataluña».
· Convergència cierra filas con Mas mientras la CUP muestra su fractura con la renuncia de Baños a su acta de diputado.

Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana, salió ayer de un letargo de meses. Lo hizo para invitar por primera vez a Artur Mas a que renuncie a la Presidencia de la Generalitat, después de que la CUP descartara el domingo votar su investidura. Como Mas ya ha dejado claro que no piensa apartarse, el conflicto entre los dos cabecillas del independentismo está servido.

Junqueras apremió a agotar los plazos de negociación para evitar la repetición de las elecciones, que dejaría al procés muy maltrecho, y a la vez para colocar a ERC en la línea de salida para esos comicios de marzo, que siguen pareciendo inevitables.

Junqueras hizo ayer lo que la CUP lleva semanas pidiéndole. La escenografía de su paso al frente fue muy llamativa: el líder de Esquerra abroncó sin miramientos tanto a Convergència como a la CUP por haber renunciado a seguir negociando pese a que aún quedan cinco días para que se convoquen automáticamente nuevas elecciones.

El presidente de ERC puso el broche a la presión de otros importantes dirigentes de su partido. La decisión de la CUP ha provocado que, cada vez de forma menos velada, se alcen voces entre los republicanos que piden que Mas se haga a un lado. «Si Mas cede la Presidencia a un miembro de su partido, hacemos Govern y el procés sale adelante», afirmó ayer Joan Tardà, diputado electo en el Congreso. «Yo siempre estoy de acuerdo con él», apuntilló Junqueras.

El guión del líder de ERC estaba claro. «El mandato del 27-S es llegar a la independencia. No nos levantemos de la mesa, aprovechemos todos los minutos para intentarlo», dijo buscando la equidistancia tanto con Convergència como con la CUP. «No hay ninguna garantía de que en marzo el escenario sea más gobernable, pedimos responsabilidad a todos», añadió, cuidando mucho el lenguaje y ofreciéndose para defender «la transversalidad que necesita la independencia de Cataluña».

Fuentes de Esquerra sostenían ayer que aceptarían a «quien sea» como presidente con tal de desencallar la situación, y afirmaban que aún hay tiempo material para la investidura. Además del propio Junqueras, se han barajado los nombres de la vicepresidenta en funciones, Neus Munté, y de Raül Romeva, que de manera significativa acudió ayer a la reunión de la Ejecutiva del partido pese a que no es militante.

El principal destinatario del mensaje de Junqueras era sin duda Mas. El president en funciones, muy tocado tras el portazo de la CUP, se enrocó ayer. «Tengo ganas de plantar cara a Madrid, que siempre ha intentado que este país no salga adelante, y también a algunos de aquí, que ponen las cosas demasiado difíciles», dijo antes de entrar a la reunión de la Ejecutiva de Convergència.

Se trataba de un aviso a navegantes que la dirección de su partido entendió a la perfección. En una comparecencia ya claramente preelectoral, el coordinador general del partido, Josep Rull, insistió en que para ellos Mas es irrenunciable.

El número dos de Convergència cargó duramente contra la CUP, por su «falta de madurez», por su «pasividad» durante las negociaciones, y por «haberse convertido en la gran aliada de los poderes fácticos del Estado en su objetivo de echar a Mas».

«Cuando el socialismo o la revolución es más importante que la independencia, quien acaba decidiendo es Madrid», resumió Rull.

Antes de que Junqueras lanzara su dramático alegato, el dirigente de Convergència ya daba por hecho que habrá elecciones en marzo. «No modificaremos nuestra voluntad de investir a Artur Mas. La pelota, después de haber negociado a fondo, continúa en manos de la CUP, y si no la tendrán los ciudadanos de Cataluña», dijo. En la reunión de Convergència tomaron la palabra hasta 25 dirigentes; todos, «por unanimidad», apoyaron la continuidad del actual president.

Pese a que dio el adelanto por seguro, Rull se negó a concretar si Mas será candidato en esas elecciones: el presidente en funciones lo explicará hoy en una rueda de prensa, en la que también deberá reaccionar al órdago que le lanzó a última hora de ayer Junqueras.

Tampoco está claro si se reeditará Junts pel Sí en esos comicios, aunque Rull ya adelantó que Convergència trabajará para que así sea porque fue «una herramienta ganadora». No parece que vaya a encontrar muchos aliados en ERC: Junqueras ya dijo que la coalición fue una mala idea porque supuso que, por primera vez, la suma de convergentes y republicanos no lograra la mayoría absoluta.

Para Convergència, «el problema es cómo se garantiza el éxito del proceso soberanista». Según ellos, si Mas renuncia, «el mensaje que se da es que quien lidera este proceso es la CUP, que tiene 10 diputados: la expresión más radicalizada y menos minoritaria cogería las riendas», creen en el partido.

Para Rull, las elecciones de marzo «serán una segunda vuelta» de las de septiembre, «porque hace falta una distribución de escaños que haga posible que la mayoría independentista sea operativa».

Pero tanto ERC como la CUP demostraron ayer que están dispuestos a alargar un poco más, al menos hasta el domingo –cuando vence el plazo para encontrar candidato a president–, la agonía convergente. Diputadas antisistema como Anna Gabriel y Eulàlia Reguant insistieron en que una renuncia de Mas en favor de otro aspirante garantizaría la investidura y el inicio de la legislatura.

Mientras tanto, el procés sigue dejando cadáveres políticos por el camino. Si el giro independentista de Mas y la presión de sus terminales mediáticas ya provocó la ruptura de CiU y grandes tensiones en el PSC e ICV, ayer la onda expansiva golpeó de lleno a la CUP. Antonio Baños, número uno en las últimas elecciones, renunció a su acta de diputado. Partidario de investir a Mas, no quiere defender la decisión de su partido.

EL MUNDO – 05/01/16