El Govern aspira a que la ciudadanía catalana se rebele para respaldar la convocatoria del referéndum ilegal del 1 de octubre y proteger el patrimonio de los consellers dispuestos a acompañar a Carles Puigdemont en su colisión frontal con el Estado.
Oriol Junqueras recurrió ayer a la esfera personal para tratar de implicar a la ciudadanía catalana en la causa que ha llevado al presidente de la Generalitat a purgar a los miembros de su Gabinete que no aceptaban poner en peligro sus bienes y su carrera política para celebrar una consulta de autodeterminación unilateral sin el permiso del Gobierno.
«¿Vendrán unos señores a mi casa y cogerán a mis hijos y los echarán de casa?», se preguntó el vicepresidente del Govern para después añadir: «¿Y usted cree que la sociedad catalana del siglo XXI permitirá que cojan a mis hijos, que tienen cuatro y dos años, y los echen a la calle?».
El instigador de la crisis de Gobierno que Puigdemont ejecutó la pasada semana pidió a los catalanes «no normalizar la idea de que la respuesta a la convocatoria de un referéndum tiene que ser la represión y la amenaza, por ejemplo, cuando alguien insinúa que perseguirán nuestro patrimonio».
«No habría ninguna garantía de que después quisieran hacer lo mismo con el resto de los ciudadanos. Todo el mundo debería indignarse», advirtió el líder de ERC para culminar su arenga.
El republicano apuntó también que su partido «siempre ha sido solidario» con sus cargos públicos al ser preguntado sobre la posibilidad de que ERC cree una «caja de resistencia» para pagar las eventuales multas y sanciones contra los dirigentes políticos que decidan desafiar a la Justicia para organizar la consulta independentista.
También el PDeCAT contribuyó a alimentar el clima de tensión que el Govern pretende continuar incrementando hasta el 1 de octubre y que, un año más, tendrá como cúspide la Diada. La coordinadora general de los neoconvergentes, Marta Pascal, aseguró ayer que «todos los soldados del Partido Demócrata están a disposición de hacer lo que haga falta» para que el referéndum se acabe celebrando en la fecha prevista.
La bélica aserción de Pascal casa con la nueva configuración de un Govern ya íntegramente compuesto por consellers designados con un único objetivo: consumar el proceso independentista catalán ideado por Junts pel Sí y la CUP sin tener en cuenta las advertencias de la Justicia.