IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
- Si el capitalismo de amigotes es un cáncer peligroso, el capitalismo de afinidades políticas es una actitud suicida
Luego volvió la ortodoxia y ha aguantado con no pocos sobresaltos hasta la llegada de la pandemia, que ha provocado su explosión descontrolada. Europa se olvida de las exigencias de austeridad y control de déficits y deuda, al menos en 2020 y 2021. Puede que también se vea obligada a hacerlo en 2022. Pero llegará el 23 y habrá que presentar un plan de consolidación. No quiero ni pensar lo que sucederá entonces, cuando nos obliguen a reducir dos o tres puntos de deuda sobre PIB cada año. Los ajustes en los gastos y las subidas de impuestos serán tan grandes que derribarán gobiernos y soliviantarán a los ciudadanos.
Mientras tanto, además de no tener corsés, parece que vamos a tener ayudas. Unas ayudas que llegarán tras cumplir algunos compromisos previos a su aprobación y otros anteriores a su liquidación. Para que eso suceda hay que adoptar criterios objetivos y actuaciones transparentes. Justo lo que no estamos haciendo. El caso de Plus Ultra, y en menor medida algún otro como Air Europa, son el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer y de lo que pone en peligro la llegada de las ayudas europeas. Ayer mismo, Villar Mir pidió 300 millones. ¿No va a pedir algo usted? La discrecionalidad es peligrosa y la oscuridad es letal. Si el capitalismo de amigotes es un cáncer peligroso, el capitalismo de afinidades políticas es una actitud suicida. España va a recibir dinero y para ello tendrá que asumir comportamientos. ¿Cuáles? Pues justo los contrarios a los actuales.