La abdicación de Susana Díaz

EL MUNDO 11/06/14

· La presidenta de la Junta decide no presentarse porque algunos andaluces le dicen: «Primero arregla esto»
· Malestar de los barones que respaldaron su candidatura y de los ex presidentes Felipe González y Zapatero·
· Madina, que ayer se declaró republicano y tiene el apoyo de Rubalcaba, aparece de nuevo como figura emergente

Susana Díaz, la mujer con más poder en el PSOE, a la que gran parte del partido había pedido públicamente que liderara el relevo en la Secretaría General en el peor momento de la historia reciente del socialismo español, optó ayer por dar un paso atrás.

Díaz abandona ante la evidencia de que no iba a ser líder del PSOE por aclamación. No ha conseguido que su adversario, Eduardo Madina, se retire. Por eso, y ante los riesgos de una batalla que podría dañar su propia imagen, tira la toalla con un único argumento: su prioridad es Andalucía.

Eran las 8.00 de la mañana de ayer cuando saltó la noticia. Las personas más próximas a Susana Díaz, así como alguno de los barones y dirigentes nacionales que la habían apoyado, empezaron a confirmar que la dirigente andaluza tiraba la toalla. No se presentará a la consulta abierta a los militantes para liderar el PSOE, convocada para el próximo 13 de julio. Y a las 8.30 en la cadena Ser, Susana Díaz dio sus razones.

La secretaria general del PSOE andaluz y presidenta de la Junta anunció que su retirada obedece a su intención de dar «estabilidad política» a Andalucía. Y para apoyar «desde aquí» al partido en el conjunto de España. «Como mejor ayudo en estos momentos al PSOE es haciendo las cosas bien en Andalucía y demostrando que se pueden hacer de otra manera», aseguró en la entrevista.

Díaz explicó que ha optado por no aspirar a liderar el PSOE, tras haber «consultado con mucha gente y hablado con muchos compañeros». Desveló que los andaluces en la calle le dicen: «Primero arregla esto». Y anunció que agotará la legislatura y concurrirá a las próximas elecciones autonómicas para ganar por mayoría absoluta. Con ello descartó, implícitamente, que se vaya a presentar a las primarias abiertas del PSOE para elegir al próximo candidato a la Presidencia del Gobierno de España.

Según Díaz, la mejor manera de contribuir «a Andalucía, a España y al prestigio de la política es cumpliendo» su palabra. La presidenta detalló que en su decisión ha valorado que «Andalucía es muy importante para España» y tiene que «darle estabilidad política a la comunidad autónoma más poblada de este país, en un momento difícil».

La presidenta no excluyó la autocrítica en sus palabras. Según denunció, los socialistas llevan «varias semanas» mirándose «el ombligo» y hablando de ellos, no «de lo que le preocupa a la gente», avisó la líder andaluza, que se declaró miembro de «una casta de fontaneros», en alusión al trabajo de su padre y a las críticas del líder de Podemos, Pablo Iglesias, a la «casta» política.

Lo que Díaz no dijo ayer en público lo explican en privado sus personas más próximas: «No se han dado las condiciones previas pactadas con Rubalcaba».

Según fuentes de su entorno, la renuncia de Díaz a optar a la Secretaría General tiene dos responsables: el todavía líder federal del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, y Eduardo Madina, al que el PSOE andaluz corresponsabiliza de la operación para evitar que la baronesa andaluza cumpliera su hoja de ruta y sucediera a Rubalcaba por aclamación.

Bajar a la arena de una competición en un congreso a cara de perro no entraba en sus planes. Arriesgar la estabilidad del partido y del Gobierno en Andalucía requería de una serie de condiciones previas que no se han cumplido.

La principal era que el cónclave se celebrara a la andaluza, es decir, con total unidad. «Si soy necesaria y tengo que asumir esa responsabilidad, me lo pensaré; pero sin capacidad de aglutinar al partido, no», explicaba la presidenta andaluza a su círculo de confianza.

Por ese motivo, desde el sábado por la noche empezó a comunicar a los más allegados que no se presentaría, aunque apuró hasta ayer para comunicarlo, escuchar todas las opiniones y no precipitarse.
«No era el escenario contemplado, el de un congreso comprometido con ella», insisten fuentes del PSOE andaluz, que muestran su malestar con la actuación de Rubalcaba en este proceso, incumpliendo el supuesto plan acordado con Susana Díaz.

En Ferraz, sin embargo, siguen negando ningún pacto con nadie. Ni con Díaz, cuando Rubalcaba anunció la convocatoria de un congreso extraordinario tras la debacle electoral; ni con Eduardo Madina, el miércoles 28 de mayo, cuando el diputado anunció en el Congreso que se presentaría a secretario general con una condición: que se diera voz a todos los militantes para que pudieran votar al próximo líder del PSOE.

A partir de esa propuesta, Rubalcaba comenzó a hablar con los secretarios generales regionales buscando apoyos para llevarla a cabo. Y ahí vino la ruptura definitiva con Díaz y el socialismo andaluz.

Rubalcaba no fue, sin embargo, partidario de este sistema desde un primer momento. Tras la noche del 25 de mayo y reunido con su número dos, Elena Valenciano, y su número tres, Óscar López, Rubalcaba no apostó por esta vía. La vicesecretaria general y ahora eurodiputada se quedó sola defendiendo adelantar las primarias abiertas o, en segundo lugar, hacer un congreso abierto a todos los militantes.

La fórmula no gustó en el PSOE-A desde el primer momento. Desde la dirección andaluza destacan que el «valor» que querían primar era la «unidad del partido», una circunstancia que hoy consideran imposible. Por eso ayer anunciaron neutralidad en el proceso: «No hay ningún candidato que aglutine, por eso no va a haber una posición formal. No vamos a jugar a la división», explican.

En este sentido, descartan cualquier maniobra que pudiera pasar por el PSOE vasco después de que Susana Díaz almorzara ayer en el Palacio de San Telmo con Patxi López. Se trató de una cita programada hace tiempo y la presidenta no quiso cancelarla a pesar del terremoto que supuso su renuncia a la carrera por dirigir el partido.

Díaz dejó así el terreno libre para que el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Eduardo Madina, que ahora es el claro favorito, o el diputado madrileño Pedro Sánchez se presenten y ganen. El PSOE-A desconfía de los dos.
«Madina es el fruto de esta dirección federal», aseguran. «Se le ha hecho un traje a medida. Lleva ocho años en la Ejecutiva. Es el fruto de esta dirección federal. Y después de los resultados logrados por esta dirección y cómo ha gestionado el partido esta dirección, no nos da confianza», señala un dirigente regional. Esa desconfianza sobre la figura de Madina se sustenta en que «no se le conoce discurso, ni intervenciones ni gestión» en cargos de gobierno como ayuntamientos o comunidades.

A Pedro Sánchez también le echan en falta esa experiencia, aunque el PSOE-A valora su colaboración con Díaz durante el periodo de reflexión que ha mantenido. «Ha tenido una actitud muy positiva, ha sabido esperar y medir los tiempos, no ha jugado en contra», explican.

Mientras tanto, el PSOE-A seguirá jugando a ser la «columna vertebral» del partido, es decir, Susana Díaz no renuncia un ápice a su poder dentro de Ferraz, que mantendrá con importantes puestos en la nueva dirección federal. En este sentido, el partido en Andalucía quiere «contribuir» a su recuperación nacional en dos ámbitos: manteniendo su unidad y fuerza electoral, y con un Gobierno estable que demuestre una alternativa real de izquierdas a las políticas de Mariano Rajoy.

Por otro lado, en el PSOE-A entienden que Susana Díaz no se ha cerrado las puertas a la política nacional, sino que sólo ha retrasado su irrupción. Consideran que el próximo congreso extraordinario se volverá a cerrar en falso y que, tras varias debacles electorales en municipales, autonómicas y generales, se convocará otro ordinario donde, esta vez sí, podría ser aclamada como secretaria general.