Ultimátum de Mas a Duran: o apoya el plan soberanista o se va

EL MUNDO 11/06/14

La renuncia de Josep Antoni Duran Lleida a la Secretaría General de CiU podría ser cuestión de días, u horas. La cúpula de Convergència redobla su presión sobre el líder de Unió para que o bien apoye sin ambages el proyecto soberanista que encabeza Artur Mas o bien abandone no sólo su cargo como número dos de la federación nacionalista, sino también el de portavoz de CiU en el Congreso.

El último desafío de Duran ha sublevado a las bases y a la dirección de Convergència, que ansían desde hace tiempo un compañero de viaje más comprometido con la consulta independentista del 9 de noviembre.

Las fuentes consultadas en el principal partido de la federación coinciden en que Mas y Duran, que hablaron sobre el futuro del democristiano en las últimas horas, estarían buscando una «salida pactada» y preferiblemente inmediata a la situación, para evitar una imagen pública de tensión entre los socios.

La fecha límite es el 9 de noviembre, cuando pase lo que pase Convergència y Unió deberán encarar su futuro tras 36 años de fructífera relación. Si hay consulta soberanista, Duran se opondrá a la independencia pura y dura que defenderá Mas, y buscará una fórmula intermedia; si, como es más probable, el referéndum no llega a celebrarse por la oposición del Gobierno, el actual líder de Unió no irá en coalición con un partido que defienda la separación en unas hipotéticas elecciones plebiscitarias, ni vería con buenos ojos compartir con Esquerra un Govern de emergencia.

Sin embargo, la concatenación de reuniones de esta semana, el enfado de sus socios con Duran y las declaraciones de los últimos días de pesos pesados convergentes como Josep Rull o Irene Rigau apuntan a una salida inminente del líder de Unió de la Secretaría General de CiU.

La votación de hoy en el Congreso de la Ley de Abdicación del Rey, en la que CiU finalmente se abstendrá y que incluso en Convergència señalan en privado como uno de los motivos de la maniobra de Duran –aunque él lo niega–, abre una semana muy agitada. Mañana tendrá lugar una reunión extraordinaria de la comisión permanente de Convergència para, formalmente, «analizar la decisión de Duran». El sábado se celebrará un Consejo Nacional de Unió y el lunes, una ejecutiva conjunta de la federación nacionalista.

Duran empezó ayer el día tratando de quitar hierro a las informaciones que desde el pasado domingo apuntan a su renuncia a seguir siendo el número dos de la federación. Achacó su malestar principalmente a que se siente «huérfano» en el intento de diálogo que intenta establecer entre el Gobierno central y el catalán, totalmente enfrentados desde que Mas y sus socios decidieron la fecha y las preguntas de la consulta. Y culpó de ello al Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Además, admitió que ha abierto un «periodo de reflexión» sobre su permanencia como secretario general de CiU. Pero también acusó a Rull, el secretario de Organización de CDC y una de las estrellas ascendentes del partido, de quererlo «enterrar políticamente» cuando cuestionó que pudiera mantener su cargo de portavoz en el Congreso si, orgánicamente, deja de ser el número dos de Mas en la federación.

Por la mañana se sucedieron otras reacciones conciliadoras. El habitualmente explosivo portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, se limitó a subrayar el compromiso «inequívoco» de Duran a favor de la consulta del 9-N. Homs, uno de los principales enemigos del líder de Unió en Convergència, admitió además que había hablado con Duran en las últimas horas y que el tono había sido positivo.

También Mas quiso esquivar la polémica. Cuando le preguntaron sobre el asunto, se limitó a afirmar: «Me remito totalmente, al 100%, a lo que ha dicho él».

Pero todo apunta a que en esta ocasión a Duran el órdago no va a salirle gratis. Convergència pretende aprovechar la situación de inestabilidad general que vive la política española para dar una vuelta más de tuerca al proyecto independentista. Y pasa por conseguir que se sitúe al frente de Unió alguien más comprometido con el plan, con casi toda seguridad el actual conseller de Interior, Ramon Espadaler.

El propio Duran abonó ayer esta posibilidad en unas sorprendentes declaraciones al diario francés Le Monde. Admitió que está pensando en dejar de ser secretario general de CiU para «ceder el paso a una persona que se sienta más cómoda con el enfoque sobre el referéndum por la independencia». El rotativo recogía sus palabras en un artículo titulado Los independentistas catalanes quieren sacar partido de la abdicación del Rey Juan Carlos.

Las fuentes consultadas coinciden en que la salida de Duran no significaría necesariamente la ruptura de CiU. De hecho, afirman, una buena parte de los cuadros y los dirigentes del partido están firmemente comprometidos con el proyecto de Artur Mas y Oriol Junqueras.
Mientras tanto, el Gobierno de Rajoy contempla los cambios desde la distancia. Aunque en una primera reacción interpretó que el paso atrás de Duran perjudicaba al proceso soberanista, lo cierto es que el líder de Unió es el único dirigente de peso de CiU que no apuesta por la ruptura total de Cataluña con el resto de España. Rajoy se limitó ayer a expresar su respeto por la decisión que pueda adoptar Duran.