La banda llevará la política penitenciaria a Estrasburgo si no se libera a sus presos

ABC 04/01/14

· El comunicado inicia una «hoja de ruta» que busca una «amnistía a plazos», entre 7 y 10 años

El comunicado farsa difundido por el EPPK el pasado 28 de diciembre constituye el punto de partida de una nueva «hoja de ruta» trazada por ETA para negociar con el Gobierno una amnistía en dosis, que permita en un plazo no superior a siete o diez años el regreso al País Vasco y Navarra de todos sus presos y huidos. El Gobierno ya ha adelantado que la declaración de los asesinos etarras es «papel mojado», así que la banda se plantea llevar a Estrasburgo su denuncia de la política penitenciaria, con la pretensión de que la Corte europea la tumbe, de la misma forma que recientemente liquidó la doctrina Parot.
De debate interno en las cárceles, nada. De reconocimiento sincero del daño causado y acatamiento de la legislación, menos. El comunicado del «colectivo de presos políticos vascos» (EPPK) es una treta que la propia dirección de ETA comenzó a urdir hace al menos diez meses, acuciada por la imperiosa necesidad de solucionar su principal problema, los presos, que le pesan ya como una losa. Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC aseguran que el pasado mes de marzo los jefes del «colectivo» «Anboto», «Antza», Olarra Guridi y Xabier Alegría, endurecieron algunas de las «recomendaciones», referidas a la política penitenciaria, que, aún en formado de borrador, les hizo llegar el Foro Social con vistas a la «resolución del conflicto».

Manipularon el Foro Social
Sin embargo, los cabecillas de ETA, a los que les urge desbloquear el «proceso», instaron a sus presos a dar a sus pronunciamientos un «tono más amable», a fin de captar al mayor número de «agentes vascos e internacionales». Eso sí, sin renunciar en ningún caso al fondo de sus reivindicaciones. Y así, resulta que las recomendaciones definitivas del Foro Social guardan gran parecido con las «exigencias» que plasma el colectivo de presos en su comunicado del 28 de diciembre, aunque en el «tono más amable» que exigía la banda. El Foro recomendaba que «el proceso de reintegración se realice por medio de cauces legales, aceptando que el mismo, siendo integral, se debe desarrollar de forma individualizada, escalonada , y en tiempo prudencial». Pues bien, los presos coinciden en que «nuestro proceso de vuelta a casa» se podría realizar «utilizando cauces legales» y, además, «de manera escalonada, mediante compromisos individuales y en tiempo prudencial».

Próxima estación, Durango
El siguiente acto de esta siniestra puesta en escena lo consituye el acto programado para hoy en Durango, en el que los expresos rubricarán el comunicado, pero al mismo tiempo proclamarán a los cuatro vientos que no renuncian a su pasado, porque la suya fue una «lucha política». La manifestación convocada en Bilbao para el próximo 11 de enero dará continuidad a esta «hoja de ruta» trazada por ETA expresamente para negociar con los los gobiernos de España y Francia una excarcelación escalonada de sus reos. Pero que ya tiene el no del Gobierno. Entre otros motivos, porque por mucho que los presos anuncien que tramitarán su futura excarcelación «mediante compromisos individuales», el hecho de que lo divulguen colectivamente en un comunicado, impuesto además por la dirección de ETA, desbarata la maniobra. Lo que sí refleja la declaración es que la banda admite la firmeza del Estado.
El objetivo de la pretendida negociación técnica con el Gobierno sobre las «consecuencias del conflicto» no sería ya arrancar la tradicional «amnistía ossoa» (amnistía para todos), sino una «amnistía a plazos». Esto es, plantean en una primera fase el reagrupamiento en cárceles del País Vasco y Navarra. Después, la excarcelación escalonada que, según la «hoja de ruta» de los cabecillas etarras, debería comenzar ya con los reclusos enfermos, aquellos que han cumplido tres cuartas partes de la condena y los colaboradores que cumplen penas menos graves. Y así, hasta llegar a la excarcelación de los últimos etarras que, de acuerdo con las pretensiones de ETA, debería llevarse a cabo en un plazo no superior a los siete o diez años. Una «amnistía a plazos», pero con compromisos del Gobierno de que los va a cumplir en tiempo y forma.

El ejemplo de la Parot
Los presos son ahora, para la banda, un auténtico problema. Y el negro horizonte que se cierne sobre 150 de ellos, que deben cumplir una condena efectiva de 40 años, es una losa. ETA ya ha previsto la «hoja de ruta» alternativa consciente de que la emprendida ahora se va a topar con la firmeza del Ejecutivo. Denunciarán ante los tribunales la política penitenciaria y, en concreto, la dispersión, con la excusa de que vulnera derechos humanos. Y así hasta llegar al Tribunal de Estrasburgo, siguiendo la estela que ha dejado la liquidación de la doctrina Parot.